Capítulo 31

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Entre la luna llena y el sol de mediodía

Corre.

Corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre, corre.

El lobo blanco atravesaba el bosque con una rapidez envidiable. Su pelaje se sacudía con fuerza mientras sus huellas se borraban inmediatamente por las ventiscas de nieve. El objeto negro sujeto a una de sus patas tenía una luz roja que tintineaba pero al animal no podía importarle menos. Sus ojos azules brillaban en la oscuridad mientras solo era guiado por sus instintos. Había euforia y alegría dentro de él, que solo iba tras el aroma dulce de la sangre cayendo.

El sonido del río se hacía más fuerte y supo que estaba cerca. Salta, tan alto que un alfa lo envidiaría. Cae cerca de la orilla del río, sigue el aroma hasta que por fin ve al animal. Un ciervo de grandes astas. Una de sus patas estaba atorada en las rocas y sangraba.

El lobo se acercó, olisqueando el aire y asegurándose de que no hubiera más depredadores cerca. Muestra los colmillos, sus ojos azules brillan y le pone fin a la vida del animal.

●●●

Hyukjae despierta con el corazón a mil por hora y un sabor extraño en la boca. Son las cinco de la mañana y el aire se siente helado, no logra ver a Donghae en las penumbras. Enciende las luces para ver el estudio completamente vacío, pero antes de que el pánico lo invada por fin lo escucha, el latido de su corazón.

—¿Donghae?—Camina hasta la puerta de roble, solo llevaba el pantalón de la pijama por lo que la piel se le erizó. Coloca los dedos en la puerta de madera y la empuja, entrando a la sala y encendiendo la luz para asegurarse de que la imagen era real.

Un ciervo yacía en la entrada de su casa, la sangre se derramaba hasta la puerta principal, el animal estaba muerto. Y a su lado, completamente desnudo, su omega. Las manchas oscuras de la sangre caían por su boca, pecho y manos, gotas descendiendo en el pálido cuello. Su cabello de rizos plateados tenía manchas y el aroma del animal.

El alfa se acerca con cuidado, se inclina y lo toma en sus brazos. Ve como los párpados se van abriendo lentamente, un par de brillantes ojos azules lo reciben antes de teñirse de ese marrón cálido.

Donghae esta consciente, alza las manos para verlas llenas de sangre. Siente las arcadas venir y entonces reacciona. Incorporándose.

—¡No tragues!—Hyukjae lo alza, levantándose para estar ambos de pie, lo sujeta por los hombros y lo lleva hasta la cocina, abre la llave del fregadero y lo inclina, metiendole la cara debajo del chorro.—Enjuagate y escupe—Corre al segundo piso y regresa con un edredón para cubrirlo, entre a la cocina y se queda quieto.

La luz de la sala alcanza a iluminar el cuerpo desnudo del más joven, su piel blanca parece resplandecer como si fuese la luz de la luna, ve la amplia espalda, los hombros huesudos, la cintura pequeña, las piernas largas y el trasero. Los glúteos redondos y casi brillantes, suaves y apetecibles casi como una invitación.

El aroma de la sangre animal despertó los instintos bajos del alfa, sus ojos brillando en un rojo intenso, sus colmillos y garras volverse filosas. Siente el cuerpo caliente junto a un hormigueo que le asfixia. La mordida de su ormga hormiguea en el cuello, su pequeño lobo le llevó un ciervo de obsequio. Realmente se esforzó por él.

El ruido del agua cayendo se detuvo, Donghae se giro hacia el con lentitud. La mayoría de la sangre se había ido pero aún tenía manchas rosadas en la piel, su cabello seguía sucio y sus ojos brillaban. Lee Donghae estaba desnudo y vulnerable, con la marca en su cuello vibrando. El sabor del animal sigue en su boca, el aroma de la hierva y la nieve siguen presentes, la sensación del frío golpeando su pelaje, de la adrenalina al correr y cazar, todo sigue rugiendo debajo, dentro.

—Alfa—Lo llama con la voz cargada de deseo, de anhelo y necesidad. Su mirada es ambición pura por el hombre y lobo frente a él. Su interior se humedece, su miembro despierta y su calor explota.

—Omega—Responde Hyukjae. Acercándose al joven que se ofrece ante el, son mitad humanos y mitad animales, que se entregan al deseo fortuito de la luna en el cielo.

Una sonrisa llena de esa picarona juvenil aparece en los labios de Lee Donghae, quien aún está lleno de energía para una última carrera. Sale por la puerta de la cocina hacia el pasillo que lleva al exterior, con un alfa confuso siguiéndolo.

Las ventiscas se han calmado, el fuego crece y se aviva el celo en ambos. Los pies descalzos de Donghae se hunden en la nieve, en su forma humana trata de correr mientras ríe. Está en celo, su cuerpo arde y la nieve se vuelve agua tibia bajo su toque. Cae de espaldas y el alfa lo alcanza cirniendose sobre él.

Se besan, como humanos. Se muerden y lamen como animales, rasguñandose y mordiéndose, la sangre cayendo por la piel pálida y las cicatrices de años. Su saliba se mezcla con la sangre, sus garras se hunden en la piel y salen del pelaje, los humanos se aman y los lobos se devoran.

Arden en celo, se queman en placer volviendose animales primitivos. El alfa acepta el obsequio, el cual es despedazado por los lobos hasta no quedar nada. Al final siguen siendo en parte animales, sedientos y reprimidos que cuando surgen lo hacen de manera feroz.

Cuando el sol se alza sobre el cielo, iluminando con sus rayos entre la melaza del bosque, hay dos cuerpos desnudos en medio de la nada. El joven rubio acurrucado en los brazos del pelinegro con el calor del celo siendo su cobijo. Ahora no sólo se habían marcado como alfa y omega, sino como lobos, como animales y compañeros.

Compañeros de vida.

Flores de Invierno [Eunhae]Where stories live. Discover now