Capítulo 39

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La humedad en tiempo de lluvia

Hyukjae sonrió en cuanto vio a sus padres bajar del tren. Hace tiempo que no se frecuentaban. Así que como era de esperarse se lleno de felicidad, tanta que casi empujó a Sora a un lado para pasar a saludarles y abrazarlos él primero. Ambos olían como las tardes de verano de la infancia. Apenas se aparto de ellos y su hermana lo empujó de vuelta a un lado.

—¿Cuál es tu problema?—Se queja el más joven de los hermanos, viendo a la pelinegra quien solo ríe por lo bajo.

—Ninguno, de hecho—Le saca la lengua y se toma del brazo de su mamá como lo hacia de pequeña.

—Dejen de pelear chicos—Su padre ríe por la actitud de sus hijos, quien siempre pelean por cosas sin sentido y se alegran en un santiamén.

—¿Y donde esta mi futuro yerno?—Comenta la señora Lee a la vez que alza el rostro sobre la muchedumbre.

La estación estaba llena por las familias que se movían de la costa, todo parecía seguir siendo un simulacro y precaución pero si esos barcos cruzaban la frontera la historia cambiaría en un santiamén.

—Está en casa, él...verán, esta muy preocupado por la guerra y que probablemente yo pueda volver así que no quise agobiarlo.—Hyukjae toma las maletas de mano, caminando al costado de sus padres. Para ellos la guerra era un tema común, lo que sufrieron cuando estuvo en ella es algo que no desean vivir de nuevo, pero a pesar de eso sus padres creen firmemente que si le temes a algo hay que enfrentarlo, así que no evitan los temas por fuertes que sean. Claro, que si alguien más no lo ve de la misma manera, lo respetan.

—Haces muy bien, es demasiado joven para preocuparse por esto...—Su madre avanza en línea recta para poder salir del tumulto de gente.

—Así que si evitan esos temas de conversación—Agrega Hyukjae con un tono suave de advertencia.

—¡¿Entonces de que hablaremos?!—Exclama la Señora Lee completamente sorprendida, dándose cuenta que tenía que rebuscar en sus temas de conversación. No sabia de que le gustaría hablar al chico, si podría hablar de tejido o lo iba a aburrir de sobremanera, si los tipos de tela eran algo interesante para él o los tipos de minerales en la tierra podría ser un tema entretenido, o quiza debia de hablarle de comida. Las conversaciones siempre comenzaban con los acontecimientos actuales para romper el hielo y tomar un rumbo, pero en esta ocasión debía de evitarlos.

—El cuidado del jardin—El señor Lee sonríe mientras comienza a caminar entre la gente. —Las flores son esenciales para que una casa se vea maravillosa.

—Hyukjae vive en medio de la nada, lo mas cerca que tiene de flores son las hierbas que crecen a su alrededor.—Interrumpe Sora con la vista al frente, avanzando como un frente unido para poder moverse entre tantas personas, el ruido era casi molesto.

—Debo de tener un tema de conversación ¿Hyukjae, que le gusta?—Su madre indaga, agobiada por la repentina realización de que no sabe mucho de su futuro hijo en ley. No quiere que el muchacho se sienta apartado o crea que no le agrada.—¿Qué le gusta? ¿Cuales son sus pasatiempos? ¿Su comida favorita? ¿Su..?

—Madre, no te preocupes. La cena es para que se conozcan y platiqué sobre ello.—Aclara el alfa con calma.

—¡Es verdad! Que tonta. Le preguntaré todo sobre el, de seguro le encantara la comida, ¡todos aman la comida! Si, definitivamente hablaré de comida.

—Donghae es encantador y muy dulce, no debes de preocuparte sobre de que hablar.—Concede Sora con una calma que su voz apenas se distingue entre el barullo.

—Lo se, pero no quiero que haya silencios incómodos o se sienta...solo deseo que sepa que es parte de la familia.—La señora Lee deja salir un profundo suspiro. Debía hacer que le chico firmara los acuerdos prenupciales, pero si estaba alterado por la guerra no le haría bien ver que hay un apartado al final que detalla sobre su "parte" en caso de enviudar. Ya vería como manejarlo.

●●●

Donghae veía la punta de sus botas negras de cuero, brillantes y pulidas. Llevaba encima una camiseta blanca y un suéter de lana color azul, un pantalón de mezclilla recto con las botas que había limpiado hasta que el más mínimo rastro de tierra y nieve desaparecieron. Se acomodó los puños del sueter, alisandolo por milésima vez en los últimos cinco minutos.

Hyukjae había ido a recoger a su familia a la estación del tren, el cual llega en el pueblo contiguo, le pidió al omega que se quedara en casa para que terminara de preparar la cena con calma. Donghae ya había colgado el mandil, se había lavado las manos, se peino y cambió para dar la mejor impresión posible a sus futuros suegros. Al día siguiente irían a desayunar con sus padres para que se terminaran de conocer y hablaran sobre los acuerdos de la boda. Donghae y Hyukjae ya habían hecho la mayoría pero era una tradición que los padres de los novios, pulieran los últimos detalles antes de leerlos y firmarlos.

Se paso de nuevo los dedos por el cabello antes de revisar por quinta vez la mesa, la carne estaba caliente, así como los aperitivos y entradas. El postre se encontraba en la isla de la cocina y los platos y  cubiertos en espera de ser usados, una botella de vino y champán sobre hielo. Cambio su peso de un pie a otro sin saber que hacer, o como lograr que su espera fuese menos ansiosa.

Se deja caer en el enorme sofá y cierra los ojos, respira profundo y lleva su mano hasta su pecho, siente el latido de su propio corazón. Había mantenido la idea de la guerra lejos de su mente pero esta se inmiscuía en sus pensamientos como la huedad filtrándose por las paredes.

Había tenido un par de sueños inquietantes, lo suficientes para no querer dormir de nuevo cuando despertaba en la madrugada, pero lo suficientemente vanos como para déjalos ir al ver a su prometido. Una sola sonrisa de Hyukjae lo hacía sentir tan tranquilo, lleno de paz, con una calma que quisiera jamás lo abandone. Estar a lado de su alfa era algo encantador y único, la sola idea de separarse lograba que le doliera el corazón.

Apretó los ojos y frunció los labios, molesto consigo mismo por dejarse ir de nuevo en esos pensamientos que le provocaban taticardia, donde le temblaban las manos y sentía que se le iba el aire. Creyó que la oscuridad lo consumiría hasta que lo escucho.

La voz de Hyukjae.

Se puso de pie tan rápido como pudo y se acercó a la puerta nervioso. Conocería a sus suegros por primera vez. Cerró los ojos y respiro profundo mientras se decía a sí mismo que todo estaría bien, pero en su subconsciente una pequeña vocesilla resonó, la suya con sus pensamientos.

¿En serio Donghae? ¿Realmente todo estará bien?

Flores de Invierno [Eunhae]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora