CAPÍTULO 42. DESAHOGO

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Alguien debía acompañar el resto de la noche a Ana, decidí quedarme, no quería regresar a casa, Carlos se marchó pero primero me dió su número por si alguna situación se presentaba.

Había un sillón bastante amplio donde me podía acostar y me proporcionaron una cobija.

Ana se quedó dormida de inmediato, imagino que por efecto de tantos medicamentos.

Yo intentaba dormir, pero me daba vueltas la idea de que ese señor era el padre de Joel, ahora me sentía tonta por no seguirlo para que me diera una explicación.

Estaba intranquila, los recuerdos me atormentaban más y más y necesitaba enfrentar a ese señor.

Salí del cuarto a dar una vuelta por ahí con la esperanza de encontrarlo pero a esa hora estaba desierto, fui a la cafetería por un café y salí a la terraza a fumar un cigarro.

A lo lejos vi movimiento de autos lujosos, y bajaban una silla de ruedas, detrás, estaba el, bajé rápido pero ya no estaban, di al menos 5 vueltas por el hospital pero no lo encontré, indagué pero tampoco me dieron razón.

¿Quién estaba en silla de ruedas?

¿Y si era Joel y su padre lo hizo pasar por muerto por vergüenza a que quedara paralítico?

Todo esto me desestabilizaba aun más.

Regresé al cuarto de Ana con la mente llena de teorías una mas loca que la anterior, me recosté en el sofá tratando de dormir, pero amaneció y yo no pegué ojo en toda la noche.

Eran las 8:00 am y Carlos apareció a relevarme.

-Señoritas, espero que descansaran, vengo de hablar con el doctor y Ana saldrá hoy mismo para la casa.

-¡Excelente noticia! -Exclamó Ana, -Estoy sumamente aburrida aquí.

Decidí esperar a que saliera y acompañarla a casa, le informé a mamá y estuvo de acuerdo.

-Carlos, ¿Quién va a cuidar de ella?

-Yo.

-¿Tus padres vienen?

-No han conseguido cono viajar, el clima no lo ha permitido, en todo caso, yo puedo hacerme cargo y si necesito ayuda, sé que puedo contar contigo.

-Claro que cuentas con mi apoyo, Ana es como la hermana que nunca tuve.

Casi a medio día le dieron el alta, no habíamos almorzado, así que antes de irnos a su casa comimos, yo logré terminar mi plato, hace mucho no lo hacía, creo que tanto estrés y tanta pensadera me obligaron a comer bien.

Fue fácil instalarla, pues en el primer piso hay dos habitaciones, le ayude a bajar sus cosas personales de mayor prioridad y la dejamos descansar, los medicamentos le daban sueño.

Mientras tanto nosotros nos instalamos en la sala, Carlos puso una película de acción, que debo decir no me gustan para nada, él lo notó al ver mi mueca de desagrado.

-¿No te gusta la acción?

-No mucho la verdad, pero tampoco me molesta.

-Mmm ya veo, tienes cara de que te gusta el romance.

-Ah, tampoco, -torcí los ojos, -hace mucho no veo una película, la verdad es que casi no veo televisión.

-¿Y entonces qué haces en tus ratos libres?

-Leer o salir a caminar por ahí sin rumbo.

-Entiendo, a veces también salgo sin decir a dónde, aunque aquí aun no encuentro un sitio que me atrape para ir a pensar.

-Aquí hay varios lugares, es cuestión de buscar bien.

-Ahora con esta cuestión de Ana será difícil hacerlo.

-Lo sé, creo que debemos enfocarnos en ayudarle en lo que necesite y facilitarle un poco la vida.

-Si, hay prioridades.

Se levantó de repente y trajo una botella de whiskey.

-Brindemos porque todo salió bien, -dijo mientras servía.

-¿Licor? -pregunté.

-¿No te gusta?

-No es eso, solo que hace tiempo no lo bebo.

-Entiendo.

Como siempre, el primer trago entró con dificultad, el resto ya se sentían suaves.

-Tal vez no sea el momento, pero desde el primer día que te vi, me gustaste, sin embargo, como te dije antes, me gusta mi libertad, de todas maneras, me encantaría que me dieras la oportunidad de ser amigos, solo eso.

-Puede ser, yo tampoco deseo tener amoríos con nadie.

Seguimos bebiendo y el alcohol se iba apoderando de mi; tomé eo control del tv y empecé a pasar canales, me encontré en uno con "mas allá de los sueños" y eso me rompió...

Fue imposible detener el llanto, Carlos me observaba sin saber qué hacer, solo atinó a darme agua.

-Si necesitas llorar házlo, es bueno desahogarse.

-Mi vida se derrumbó, todo por lo que quería salir adelante desapareció. Lo único que me quedaron fueron muchos escombros, y de ahí uno no se puede levantar.

-Siempre he pensado que morir es como despedir en un aeropuerto a alguien que promete nunca más regresar, cambiar de casa, quemar fotografías, matar de forma metafórica a la persona, nos ayude tal vez a olvidar más rápido, a sanar.

-Es que yo jamás me pude despedir, a ciencia cierta, no puedo asegurar que esté muerto como aseguró su padre.

-¿Y entonces? ¿Lo has buscado? Otra cosa, si estuviera con vida, ¿por qué no ha dado señales o ha tratado de contactarte?

-No lo sé, he tratado de averiguarlo pero ese señor me odia, lo último que supe fue que debían operarlo para evitar que quedara paralítico, luego su padre lo llevó a otro lugar, cuando lo volví a ver dijo que Joel había muerto y que lo sepultaron en una ceremonia privada.

-

Estás aferrada a la más mínima esperanza de que este vivo, al no ver su cuerpo, no jas podido asimilar la idea, no has podido hacer tu duelo como ser debe, después de un largo pero sobretodo doloroso proceso, el duelo comienza a pasar, pero en tu caso no es ni será así, hasta que no sepas la verdad.

-Todos esto años he tratado de hacer mi duelo, lo he intentado de la mejor manera posible para desencadenar una buena elaboración del mismo, he buscado la aceptación de la realidad de esa pérdida. He vivido y sufrido el duelo con todo el dolor emocional que eso ocasiona, pero, no lo consigo y eso me está matando.

-Cuando por fin pase, te darás cuenta de muchas cosas, como que eres libre de nuevo y que ahora podrás escribir el libro de tu vida como quieras.

-Necesito saber la verdad para poder descansar y quitarme esta carga de encima.

-Lo sé, quisiera ayudarte pero no sabría cómo, en este momento, solo puedo prestarte mi hombro para que llores y mi pecho para que te refugies.

Me abrazó, su pecho era cálido, pero no era el de Joel, lo extrañaba tanto, ya no tenía mi lugar seguro...

Logré calmarme un poco, fui al baño y me lavé el rostro, al regresar a la sala Carlos había puesto una película de comedia, creo que fue su manera de sacarme un poco de mi crisis.

Seguimos bebiendo mientras me contaba sus aventuras en Europa, algo prepotente, pero se le abona a que buscaba distraerme, lamentablemente, una vez más como hace años, no medí los tragos y... Perdí el sentido.

Despierto con un fuerte dolor de cabeza, desnuda y cubierta apenas por una sábana, miro a mi lado y ahí está... Tuve sexo con él ¡y no recuerdo absolutamente de nada!

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉWhere stories live. Discover now