CAPÍTULO 47

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Frédderick se dejó caer relajado en la silla desvencijada que estaba ante el viejo aparato de radio del búnker mas cercano a Beta 3. Sus hombres habían respondido a su llamada. ¿Le habrían creído? Eso esperaba. Rememoró cada una de las palabras que emitió ante el micrófono y sus oídos recogieron el asombro de quien estaba de guardia en ese instante en la sala de comunicaciones con una sonrisa.


––¿Frédderick? ¡Chicos es Fredd!

Otras voces se escucharon alrededor poco después, la de Rafe sonó más alta e incómoda que ninguna.

––¿De veras eres tú, Fredd? Joder, te creíamos...––no se atrevió a pronunciar la palabra, pero mierda, escuchar a un fantasma le revolvió las tripas.

––¿Muerto? Esos «alienígenas» confiaron demasiado en que «me portaría bien». En cuanto dejaron de vigilar robé equipo y tomé la moto de nieve. La lástima es que el combustible se  acabó hace horas. Por suerte ya estaba cerca del refugio, si no estaría ya en el arca. ¿Mi hermana está ahí?––preguntó con tono inocente.

Durante unos pocos segundos, a pesar de la distancia pudo sentir la tensión en el ambiente de Beta 2. Rafe contestó ante el silencio de los demás.

––Está ahora descansando, tuvo guardia hasta hace poco––mintió descarado mirando a su alrededor para que todos guardasen silencio sobre el turbio asunto.

––Déjala descansar, entonces. Qué, idiotas, ¿Venís a buscarme con uno de los vehículos o tengo que volver a pie?––inquirió Fred con tono despreocupado.

––En menos de un par de horas estamos en el refugio, es el más cercano al sur. ¿No? La señal viene desde allí. ¿No te han seguido?––continuó Rafe.

––¿Para qué? No soy nada para ellos, un terráqueo más, una molestia, hasta estarán contentos con que me hayan largado.

––Naciste con la suerte de cara, jefe––dijo Rafe con una alegría que no sentía.

En esos días él se había hecho con el mando de la milicia. Tenía las mejores habitaciones, las mejores habitaciones de beta 2. Había implantado una nueva manera de llevar los asuntos del arca. Lo primero que hizo al volver que poner una bala en la frente de ese alcalde que ya solo era una marioneta y en los miembros del pequeño consejo. Ahora aparecía ese fantasma de la nada. Por supuesto que iría al búnker, pero para hacerlo tragar tierra. Se desharía de él, y nadie cuestionaría sus decisiones a partir de ese minuto.

––Sí, y traedme algo de comer, o mejor, os quiero a todos aquí preparados para el combate. No creo que se esperen que contraataquemos tan pronto––continuó Fredd en tono ligero––. Dejad a mi hermana al cargo de Beta 2, los que me acompañasteis en la carga anterior, os quiero a todos aquí.

––De acuerdo jefe, los camiones. Quizás tardaremos un poco más que con un vehículo ligero de rescate.

––No importa, he estado dentro y ya conozco sus puntos débiles. Tengo un plan y esta vez no fallaremos, Alfa 1 será nuestra. Esos «áliens» demasiada masa corporal, pero poco cerebro... Ah idiotas, traed comida y agua, puede que tardemos un poco en volver. Hay mucha hembra falta de hombre en esa Arca,

Algunas risas con una nota de falsedad se escucharon en la habitación de comunicaciones.

Nada más dejar el micrófono apagado, Rafe se miró a la media docena de hombres que le rodeaban.

––Poned en marcha todo, haremos como el anterior « jefe» ha ordenado. Iremos a buscarle, bien armados, pero no para atacar Alfa 1, sino para deshacernos para siempre de él. Ya lo hicimos con esa arpía fría de su hermana, ahora le toca a él...

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