Capítulo 10

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Dulce amanecer

Donghae despertó con el delicioso aroma del alfa inundando cada fibra de su ser. Hundió el rostro en la suave almohada y se acurrucó aún más en el lugar. Abrió los ojos con pereza, hay una ventana frente a él, un sofá con una mesa de noche a lado y un par de libros sobre esta. Le parece curioso ya que el no tiene libros en su habitación, solo "Romeo y Julieta" que después de casi un mes por fin terminó. En realidad, ni siquiera había un sofá y una mesilla, solo su escritorio.

El oemga se sentó de golpe cuando la realidad prácticamente le dio una bofetada. Los recuerdos de la noche anterior se arremolinaban en su mente tan rápido que casi lo marea. Se cubre el rostro de vergüenza al darse cuenta de lo que hizo con el alfa, o mejor dicho lo que había hecho. Lo mordió, con sus...

Siente como el corazón empieza a latir con más fuerza, lleva su mano hasta su cabello y tantea a ciegas hasta dar con algo suave que en definitiva no es cabello al menos que lleve años sin cepillarse. Sale de las mantas de piel y corre en la habitación en busca de un espejo, que no encuentra. Se gira sobre si mismo y siente que algo le rosa los muslos. Voltea hacia atrás en un intento de ver, lleva las manos hasta que la puede sujetar. Una rara sensación le recorre el cuerpo pero por fin logra mirar con claridad la cola blanca como la nieve.

La suelta sin saber que hacer, nunca se había transformado por lo que no sabia como hacer que eso se fuera. Miro a su alrededor en busca de algo que lo ayudará, fue entonces cuando le puso atención a la recamara. Definitivamente no era la suya, de eso no había duda.

A la izquierda de la cabecera había otra ventana y otro sofá, un cuadro con medallas tras él vidrio esta colgado a lado de esta. Frente a la cama un tocador con todo menos un espejo, a ambos lados de este mueble había una puerta. Y en el otro extremo de la habitación el que debía de ser el armario. El piso era de madera pulida y oscura, la mayor parte de este se encontraba cubierto por una alfombra gris perla.

Camino hacia una de las puertas y la abrió, dando con el baño. Entro e hizo sus necesidades, agradeciendo que la cola se alzará por si sola. Se lavo las manos, la cara, se cepillo el cabello desordenado con los dedos y tomó prestado un cepillo de dientes que estaba empaquetado. Ahí si había un espejo sobre el lavabo y a pesar de que le quedaba un poco alto lograba verse en el.

Ahí estaban, las orejas blancas que se camuflajeaban con el color del cabello, eran puntiagudas y rosadas en el interior. Sus ojos, que siempre fueron de un marrón común, ahora brillaban azules. Y entre sus labios podía ver los colmillos asomándose. Entonces vio una marca rojiza en su hombro, se lo descubrió frente al espejo para notar una mordedura, los dientes y los caninos se marcaban claramente, como si apenas se hubiera hecho.

Fue cuando noto lo que llevaba puesto, una camiseta y nada más, esta le caía por un hombro y le llegaba a los muslos. Era blanca y de manga larga, noto que estas habían sido dobladas en las muñecas para que fuese más cómodo. Se quedó de pie, en medio del baño sin saber que hacer. Según lo que veía casi iba a amanecer por lo que sus padres notarían su ausencia sino lo habían hecho ya.

Decidió que no iba a quedarse ahí para toda la vida, aunque por el momento no le parecía mala idea. Aún así se armo de valor y salió del cuarto de baña, atravesando la habitación hasta la otra puerta, abriéndola y topandose con el pasillo. Lo había visto la tarde anterior después de la ducha. Miro hacia ambos lados y parecía desértico.

Camino por este con cautela, no se escuchaba nada, como si el mundo hubiera dejado de girar, o simplemente la casa estaba literalmente en medio del bosque y no llega el tumulto del pueblo. Silencio. Ahora que lo pensaba debía de ser muy agradable para el alfa después de su experiencia con la guerra. Llego a las escaleras y bajo estas con cautela, por alguna razón no quería que lo escucharan pero tampoco tenía un plan para cuando llegara abajo.

Apenas dio un par de pasos en el primer piso y el alfa apareció frente a él. Iba vestido como siempre, un traje azul marino, una corbata azul eléctrico y un saco negro encima. Su cabello peinado hacia atrás. La cicatriz en su rostro por alguna razón lo hacía ver atractivo, al menos desde la perspectiva de Donghae.

-Señor Lee-No sabe que hacer, que decir o como actuar ¿Debería de disculparse por lo del día anterior? La mordida se asomaba por el cuello de la camiseta perfectamente planchada. La marca rojiza parecía brillar en la piel pálida del alfa. Donghae se sentía mal por haberlo marcado, ya tenía suficientes cicatrices y marcas como para tener otra.

-Perdón si no te di más ropa, anoche estabas algo...-Deja las palabras al aire pero termina la frase con una sonrisa de lado que hace que su interior se derrita.

-¿Te duele?-Pregunta el rubio, alza una de las manos y con la yema de los dedos toca la marca. La sonrisa del alfa se acentúa.

-No-Responde simplemente. Se da la vuelta y desaparece por unos segundos antes de volver con un ramo de rosas blancas. Era enorme.

-¿Para..?-Siente como su cola comienza a agitarse, quiere detenerla pero no pueda. Solo piensa "Quieto, quieto" pero es inútil. Hyukjae ve como su cola de lobo blanca se sacude de un lado a otro, alzando el camisón tras el.

-Para ti-Se las tiende y Donghae las toma antes de que Hyukjae habla una vez mas-. La mujer de la florería abre extrañamente muy temprano-Le dedica un guiño que no comprende pero no le importa.

Donghae abraza las rosas feliz, el aroma se mezcla con el del alfa y curiosamente combinan bien. Siente la mano de el mayor en su cabeza, cree que va a sacudirle el cabello pero no lo hace, sus dedos se deslizan suavemente tras las orejas, acariciando. Provocando una sensación de placer que hace que su cola se agite aún más rápido y se sienta húmedo.

-Mhmm-Donghae tararea feliz, le gusta la sensación que le da ese gesto. Aunque la cola empezaba a ser molesta.

-Debes regresar por completo a tu forma humana antes de que vayamos a la casa de tus padres-Siente como presiona los labios en su frente en un beso cálido y eso es suficiente para el.

Se quedaría con esa sensación antes de pensar en sus padres. Al menos les quitaría de encima el peso de encontrarle una pareja, ahora solo sería un compromiso...Y lo que eso conlleva.

Flores de Invierno [Eunhae]Where stories live. Discover now