Capítulo 11

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La bestia

El sonido del monitor era lo único que sonaba en toda la habitación, el aroma desinfectante era tan fuerte que mareaba. El hombre que descansaba en la cama del hospital respiraba con dificultad mientras despertaba lentamente, con los efectos del coctel de medicamentos que se le dio, pasando lentamente. Cada una de las heridas del cuerpo dolían de una manera inimaginable, cada una siendo insoportable. El dolor atravesándolo como una advertencia de la desdicha que se avecinaba.

La puerta de la habitación se abrió, la sombra de un hombre se deslizo dentro de esta, el omega cerro tras el mientras avanzaba hasta la cama de hospital con el dolor y repudio reflejado en su mirada.

Hyukjae estaba demasiado aturdido por el dolor y los sedantes que solo percibió el suave aroma de su omega, no logro distinguir los sentimientos de rechazo que crecían lentamente en su interior. Entre abrió los ojos y miro la brillante mirada de su prometido que por unos momentos fueron la calma y paz en medio del infierno.

-Fueron trescientos ochenta y seis-La voz tiembla con asco reflejada.

-Ae, estas aquí...-Hyukjae quiere sonreír pero no puede, le duele. Tiene parches y vendas atravesadas en el rostro...y el resto de su cuerpo.

-Mataste a trescientas ochenta y seis personas ¡Tu coronel estaba tan orgulloso cuando me lo dijo!-Las manos le temblaban así como el resto del cuerpo. El omega se encontraba aterrorizado, a pesar de que reclamaba las muertes, esa no era la razón de su asco.

-Chung Ae-Hyukjae llama con la voz en un hilo, el dolor mezclándose con la pena y un sabor amargo.

-No digas mi nombre, no lo mereces...-Hay un silencio largo. Solo el sonido del monitor registrando el aumento del ritmo del corazón del alfa, quien se sentía desolado. Por qué la culpa y la pena no parecían ser suficientes.

-Eres mi...

-¡Cállate!-Chung Ae, se quita el anillo de compromiso con las manos temblorosas, lo deja caer en la mesilla de la habitación, sin darse cuenta de que el sonido del metal golpeando el cristal le rompía el corazón a su ahora ex prometido. -Nuestro compromiso y relación se ha terminado. No habrá boda, no tendremos hijos y no tendrás pareja-Las palabras son dichas con anhelo y odio, hay cierto grado de satisfacción que es como una puñalada más en las mil heridas.

-Te amo-Ruega Hyukjae con las lágrimas calientes cayendo por sus mejillas, el dolor agonizante de cuerpo y alma uniéndose en un solo sufrimiento.

-Ahora tú piel lo refleja muy bien-Las lágrimas caen por las mejillas, hay tantos sentimientos dentro del omega que no sabe cual es el que se reflejo en sus palabras.-Eres un monstruo, un asesino-Traga en seco, se limpia las lágrimas y da la última estocada antes de irse-, una bestia que se refleja en cuerpo y alma.-Chung Ae sale del lugar sin mirar atrás.

Hyukjae se ahoga con sus lágrimas y su dolor, su corazón se rompe y su alma se destroza junto a su cuerpo. Las heridas sangran junto a su corazón mientras el hombre con quien pasaría el resto de su vida se iba de su lado. Crímenes de guerra, eso fue lo que hizo ¿Era un asesino? Si ¿Las víctimas eran inocentes? Claro que no, vendedores de órganos, de omegas, traficantes de todo tipo, abusadores de betas y un montón de escoria más.

Lo peor de todo es que Hyukjae sabía que jamás se iba arrepentir de servir a su nación, que lo que hizo fue necesario de cierta manera. Que salvo a un sin fin de víctimas de ser explotadas, asesinadas y vendidas, de víctimas inocentes, de personas. Hyukjae estaba perdiendo al hombre que más amo en el mundo por la libertad de desconocidos. Jamás podrían estar juntos de nuevo, pero eso no hacía que el dolor fuese razonable. Seguía siendo insoportable. Fue mantenido con sedantes por una larga cantidad de tiempo, pero lidio con el dolor, al menos lo intento.

Su hermoso omega de cabellos negros y ojos oscuros como la noche, de piel del color de la luna, con una sonrisa encantadora y la gracia de un cisne. Su prometido se esfumo de su vida, lo dejó en una cama de hospital y no volvió a saber de él de nuevo. Lo recordo día y noche, primero con anhelo, después con nostalgia y al final con resignación. Memorias de sus siete años juntos aparecían por las noches, o lo hicieron hasta que un día no lo recordó. Ese día se transformó en semanas y se volvió un fantasma en su memoria que vagaba lejanamente.

Donghae no fue un remplazo, Lee Donghae solo apareció y lo cautivo, no lleno un vacío o lo hizo sentir de nuevo amor. El joven omega de cabellos platinados creo sentimientos nuevos, un anhelo diferente, un deseo diferente, un cariño diferente y lo que parecía ser un amor diferente. En algún momento.

La sonrisa dulce, los ojos juguetones y esa torpeza y despiste que lo hizo terminar en su casa. Esa alegría, esa felicidad espontánea y su mirada llena de calidez. Ese omega era completamente único, especial y magnífico, sin comparación. Quizá Hyukjae estaba siendo muy codicioso pero después de rehusarse a un matrimonio, ahora estaba deseoso de que Donghae también se sintiera así por él.

Hyukjae pudo o puede haber sido una bestia, un asesino, un monstruo pero cuando veía al joven a su alrededor solo un sentimiento florecía en el y era demasiado pronto para ponerle nombre ¿No?

Flores de Invierno [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora