Capítulo 38

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Las tormentas acechan la costa

Donghae corría por las calles del pueblo con Yoona a su lado, apenas habían terminado sus clases, llevaba la mochila a la espalda y la esperanza de que la señorita Sand no le dejara más planas porque se le había olvidado un pequeño detalle en las letras. Hubieran corrido hasta llegar a su casa pero al girar cerca del café, las siguientes calles estaban repletas de gente.

-¿Qué sucede?-Pregunta su amiga mientas se detiene a su lado, agitada y curiosa.

Donghae solo se encoge de hombros como respuesta, querría responder pero no lo sabe. Recuerda su conversación con Chung-Ae, recuerda que le dijo que volvió pero no está muy seguro del porqué. Lo que más permanece en su memoria es el miedo y la sensación de que en cualquier momento le iban a cortar la garganta. Pero no pasó así.

Las personas llegan desde otros lugares, cargan maletas, hay bastante barullo y son guiadas por soldados. El y Yoona tratan de salir lo más rápido posible de entre los foráneos para llegar al bosque, casi tardan una hora pero finalmente se dirigen a su casa, la de él y Hyukjae. Después del encuentro con Chung-Ae regreso con su prometido, quien alegremente lo llevó en su lomo hasta la casa. Debía admitir que montarlo en su forma lobuna era una de las cosas más divertidas, por un momento se pregunta si a su futuro esposo le gustará jugar a la pelota.

-¿Crees que sea como antes? Cuando íbamos en la escuela primaria y había soldados en las calles, no podíamos salir de casa y estaba prohibido ir a la costa. Cuando...-Divaga Yoona con la mirada perdida en algún lado.

-¡No!-Respondió con firmeza, caminando hasta ver su casa en medio del pequeño campo abierto. Donghae se niega a siquiera pensarlo, solo es la gente tomando precauciones.

Ambos suben por la escalera que llevan a la puerta principal. Trae las llaves en el bolsillo pero la puerta está abierta, él no ha ido a trabajar. Entra en silencio, su amiga cierra la puerta mientras el rubio busca al alfa sin llamarlo. Toda la casa huele a él, a ambos. Es una mezcla exquisita que adora pero en ese momento no le sirve, el quiere encontrar a su alfa por si solo, seguir sus instintos.

-Hae ¡Has llegado!-Saluda con una sonrisa, Hyukjae sale de su despacho y Donghae brinca en su lugar asustado. Quería aprender a percibirlo pero el mayor siempre lo encontraba primero. Como si jugarán a las escondidas y siempre perdiera.-Yoona-Alfa y beta se saludan con una sonrisa cordial y una suave inclinación.

-¿Por qué hay tantas personas llegando? No hay festivales hasta primavera-Pregunta Donghae tratando de alejar los malos sentimientos de él.

-Yoona, siéntete como en casa. Donghae-Solo pronuncia su nombre y se da la vuelta. El omega lo sigue, dejando sin mucho cuidado su mochila sobre el sofá.

Ambos entran en el despacho del mayor. Hay un silencio extraño, Donghae solo e dedica a ver paciente, en espera de una respuesta que lo calme. Hyukjae se sienta tras el gran escritorio de madera, lleno de facturas y una taza de té de jazmín. El rubio se acerca pero se queda de pie, para no sentirse tan pequeño frente al alfa.

-Le advertí a Chung-Ae que se volvía a este pueblo sería lo último que haría, pero me temo que las condiciones han cambiado. Él sabe perfectamente que si te lastima lo despedazare de la forma más lenta y dolorosa que pueda haber. No lo hará, créeme.-Hyukjae lo ve, con esos enormes ojos azabaches que le recuerdan a la noche y la calma. Le cree, sabe que es verdad pero necesita saber más.

-¿Y cuales son esas condiciones?-Pregunta con miedo en la respuesta. Espera ansioso que le diga que aún siente algo por Chung-Ae, desea un drama como ese en lugar de la cruel realidad que le respira en la nuca.

-Hay barcos enemigos cercas de la costa, se han instalado a un par de kilómetros pero son una amenaza, están tomando sus precauciones.-Sus dedos tamborilean en la mesa con impaciencia, y su rostro está tan tenso, tratando de alejar cualquier emoción de él.

Donghae desea tanto que el problema fuese Chung-Ae, sería tan fácil.

-¿Y tú?-Su voz sale tan baja y delicada como sonido aislado de una cuerda de arpa.

-He cumplido mi servicio y he sido condecorado, pero si en algún momento esto pasa de precaución y diplomacia a un ataque, seré llamado a donde debo responder.-Se pone de pie, se ve más alto y la cicatriz en su rostro parece más marcada. Donghae siente como su corazón se estruja.

La guerra había cesado hace un tiempo. Después de que la nación vecina había decidido expander su territorio en busca de sus recursos naturales inmensos, se logró mantenerlos lejos, hubo batallas pero jamás pasaron de a costa. Sin embargo, la relación era tensa y la paz apenas se consolidó unos cuantos años.

-Me aseguraré de que estés bien. Mis padres llegarán en un par de días para agilizar la boda.-Hyukjae no lo dijo pero ambos sabían la razón.-Te protegeré a toda costa-Promete el alfa, rodeando el escritorio hasta estar frente a él. Tomándolo de las mejillas y besando su frente.

-¿Y quien te protegerá a ti?-Susurra Donghae. Abraza a su prometido y deja salir las lágrimas en silencio mientras esconde el rostro en el amplio pecho. Aferrado al mayor como si se le escapara de las manos.

El joven omega quiere decirle que estará ahí para él, que lo esperará y amará sin importar que. Pero quizá eso ya se lo dijo Chung-Ae la última vez, y Hyukjae sabe que no son iguales pero el miedo te carcome la mente y te penetra la piel. Por lo que solo se queda ahí, en silencio entre lágrimas dolor, rogando porque no se repita la historia, porque no llegué ese destino que parece ser fatal e inevitable.

Flores de Invierno [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora