Capítulo 44

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Eran las 10 de la mañana, Leonor y Alexia seguían dormidas pese a que debían de estar en planta desde hace una hora. Esto extrañó mucho a Máxima por lo que fue primero al cuarto de su hija para ver el porqué de su retraso.

Al no encontrarla allí, soltó un suspiro mientras negaba con lentitud la cabeza, sabiendo que se encontraría en el cuarto de Leonor. Antes de llamar, pegó un poco la oreja en la puerta para comprobar si estaban despiertas, pero al no escuchar nada sabía que se habían quedado dormidas.

-Chicas soy yo -dijo la reina de los Países Bajos desde el otro lado de la puerta-. Voy a entrar, ¿vale?

No obtuvo ninguna respuesta, así que se tomó la libertad de entrar al cuarto sigilosamente a la vez que se acercaba a la cama para poder ver de cerca a las dos muchachas. Cuando se plantó en el lado de la cama donde se encontraba Alexia no pudo evitar sonreír de ternura. 

Estaban haciendo la cucharita, y Alexia era quien abrazaba por detrás a Leonor. A Máxima le daba mucha pena tener que despertarlas, pero el desayuno ya estaba preparado para ellas.

Acercó su cara a la de su hija y fue quitándole algunos mechones de pelo de su rostro, para después darle un beso en la mejilla.

-Alexia, cariño, el desayuno está listo. Id preparándoos para bajar.

En ese instante, Alexia se retiró de su posición y se estiró en la cama. Se frotó los ojos, y cuando aclaró la vista se llevó un susto porque no se esperaba a su madre allí.

-M-mamá te lo puedo explicar. No he pasado aquí toda la noche como es obvio, de hecho, vine para llamar a Leonor de que nos teníamos que ir. Sin embargo, una cosa llevó a la otra, yo también estaba cansada del viaje y decidí echarme un rato, entonces...

-Alexia, basta. No hace falta que te expliques. Soy tu madre y te conozco mejor de lo que crees, pese a que te empeñes en que quiero más a tus hermanas, no creas que nací ayer. Es obvio que dormiste aquí toda la noche, pero no estoy enfadada en absoluto. Venga despierta a Leonor, os espero abajo. Tu padre y tu hermana se han tenido que ir ya, estaremos las tres.

Alexia asintió y le dio un beso a su madre de buenos días. Una vez se fue, se replanteó diferentes formas de despertar a Leonor. Pensó en tirarle un cubo de agua, tirarse encima de ella a modo lucha libre, o de la forma romántica y tradicional. Sopesó los pros y contras de cada opción y optó por tirarse encima de ella, era más su estilo.

-¡Leonor despierta! -dijo la pelirroja para instantes después tirarse sobre la española.

-¡Ah! Que duele, imbécil -respondió Leonor molesta por la forma tan brusca de despertarse-. Y yo que te tomaba por una romántica empedernida.

-Hay que cambiar un poco que lo que se vuelve costumbre puede llegar a ser aburrido. Admítelo, te ha gustado y te apuesto a lo que quieras a que nadie te ha despertado así. Venga en pie que mi madre nos está esperando abajo.

Las dos se pusieron en marcha y se vistieron con sus atuendos para el día de hoy. Leonor estaba emocionada porque Alexia había estado diciendo de que le tenía una sorpresa preparada, pero no quiso darle ni una pista.

Llegaron a la mesa y estaba Máxima con su portátil, comprobando los documentos e información para su conferencia de hoy. Levantó la mirada cuando notó la presencia de Alexia y Leonor y les invitó a tomar asiento.

Máxima estaba encantada con la presencia de Leonor en la vida de Alexia porque había notado una considerable mejora en su conducta. En eventos se mostraba más social y más cercana con los ciudadanos, sus notas iban mejorando poco a poco, y sus escándalos iban perdiendo fuerza.

A Dos Coronas de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora