CAPÍTULO 20

68 8 1
                                    

Podía respirar con normalidad, aún se sentía mareado, con los párpados pesados. Quiso cambiar de postura, pero sus manos y pies estaban atados de alguna forma. El tintineo al moverse le dio la pista, metal, hierro o acero. La luz era tenue a su alrededor cuando parpadeó, nada molesta para su visión. Sin embargo parecía estar en un sueño o más bien en una pesadilla.

Juan se removió inquieto, la manta resbaló de su cuerpo quedando en su cintura al intentar incorporarse la primera vez a pesar de los grilletes. Permaneció silencioso en el lugar desconocido y aséptico. Era una habitación de paredes pintadas de gris claro, con una encimera de acero inoxidable junto a un mueble más alto en un lateral, unido a ella. Parecían cajoneras grandes, un lado de la pared era cristal. Al otro lado solo oscuridad infinita. Algo a lo que estaba conectado comenzó a emitir un sonido demasiado estridente, tanto que le hería en los oídos.

Era enloquecedor, quería tapar sus orejas con sus manos, tironeó una y otra vez, con más y más fuerza hasta que estas quebraron. Se cubrió los oídos y se quiso incorporar poniendo los pies descalzos en el suelo, los gruesos eslabones se quebraron con más rapidez que los que ataban sus manos. Tiró de la manta alrededor de su cintura y se alzó de la camilla. El paño que le cubría de ligera textura, pero cálida. El aire alrededor era fresco pero controlado, limpio, puro, como el que jamás hubo respirado en años. Sus sentidos agudizados le avisaron de que no estaba solo, sus ojos se giraron hacia la única puerta.

El sonido de aviso de que algo ocurría a Juan, hizo que Soreigh saltase del lecho que usaba justo en la habitación de al lado, a través de su cristal podía vigilarle cada tiempo de descanso. Juan estaba despierto, no sabía desde cuando, porque el cansancio la había vencido y estaba dormida profundamente.

Sorprendida ahogó un grito con sus propias manos cuando le vio romper cadenas que eran de una aleación imposible de destrozar para un guerrero común. Le vio sin ellas, sentado en la camilla que había sostenido su cuerpo inconsciente durante horas. Sujetó la manta alrededor de sus caderas, la cual cubriendo parcialmente su desnudez al levantarse con paso vacilante.

Soreig, temerosa se acercó a paso rápido a la puerta, nada más pasar bajo su dintel, Juan volvió sus ojos con una mirada inteligente e interrogante. En pocos secoether tuvo a dos guerreros cubriendo su espalda.

–– No desenfundéis. Es una orden––susurró la mujer con firmeza.

–– ¿Le ha soltado usted?––dijo uno de ellos.

–– Ha roto sus restricciones...–– contestó la doctora.

Los hombres tenían sus manos en las armas que llevaban en la cintura, pero permanecían inmóviles, a la espera de sus órdenes. La teniente médico se adelantó un paso en el interior del recinto.

–– Juan, ¿me reconoces? ¿Cómo te encuentras?––preguntó la doctora con suave voz.

–– Estoy confuso, pero claro que sé quién es usted. ¿Cómo diablos he llegado aquí?––preguntó con voz fuerte y clara.

–– Enfermaste y estás recibiendo cuidado. Juan, no te asustes, no te preocupes por nada. ¿Ahora te duele algo? ¿Respiras bien? ¿Recuerdas a tu familia?––interrogó la mujer, necesitaba cerciorarse que estaba cuerdo.

–– Estoy bien, maldición. Solo algo mareado, me siento pesado, agotado como si hubiese trabajado horas sin descanso. Quiero ver a mis padres, a mis hermanos. ¿Pueden venir?––preguntó esperanzado.

–– No, Juan, te comunicarás con ellos por radio desde otra de las salas. Pero ellos no pueden venir hasta aquí. Te pido por favor que respires hondo...––dijo  Soreigh.

Por suerte parecía que su mente estaba lúcida, cansado por la dura experiencia, y aún no había descubierto todo lo que habían tenido que hacer para que sobreviviese, ni siquiera el reflejo de su cuerpo con tantos cambios sufridos en un espejo. Esperaba que eso no supusiera un shock. Los de su pueblo estaban preparados mentalmente para ello. Juan había sido sometido en última instancia a ello sin pedirle permiso siquiera.

CONTACTO EN LA ÚLTIMA FASEWhere stories live. Discover now