CAPÍTULO 34. DÍA DE CHICAS

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—Bueno señorita, hoy nos vamos de comprar y a ponerte muy bella para mañana.

—Ah si, ¿Qué tienes planeado?

—Ir a un spa, al salón, elegir un hermoso vestido.

Me desagradaba la idea, las compras para la graduación, el "reportaje" cámara en mano que mamá pretendía, encontrarme a compañeras buscando peinados y vestidos a última hora... era una reminiscencia cultural algo así como,  "Cómo ser una mujer joven".

Las adolescentes compiten constantemente para ser la reina. Las reinas del baile son las convencionalmente hermosas, las ricas y las heterosexuales; siempre esperan pasivamente ser pedidas para ir al baile.

¿La fiesta de graduación acaso no es un baile divertido que merecen los estudiantes de mucho empeño? Claro, pero también es un evento donde las niñas interiorizan mensajes culturales perjudiciales. Las que son veneradas en esta noche "que ocurre una sola vez en la vida" envían un mensaje sobre la manera en que se espera que las chicas modernas se comporten y luzcan.

La fiesta de graduación es una boleta de calificaciones cultural acerca de qué tan bien, o no, lo hacen las jovencitas.

Los estereotipos... La rubia de ojos claros con cuerpo hermoso, esa es la que se corona, muchas se matan meses haciendo dietas extremas para lucir perfectas ese día.

La fiesta de graduación está basada en el antiguo baile de los debutantes, donde las jóvenes mujeres eran presentadas ante la sociedad. Las chicas de élite daban formalmente a conocer que estaban listas para salir con alguien, mientras un grupo de pretendientes cuidadosamente seleccionado observaba. Actualmente, la reunión todavía tiene que ver con un grupo de adolescentes con dinero, dónde los que más tienen, gastan mucho para sobresalir y lucir sobre los demás.

Este año, el colegio esperaba que la fiesta de graduación aumentara significativamente la economía para ellos, pues del agua en adelante había que comprar. Esperaban recibir millones... Los niños ricos no escatiman en gastar, pero es un inconveniente para las adolescentes pobres y de clase trabajadora que no tienen tanto modo. Por su parte, los chicos pueden salirse con la suya y alquilar un esmoquin muy económico, para nosotras es más difícil, porque no es solo el vestido, es el conjunto de cosas que le acompañan.

Las chicas despilfarran en vestidos y zapatos costosos, además del bronceado profesional, el pelo y el maquillaje, quieren verse como las participantes de miss universo, o intentan emular un desfile por la alfombra roja de Hollywood. Imitaciones de vestido al estilo de los Oscar.

Las fiestas de graduación hacen que las adolescentes caigan de lleno en el camino de gastar en cosas superficiales. Las preparan para desembolsar una cantidad desproporcionada de dinero en su apariencia.

Las chicas populares deben esperar a ser pedidas para asistir a la fiesta, literalmente se pelean por ellas.

La temporada de "pedidas" inicia prácticamente desde inicios de año, lo que provoca que las chicas vivan meses de ansiosa espera. Tampoco es suficiente con haber sido invitada; ahora, las jóvenes más solicitadas reciben pedidas públicas muy elaboradas, y los pretendientes tienen que hacer la palabra Prom (fiesta de graduación en inglés) con cupcackes o humo, como fue el caso del chico que contrató un avión utilizado para hacer publicidad aérea, solo para que una chica aceptara ser su pareja en el baile.

Por el contrario, aquellas que se atreven a invitar a un chico deben soportar la vergüenza por romper las reglas no escritas. ¿El mensaje? La confianza en ti misma te hace menos atractiva, lección que posiblemente inspire a las chicas cuando sean adultas, cuando se abstengan de pedir aumentos y sean vistas como menos agradables cuando lo hagan.

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉWhere stories live. Discover now