LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉ

CAPÍTULO 20. NIÑA TORPE

Me dieron un par de días incapacidad, Joel como siempre me traía sus cuadernos para que me adelantara, estaba muy pendiente de mi, no me puedo quejar, siempre me trataba como a una princesa, pero cuando estaba enferma, era mucho más atento.

Con lo días regresé al colegio y para mi sorpresa, el maestro Botero había sido despedido, en su lugar, contrataron a una nueva profesora.

La  maestra Karen, una hermosa y esbelta mujer que siempre llevaba sus labios pintados de un rojo intenso y que usaba ropa deportiva súper ajustada, sería quien sustituiría a Botero, esperaba que con ella, todo fuera mucho más fácil.

Entró al aula, sus labios brillaban cono rubí, se presentó y nos saludó      a todos.     

—Tengan todos ustedes muy buenos días, mi nombre es Karen Araque, soy su nueva maestra de educación física, aquí trabajaremos duro, no crean que porque no soy hombre, no les exigiré como se debe.

Empezábamos mal... Esta señora se veía peor que el anterior.

Los chicos de la clase estaban con cara de imbéciles ante semejante monumento.

Aquella    mujer pelirroja de ojos miel era envidiablemente hermosa. Se veía bastante  joven y tendría que soportar a estos adolescentes con desequilibros hormonales propios de la edad.

Volteé mi mirada hacia Joel para ver si formaba  parte del club de fans de la maestra Karen, pero me            llevé una gran sorpresa  al encontrarlo concentrado escribiendo en su cuaderno, como si no hubiera nadie frente a él impartiendo una cátedra.

Sonreí levemente, qué felicidad que no se dejara deslumbrar por ella, me sentí aliviada y regresé mi vista al frente.

La clase pasó muy rápido y por fortuna, no tuvimos que salir al patio, la maestra nos evaluó uno a uno, me sentí mas tranquila cuando me llamó, quería estar al tanto de mi condición de salud para emplear el mejor método para mí.

—Señorita López, ¿por qué accedió a correr sabiendo que no puede?

—Profe, yo soy becada y no puedo darme el lujo de tener una mala nota, el maestro Botero me djo que si no lo hacía perdía la materia.

—Pero tu expediente es claro, debes hacer otro tipo de ejercicios.

—Creo que él no lo leyó, o novle parece delicado, siempre me decía que era una gorda floja.

—Eso está muy mal, peor aún viniendo de un profesor, en fin, voy a estudiar tu caso a ver que podemos hacer, todos los cuerpos deben ejercitarse de alguna manera, pero no todos de la misma forma, encontraré algo adecuado para tí.

—Gracias profe.

—Puede retirarse señorita López.

Yo fui la última en ser entrevistada por la maestra Karen, al terminar no había casi nadie en el salón, no sé en que momento Joel se perdió de mi vista, tenía clase de química y no lo veía en ningún lado, pensé que se había adelantado y salí corriendo como loca, para mala fortuna, tropecé y me pelé las rodillas, tan fuerte fue, que mi pantalón se rompió y sangré.

Me puse de pie intentando recuperar algo de dignidad, me limpié como pude y cojeando llegué al laboratorio, pero Joel no estaba, empecé a creer que andaba en el lugar de siempre fumando y me molesté mucho.