Capítulo 32

394 69 11
                                    

La bestia / El lobo

La luz que se colaba por la ventana le hizo parpadear. Abrir los ojos que regresaban de un azul profundo a un marrón cálido. El cuerpo pálido y desnudo de Donghae estaba sobre la madera pulida del suelo de la cocina, había manchas rojas en sus piernas y manos pero aún no estaba tan despierto como para notar todo. Se dio la vuelta, quedando de rodillas y apoyando la palma de las manos en el suelo.

Algo húmedo toca su barbilla, empujándola hacia arriba. Donghae mueve la cabeza obediente para ver un par de enormes ojos rojos y un gran lobo negro. Siente la piel entumecida, y el rostro le arde ligeramente en unas partes del rostro, pero aún así sonríe de inmediato. Con una calidez en su interior que se vuelve familiar.

Levanta las manos del suelo y las lleva a la cara del lobo, acariciando el suave pelaje oscuro. Un suave sonido sale del alfa, le gusta.

Donghae se deja caer en el suelo boca arriba, ignora el dolor de la madera dura contra su piel. La lengua rosada y húmeda del lobo le lambe las mejillas y las manos. El omega ríe, la sensación es extraña pero se siente como un pequeño juego entre los dos.

—¡Hyukjae!—Le llama mientras el lobo le lame los costados del torso, haciendo que los espasmos por las cosquillas lo dejen sin aire y lo mantengan a carcajadas.—¡Basta!—El pelaje es suave y está húmedo, quizá por la brisa de la mañana. Pero rápidamente es sustituido por piel, suave piel que se siente tan calida bajo su tacto, el hocico se transforma en un par de gruesos labios y un rostro humano. Ve los ojos seguir brillando como el fuego, aún cuando el lobo se ha ido y solo hay un humano sobre el.

—Hyukjae—Le llama. Saludandolo con una sonrisa que es incapaz de esconder.

—Eres un glotón—Imágenes atravesaron su mente, recuerda el enorme animal que siguió y que...oh.

—Era un obsequio—Enreda los brazos en el cuello ajeno, sonríe lo más inocente que puede y se encoge de hombros.

—Te comiste más de la mitad de mi obsequio—No había reclamo, no había molestia ni furia en absoluto. Le hablaba con un tono juguetón que se regodeaba, se burlaba de él y de su inexperiencia.

—Tenía hambre—Donghae hace un puchero con sus labios, se ve hermoso y adorable. Hyukjae se inclina sobre el, más y más cerca hasta que sus labios se encuentran en un beso. La luna anterior habían sido dos bestias salvajes entregándose al otro, pero esta mañana eran dos humanos conociéndose lentamente.

El omega siente como el meyor se cuela entre sus piernas, como lleva una de sus manos hasta su rostro y le acaricia la mejilla con una ternura inmensurable. Donghae se siente cómodo y listo. Como si se preparara para dar un salto del borde hasta el fondo del mar. Y quería sumergirse en ese mar hasta el final de sus días. Enreda las piernas en el cuerpo ajeno, siente la temperatura alzarse y el deseo encenderse dentro de él como la llama en media noche. Casi logrando saborear el dulce aroma en su paladar.

Su interior arde, se humedece hasta que gotea contra la madera. Siente algo presionar contra su entrada y sin pensarlo salta. Baja las piernas, apoya la planta de los pies en el suelo y se impulsa hacia atrás. Quizá se hayan apareado como lobos, pero como humanos era diferente.

—¿Qué sucede?—Hyukjae lo ve con un ceja arqueada y la incertidumbre en su rostro. Se incorpora quedando de rodillas frente a él y Donghae desliza la mirada del rostro del alfa, hacia su pecho, bajando al abdomen y topándose con "eso."

Era un hecho que jamás había visto un pene más que el suyo y los de las clases de educación sexual. Pero eso no significaba que fuera un ingenuo, en absoluto. Aún así, cuando vio lo que pretendían meter dentro de él se sintió algo asustado. Cerro las piernas por inercia sin apartar la mirada del miembro que parecía señalarlo.

—Es demasiado—Se encoge de hombros. Ve las venas, el tamaño, la punta rosada y no...eso no podía entrar. De ninguna manera.

—Hae...Sweetheart—Trata de llamar su atención pero la mirada de Donghae no se mueve de ahí.

—No puede entrar, no cabe.—El omega se encoge aún más en sí mismo. Pegando las rodillas a su pecho e inclinándose un poco hacia atrás.

Le gustaba el alfa, era encantador y atractivo. Cada cicatriz le parecía una historia que encontrar, un adorno en la piel que resaltaba y a pesar de todo lo hacía ver hermoso. Había tenido sueños subidos de tono, se había tocado en la intimidad con tanta vergüenza que ahora, que lo tenía ahí, de frente. Se sentía...no es que estuviera asustado solo temía por su vida.

—¿De que hablas? Hae...

—Me va a destrozar, va a doler...—Su voz se deshace en un chillido que de alguna manera hace reír a Hyukjae, de nuevo esa risa burlona que hace un momento le parecía divertida ahora le resulta ofensiva. Frunce los labios y el alfa parece más interesado.

—Claro que no...—Alza la barbilla con soberbia ¿Donde estaba ese alfa apenado por sus cicatrices? Bueno quizá era la confianza que ya le tenía, lo cual le alegraba.

—¿Y si sangro? ¿Sí algo dentro de mí se rompe o se descompone?—Inquiere preocupado. Tal vez sea grosero que no haya apartado la vista del pene de su alfa pero no podía. Y desagradable no era, todo lo contrario pero simplemente estaba...¿asustado?

—Bueno pequeño lobo blanco—Hyukjae  se deja caer en cuatro patas aún como humano, gatea lentamente sobre el haciendo que se recueste sobre la madera, se acerca a su oído y le Susurra tan bajo y tan caliente que se le corta la respiración.

—Al manos ya sabes porqué me llaman "La bestia."

Los ojos castaños de Donghae están fijos en el techo, sigue humedeciendose mientras de sus labios sale casi sin aire la respuesta.

—Ahh...

Se quedo quieto, con las piernas abiertas y la sensación de que tendría el momento más inolvidable de su vida, de eso estaba seguro.

Flores de Invierno [Eunhae]Where stories live. Discover now