Capítulo 45

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Las chicas se pusieron cómodas al llegar a palacio, Leonor le dio un pequeño adelanto de la sorpresa de Alexia a su hermana, quien le respondió con muchos stickers de corazones. Fue a guardar su móvil y escuchó que alguien llamaba a la puerta.

-Pasa -se giró y vio a uno de los mayordomos debajo del marco de la puerta con una dulce sonrisa.

-Señorita Leonor, la señorita Alexia le está esperando en el comedor. Le acompaño.

Leonor salió de la habitación con las mejillas ligeramente sonrojadas, y pellizcándose los dedos de los nervios. ¿Qué tendría preparado ahora? Estaba dejando el listón muy alto.

Bajaron las escaleras, y antes de llegar al comedor, el mayordomo paró a Leonor y le puso una venda en los ojos. Escuchó a una voz pidiendo silencio y sabía que era Alexia. El mayordomo posó sus manos en los hombros de Leonor para dirigirla y después ayudarla a asentarse. Tras unos segundos de suspense, pudo ver con claridad.

La mesa del comedor estaba decorada con flores y pétalos de rosa con algunas velas en el centro y alrededor para poder ver. En frente estaba una Alexia con una sonrisa de oreja a oreja, aunque no podría decir con exactitud si estaba colorada de los nervios o emoción.

-¡Tachááán! ¿Te gusta? Tengo que admitir que he recibido mucha ayuda, pero la decoración ha sido cosa mía.

-Cuando creo que no puedes sorprenderme más, vas y lo haces. Se nota que tienes un gran gusto para la moda y la decoración. No es nuestro escritorio de Gales, pero no está nada mal.

-Y tengo gusto para más cosas -Leonor puso los ojos en blanco y Alexia comenzó a reír con ganas-. Bueno, menos cháchara, vamos a comer -dos personas del servicio entraron y colocaron los platos de comida en frente de cada una.

-Lo ha preparado un chef súper reconocido en el país, tiene 3 estrellas Michelín. Es Jacob Jan Boerman, no sé si te suena.

-Sí, he oído hablar de él. La comida tiene muy buena pinta -el primer plato era langostinos con zanahoria, hierbas y especias.

-Pues que aproveche.

-Igualmente.

La cena fue muy bien, ambas se sentían cómodas y había conversaciones fluidas. Leonor se sentía como en casa, mientras que Alexia tenía una gran satisfacción en el cuerpo de que el día había sido de 10.

Iban por el postre y el chef se acercó a saludar a las dos princesas. Les preguntó si les había gustado todos los platos y mantuvieron una pequeña conversación. La cena había terminado, Alexia y Leonor se iban a ir a sus respectivos cuartos, pero de repente Alexia cogió la mano y tomó la delantera.

-¿Q-Qué haces? ¿A dónde vamos?

-Shhh, no hagas tantas preguntas.

En un par de minutos se encontraban en el jardín principal, en el centro había unas cortinas con función de manta, de cuadros naranja y blanca. Cerca un pequeño calentador, ya que eran como las 19 de la tarde y en los Países Bajos se notaba bastante el frío, de todas formas también había mantas.

-¿Un picnic?

-Acabamos de comer, no quiero que tu madre se enfade conmigo por haber roto tu dieta diaria. Vamos siéntate.

Leonor le hizo caso a Alexia, quien ya tenía una manta encima y estaba tumbada mirando el cielo. La española decidió meterse en la misma manta con la neerlandesa.

-No hay lluvia de estrellas ni nada, pero pensé que sería bonito ver las estrellas -Alexia tecleó en su teléfono, y en un minuto los focos que alumbraban la fachada del palacio se apagaron, por lo que las estrellas se podían ver con mucha más intensidad.

-Guau. De verdad te lo has tomado en serio.

-Creía que lo sabías, si hago algo, tiene que ser a lo grande -Alexia soltó un suspiro de alivio y pasó su brazo alrededor de la rubia.

Mañana por la mañana debían de regresar al internado, ninguna de las dos quería que esto se acabase. Leonor en ese momento tan bonito, no pudo evitar pensar en cómo lo harían cuando terminaran el bachillerato.

Intentó quitar esos pensamientos de su cabeza y vivir el presente con el amor de su vida. Aunque sonara exagerado, Leonor realmente pensaba que no podría querer a nadie más de la misma forma en la que quería a Alexia, eso le asustaba.

Ambas se estaban quedando dormidas en la intemperie, pero estaban tan a gusto que no querían mover ni un dedo. Cuando Leonor iba a cerrar los ojos, vio una estrella fugaz pasar muy rápido.

-Alexia, ¡una estrella fugaz! Pide un deseo, rápido.

La holandesa quien estaba casi en el quinto sueño, abrió los ojos de inmediato y pese a que no logró ver la estrella fugaz, pido un deseo.

-¿Lo llegaste a ver? -preguntó Leonor.

-Ajá.

-Que va, te habías quedado dormida. Bueno, creo que el deseo igualmente cuenta.

-Ojalá cuente, ojalá se haga realidad -dijo la pelirroja en un hilo de voz.

-¿Estás bien? -Leonor ajustó su cabeza para poder mirar mejor la cara de Alexia.

-Sí, sólo que tengo sueño. Ser una romántica es agotador.

-El próximo viaje será a Madrid, que lo sepas. Intentaré mejorar este fin de semana.

-Seguro que lo harás -Alexia le plantó un beso en la frente de Leonor y volvió a cerrar los ojos, dispuesta a retomar su sueño, la española hizo lo mismo.

La pantalla del teléfono de Leonor se encendió por la entrada de diversos mensajes de Sofía. Como tenía el móvil en silencio, no llegó a leer nada, pero recibió un total de 10 mensajes.

"Mañana debéis iros lo antes posible a Gales. Te quiero mucho."

A Dos Coronas de TiWhere stories live. Discover now