CAPÍTULO 9. ESCOLARIDAD

42 6 7
                                    

Desde que me levanté, sabía que sería un día difícil, Joel quedó de pasar por nosotros en su auto, como siempre, muy puntual acudió a la cita, venía con el abogado.

—Buenos días familia, —Saludó eufórico, —¿Cómo amanecen?

—Bien hijo gracias por preguntar —Respondió papá.

Yo me hice a su lado y mis padres en la parte trasera del carro.

Llegamos mas temprano de lo normal y nos dirigimos a la rectoría, el abogado por el camino les pidió tener calma y no exaltarse, él manejaría todo el asunto.

La secretaria me miro de arriba a abajo con un gesto de asco, me sentí tan mal, todo el mundo estaba pensando lo peor de mi, pero bien merecido lo tenía por no escuchar las advertencias.

—En un momento los atienden, sientense y esperan ahí —exclamó en un tono bastante altivo.

Pasaron un poco mas de 15 minutos cuando la rectora se asomó a la puerta y nos invitó a pasar, ingresamos los cinco.

—Muy buenos días señora rectora, mi nombre es Jorge Torres y soy el abogado de la familia López Luján y del joven Joel Vásquez, mi visita tiene como fin aclarar en inconveniente que se presentó con estos estudiantes y por lo cual usted de forma deliberada, amenazó con la expulsión de la señorita Alexandra sin tener en cuenta su testimonio, sabiendo que en el conducto regular de la institución publicado en el manual de convivencia, se determina el derecho a la defensa.

—Buenos días, —Lo examinó de pies a cabeza con una sola mirada. —Mire señor Torres, en este asunto no hay nada que revisar, la estudiante dio un espectáculo bochornoso, haciendo quedar nuestra institución en ridículo.

—¿Portaba la estudiante el uniforme cuando eso sucedió?

—No.

—¿El acto bochornoso que usted menciona ocurrió en el colegio?

—No.

—¿Ocurrió en horario escolar demostrando una evasión de clases?

—No.

Entiendo, usted está juzgando a una joven por un evento totalmente ajeno a la escolaridad, ¿entiendo bien?

—Señor Torres, mis estudiantes se han distinguido por ser alumnos ejemplares, tanto dentro como fuera de la institución, este comportamiento de ninguna manera es aceptable, todo el pueblo está hablando de esta crónica.

—Entiendo su punto, pero le pregunto, ¿quién escribió la nota del periódico? ¿No son ellos directos responsables de que esta situación saliera a luz? ¿Ha hablado usted con ellos? Claramente, estuvieron allí, e hicieron parte de la reunión, se ha preguntado usted ¿por qué exhibieron de esta manera a esta joven si en el lugar había mas personas en otras condiciones?

No respondió nada.

—Para su información, —prosiguió, —Tengo aquí todo un dictamen medico que demuestra que a la señorita Alexandra la intoxicaron con una sustancia que le hizo perder el control de su cuerpo, con el único fin de ser abusada.

—Pues a eso se exponen yendo a ese tipo de reuniones.

—¿Está usted justificando un intento de abuso?

—Uno debe asumir las consecuencias de sus actos.

—El joven que drogó a la señorita es estudiante de este colegio y hace parte del periódico escolar. En este momento, la policía debe estar llegando a su residencia con una orden de cateo para buscar las drogas.

—¡¿Cómo?!

—Como lo escucha, he interpuesto unos denuncia en contra del joven Manuel y del joven Ezequiel.

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora