CAPÍTULO 19. NEGLIGENCIA

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Cómo todas las mañanas Joel llegó por mi, hoy era uno de esos días que odiaba, teníamos clase de educación física, la detestaba y particularmente ese día hacía mucho calor.

Antes de entrar al salón, fui al baño y cuando regresé, ya todos estaban sentados en sus lugares, tuve que desfilar por toda el aula para llegar a mí puesto.

Joel me miró apenas entré a la clase, absolutamente concentrado en mi persona, detallando cuidadosamente cada uno de mis movimientos, con sus brazos flexionados trás su cabeza.

Yo solté un suspiro y me dirigí hasta mi lugar, con tan mala portuna de tropezar, no me caí pero si dejé caer mi maleta al suelo, Joel inmediatamente la alzó y me la pasó.

Sus ojos miel tenían un particular brillo el día de hoy, me encantaba que me mirara así, con ojitos de borrego.

Salimos al patio, en shorts y camiseta, pero vi que Joel no se quería quitar el saco, se me hizo extraño, el maestro Botero insistió y se lo tuvo que quitar... No tenía nada abajo. Sus abdominales bien trabajados quedaron al descubierto, los chicos le envidiaban y las chicas le admiraban y yo solo pensaba en que todo eso era mío.

—¿Por qué no trae su camiseta Vásquez? -cuestionó apuntando con su dedo a Joel

Él me dio una mirada de reojo y se sonrió un poco avergonzado.

—Ha ocurrido un accidente esta mañana, —respondió, —me tiré el desayuno encima y esa era mi única camiseta.

—Pudo traer otra joven.

—Señor, el reglamento es claro con el uso del uniforme, está prohibido traer una prenda diferente, yo no quería romper ninguna regla.

—No quiera pasarse de listo conmigo Vásquez, vístase y por favor de presenta en la dirección.

Joel hizo caso y se dirigió a la oficina, pero muy pronto regresó, la directora no encontró falta alguna en su proceder y aunque el maestro Botero señaló que Joel fue grosero, no tenía cómo sustentar sus acusaciones.


—¿Tan pronto regresaste? —pregunté.

—Sí, no cometí ninguna falta, por tanto no hay castigo, no tienen de acusarme.

—Tienes razón —esbocé una sonrisa y acaricié su cabello —siempre te sales con la tuya.

Me gustaba ver cómo Joel defendía sus argumentos a capa y espada, siempre argumentaba muy bien su defensa, tenía espíritu de abogado, eso demostraba que era una persona independiente, me agradaba demasiado esa idea, daba esa impresión de no necesitar la ayuda de nadie, ni siquiera para las tareas domésticas.

Todo se quedó en silencio por un momento, el profesor retomó la clase dando indicaciones de la actividad que realizaríamos, -muchachos, necesito que cada uno le de 20 vueltas a la cancha de fútbol, les tomaré el tiempo, su nota irá de arriba hacia abajo, desde el mejor tiempo hasta el peor, los tres peores tiempos perderán la nota.

Genial, justo lo que necesitaba, una mala nota, era obvio que yo iba a quedar en último lugar y que no tenía manera de protestar.

Esas 20 vueltas fueron la muerte para mí, no sé cuántas alcancé a dar pero me desmayé durante el ejercicio, desperté en la enfermería junto a Joel el maestro Botero la enfermera y la directora.

—Me parece el colmo que conociendo las condiciones físicas de la señorita López Luján se atreva usted a ponerle esa clase de ejercicio a la par de sus compañeros, claramente ella no tiene la capacidad para realizar la actividad que usted propuso. -dijo molesta la enfermera.

—Estoy cansado que cada vez que hay clase la mayoría de las niñas saquen excusas para no trabajar, sobre todo la señorita López Luján, siempre busca la manera de zafarse de la actividad física, yo no he visto ningún certificado médico que diga que no se puede poner a la niña hacer ejercicio, además si no se ejercita es perjudicial para la salud, por eso está obesa, también deben saber ustedes y me imagino que usted como enfermera también lo sabe, las mujeres tienen mayor resistencia y son más tolerantes al dolor que los hombres entonces, ¿por qué no les puedo exigir a la par?

Viejo maldito ese... Me dijo gorda y floja.

—Señor Botero, por lo que veo no se ha tomado usted la molestia de leer los expedientes de los estudiantes, a su oficina, antes del ingreso a comienzo de año, se le entregó un archivo de todos los alumnos con su historial médico para que uno a uno los revisara y supiera qué clase de entrenamiento físico pueden y no pueden realizar veo que no lo hizo, esto es muy grave profesor.

Respondió muy molesta la directora.

—Creo que debemos considerar su estancia como docente en esta institución, porque apenas en un par de meses hemos recibido muchas quejas de su desempeño como maestro y puedo ver que sus prácticas no están sustentadas en las consideraciones que exige el colegio, aquí no se trata de poner a los muchachos a correr como hamster entre una rueda, lo importante es que aprendan a poder ejercitarse cada uno desde su condición física y de salud pero no veo que usted haga nada de eso.

Ese señor se puso de todos los colores no tenía forma de enfrentar el argumento de la rectora porque sabía que ella tenía razón y que él no estaba haciendo un buen trabajo así que lo más probable es que lo sacaran de la institución la madre superiora siempre ha sido muy exigente tanto con estudiantes como con maestros y así tenga que cambiar unos 10 o 15 veces en un mes no importa a ella lo que le importa es que se ofrezca un servicio de calidad.

Yo no estaba nada bien, sentía mucho dolor en el cuerpo y tenía dificultad para respirar, sentía que me estaba ahogando la enfermera no tuvo más opción que llamar una ambulancia para que me recogiera, porque la enfermería del colegio era muy básica y según ella yo necesitaba terapia con oxígeno así que no tenía otra salida.

La rectora se encargó de llamar a mis padres, ellos se pusieron de acuerdo y solo vendría papá, pues sí mi mamá salida del trabajo tendría que obligatoriamente cerrar la tienda porque no había quién más la atendiera; en todo caso quedaron en que si la situación se ponía muy delicada irremediablemete tendría que llegar al hospital también, Joel con permiso de la directora, se fue conmigo en la ambulancia y la enfermera también nos acompañó.

Cómo cambia la atención en un hospital cuando va uno desde un colegio o desde la empresa donde trabaja a cuándo va uno por su cuenta, la atención fue inmediata, efectivamente mi nivel de saturación estaba por debajo de los 80 así que de inmediato me pusieron en terapia respiratoria.

Una crisis de asma por el sobreesfuerzo físico...

Mi papá estaba furioso, esa noche me dejaron en observación y Joel no se separó de mi un solo instante.

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉWhere stories live. Discover now