Capítulo 14

349 79 23
                                    

—¿Y bien?—Donghae miraba sus trazos sobre el lienzo, en espera del veredicto de la señorita Sand, siente como la mujer se inclina sobre su hombro, casi puede imaginar como entrecierra los ojos para mejor escrutinio.

—¿Qué es?—Su voz suena genuinamente confusa. Donghae cierra los ojos y deja salir un suspiro exasperado.

—¡Un lobo! ¡ES UN LOBO!—Repite con un mojín en sus labios y se abstiene de rodar los ojos. La mujer era una gran maestra pero siempre le ponía peros a sus dibujos.

—Jum—El sonido sale de los delgados labios de la joven. Quien se aleja de Donghae y se yergue nuevamente caminando alrededor.

—"Jum" ¿Cómo que jum?—Aprieta los labios con molestia mientras ve el lobo que ha plasmado, es verdad que no es dimensionado o con trazos precisos pero es lindo y le ha puesto mucho esfuerzo.

—Sigo creyendo que el arte abstracto sería tu fuerte—Lo dice en un halago, pero el castaño escucha con claridad "No sabes dibujar" y no es que sea mentira precisamente. Aun asi Donghae se cruza de brazos completamente indignado.

—Es bonito—Se queja mientras ve su obra creada. Las líneas oscuras del lápiz se deslizaban en la hoja blanca. Habia usado solamente el color rojo para los ojos del lobo y todo lo demás estaba en escala de grises, había escuchado que eso era bueno para resaltar una parte del dibujo. Puede que el cuello del lobo se haya perdido, que el hocico esté demasiado achatado, el cuerpo sea más un circulo, los ojos se asemejen a los humanos y las patas parezcan estar en hilera pero realmente se había esforzado y le parecía lindo.

—Nunca dije que no lo fuera—Acepta su maestra, quien le sonríe con amabilidad antes de darle un par de palmadas suaves en la espalda como ánimo—Descancemos por hoy, el asunto del matrimonio te tiene demasiado ocupado.—Le pellizca la mejilla con suavidad, siendo más un pequeño toque. —Mañana estaré a primera hora para realizar tus exámenes mensuales, después de ello las vacaciones de invierno.—Le pasa la mano por el cabello rubio antes de tomar sus cosas.

El omega se levanta de su lugar y la ve con atención. El cabello castaño estaba sujeto en una coleta alta y su perfil era tranquilo y sereno. Siempre fue tan paciente con el, eso no quitaba lo estricto.

—¿Vendrá a mi boda?—Pregunta Donghae con curiosidad genuina. Ve como una sonrisa aparece en el rostro de la mujer. La conocía desde que tenía diez años, obviamente debería de ir. Por un momento la idea de que si tuviera hijos le gustaría que la señorita Sand les enseñará, cruzo por su mente. Fueron escasos segundos antes de que recordara su situación.

—Te acabas de comprometer—Parece divertida por sus palabras, pero cuando lo voltea a ver hay un brillo especial en su mirada. A sido su maestra desde que era un niño, y pronto lo dejaría de ser. No quería.

—Lo se, pero después del compromiso sigue la boda ¿Irá?—El omega remueve el lápiz entre sus dedos y sonríe en espera de una respuesta.

—Claro, pero quiero la invitación en fisico—Le dedica un suave guiño antes de recoger el resto de sus cosas. Se acerca hasta su alumno con toda la tranquilidad del mundo.

—La tendrá—Promete el joven omega. La mujer le dedica una última sonrisa antes de irse. Donghae se queda un poco más en el parque, había niños en los juegos y unas cuantas personas corriendo.

Aun era temprano, quería ir a ver a Hyukjae de nuevo. La visita con Yoona fue rápida, quería estar con su prometido. Obviamente el alfa lo visitaba en casa pero estaba su familia, pero si Donghae iba a la de Hyukjae este se encontraría solo. Sonrío ante la idea que parecía tan tentadora y se puso en marcha.

En lugar de rodear y atravesar el pueblo decidió cruzar por el bosque a la orilla del parque, así se ahorraría tiempo y saldría a la casa del alfa. Se hecho la mochila al hombro y llevo su lienzo para mostrárselo al mayor, estaba seguro de que él si diría que es bonito. Precioso.

Se sumerge entre los árboles altos, los rastros de la última nevada se habían esfumado pero la siguiente llegaría pronto. A la mitad del camino, Donghae se dio cuenta de que no llevaba nada más que el cuadro para obsequiarle al mayor. Espera que su visita sea más que suficiente porque había estado tan entusiasmado por ir a verlo que no pensó en llevar algo. Hyukjae siempre le daba chocolates.

Estaba tan sumido en sus propios pensamientos que no noto el aroma particular que flotaba en el aire. Hasta que prácticamente lo golpeo de lleno en el rostro. Fuego, madera, tierra y algo que le resultaba atosigante. Alzó la vista y lo vio, caminando en dirección a la casa de Hyukjae la persona con ese olor, un omega.

Camina lo más rápido que puede sin poner atención, casi termina su recorrido y ni siquiera piensa en lo que hará. Solo va tras el desconocido quién sube los escalones del porche, estira la mano y Donghae comienza a correr, algo dentro de él le dice que no pare. Pero cuando los nudillos golpean la puerta siente que ha fracasado. Un par de metros del otro omega y este lo nota, se gira para verlo. Ojos oscuros como la noche y el cabello de un castaño claro con pómulos altos y labios delgados.

—El pequeño lobo—La voz del desconocido es un susurro, lo ve con cierto recelo y no comprende porque. Lo que sea que Donghae sienta es un torbellino en ese momento.

La puerta se abre, y Hyukjae aparece. Igual que en su visita anterior, se ve confuso. Pero por primera vez no lo busco con la mirada. Los ojos de su prometido se detuvieron en omega frente a él, había una mezcla de sensaciones que crecían sin parar.

—Necesito hablar contigo—Habla el desconocido. Su voz es suave, intima y delicada. Da un paso que solo provoca un gruñido.

Después de lo que parecieron siglos Hyukjae por fin lo ve, y al igual que él día anterior, la mirada se suaviza. Hay un silencio extraño que se extiende entre los tres. El otro omega solo ve a Hyukjae como si le dijera miles de cosas, como si en silencio le llamara.

—Donghae, entra ahora—No fue una petición. Fue una orden directa que no pudo ni se quiso negar. Apresura el paso y sube los escalones, deslizándose a lado del desconocido y entrando a la casa, quedándose tras el alfa.

—Lo que te dije aquella vez...

—Por favor, vete. Déjame en paz a mi y a mi omega—Otro gruñido más animal, con una amenaza en la que el mismo se encoge. Hay un chillido y no sabe si fue el o el otro chico.

—Jae...

La puerta se azotó, el silencio se esparció en el lugar. No hubo nada por unos segundos hasta que Hyukjae se dio la vuelta y lo abrazo, hundiendo el rostro en su cabello y aspirando calma. Porque para el alfa, el rubio olía a lluvia, mar, viento y lo más extraño si es que siquiera se puede oler, calma.

Tranquilidad y paz. Eso y mucho más era Lee Donghae.

Flores de Invierno [Eunhae]Where stories live. Discover now