Capítulo 4

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Por eso de las 2:30 Alex pasó a buscarme para llevarme a comer, hablar con mi mejor amigo me ayudaba demasiado en muchos aspectos, confiaba demasiado en él.

- Mi mamá está loca si cree que yo voy a conseguir lo que Alison no, ¿Lograr efectos beneficiosos? Por favor Alex, es una tontería - Dije poniendo los ojos en blanco.
- ___, ya sabes cómo es tu mamá a veces, es mejor que no la contradigas, deja que piense que harás lo que ella espera, claro que no es tu responsabilidad porque ni eres novia del tal Christopher ni tampoco tienes que unir a sus familias solo por compromiso - Aseguró.

Mi mejor amigo apoyándome como siempre.

- Iré a verlo para ver qué tan lejos puedo llegar, me interesa saber cómo y en cuanto tiempo trabaja, podría elevar mis números si nos asociamos - Comenté.
- Me parece bien que quieras hacerlo por tu empresa, manéjalo como tú sabes y no dejes que nadie influya en eso, finalmente la que recibirá el honor o fracaso serás tú - Dijo Alex tan obvio como siempre mira las cosas.
- ¿Me acompañas a verlo? Se supone que puedo llegar cuando pueda -.
- Bien, pero te espero en el auto - Me advirtió con una sonrisa.
- De acuerdo - Acepté.

Le devolví la sonrisa y sin más nos dispusimos a terminar la comida, que por cierto, estaba deliciosa.

(...)

La dirección que papá me envió me trajo hasta un edificio realmente grande y sofisticado, las puertas de cristal dejaban ver marcadas en ellas EMPRESAS VÉLEZ, dejando saber que su imperio ya comenzaba tan solo parándote frente a él.

- Vaya, este chico sí que tiene plata - Dijo Alex detrás de mí mirando todo con asombro.
- Veamos que consigo con todo ésto, no te muevas del auto Alex, no creo tardar - Le dije preparándome para entrar al lugar.
- Yo te espero lo que quieras, anda, ve - Me animo.

Caminando segura me adentre al lugar, donde un tipo de seguridad me preguntó a dónde me dirigía, cuando mencioné a Christopher asintió y me indicó que debía pasar a recepción, donde me dieron un gafete como visitante y me indicaron a qué planta debía ir.
En el ascensor iba pensando que le diría, la verdad es que no estaba segura de hacer tratos con él, y finalmente él había solicitado verme, supongo que quién debería pensar más es él, por lo tanto sin preocuparme de más salí del ascensor cuando llegué al piso correcto.
Afuera de unas enormes puertas estaba un gran módulo, en donde había dos chicas rubias mirando una computadora, me acerqué a ellas y hablé.

- Buenas tardes, tengo una reunión con Christopher Vélez - Dije.
- El señor Vélez no la puede atender, está muy ocupado - Dijo una de ellas mirándome de arriba abajo.
- ¿Por qué mejor no le dices que estoy aquí y que necesito verlo? - Sugerí tratando de mantener la calma, le hablé lo más cortés posible.
- Ya le dije que no voy a interrumpirlo, después le diré que estuvo aquí - Mencionó.

Esta mujer era tan descortés que hacía enfadar a cualquiera, ese tono de creer tener el poder la hacía tan insoportable.

- Ok, avísale cuando quieras, dile que ___ Libson vino a buscarlo - Comenté.

Saqué una de mis tarjetas de referencia y se la dejé sobre el mostrador.

- Llámame más tarde, quizá tenga un espacio en el almacén para ti - Concluí.

La chica me miró incrédula, tomó la tarjeta y la analizó.

- ¿___ Libson? ¿Eres la diseñadora de - Yo asentí mientras la miraba con una ceja arqueada - Lo siento mucho señorita Libson, yo, es que, bueno, por favor no mencione esto con el señor Vélez, necesito el empleo - Pidió.

En su mirada no había mas que súplica, ahora se arrepentía, claro, por ello debía dejar de ser tan déspota.

- Antes de actuar y tratar a los demás tan déspotamente, piensa en todo lo que viene después, nena, no durarás mucho aquí si sigues con esa actitud, ahora, ¿Le dirás qué estoy aquí, o no? - Pregunté mirándola fijamente.
- Ahora mismo - Se apresuro a decir.

Tomó el teléfono y se comunicó con Christopher.

- Señor, la señorita ___ Libson espera poder pasar a verlo - Hizo una pausa y escucho atenta - Enseguida - La chica colgó y me miró apenada - Adelante señorita Libson, y por favor discúlpeme. -.
- Intenta cambiar o alguien más te pondrá en tu lugar - Respondí.

Y sin decir nada más caminé hacia esas enormes puertas para tocar antes de entrar.

- Adelante - Dijo una voz potente del otro lado.

Abrí sin más la puerta y a paso decidido entre cerrando tras de mí.
Christopher Vélez estaba parado junto a la silla frente su escritorio, y antes de dirigirle por completo mi atención le dí una mirada al lugar, una oficina bastante grande para él solo, ambicioso resultó ser, bueno, al menos una cosa teníamos en común.

- Señorita Libson - Dijo llamando mi atención, yo caminé hasta ponerme delante del escritorio.
- Me gusta la formalidad, señor Vélez - Mencioné.

Extendí mi mano hacia él, quien caminó hasta posarse delante de mí, tomar mi mano y besar el dorso de ésta.

- ¿De verdad prefiere que le hable de usted? - Preguntó aún sin soltar mi mano.
- En realidad ya hay un vínculo entre nosotros, así que lo veo poco necesario - Admití.

La verdad es que esa era la realidad, aunque su relación con Alison no era de relevancia para mí y lo que quería conseguir con mi asociación, claro, si prospera algo con Christopher.

- Perfecto ___, toma asiento, bienvenida a empresas Vélez - Me dijo después de soltar mi mano y ayudarme con la silla para después rodear su escritorio y sentarse frente a mí en su silla del otro lado del largo y ancho escritorio que nos separaba.
- Mi papá se encargó de darme tu mensaje, es evidente que por algo estoy aquí - Le dije una vez sentí su mirada sobre mí.
- ¿Entonces te interesa la propuesta que puedo hacerte? - Inquirió.

Su expresión era bastante relajada, me miraba con una pequeña sonrisa en el rostro.

- De cierta manera, aunque te advierto que debe ser algo que me convenga demasiado, no suelo trabajar con cualquiera - Mencioné.
- Y haces bien, yo tampoco suelo trabajar con cualquiera y mucho menos ofrecer una propuesta si sé que no tienen potencial -.
- ¿Quieres decirme que eres experto analizando el mucho o poco potencial que puede poseer una persona? - Pregunté divertida.
- No hay que verlo de esa manera, sé que tengo poder y la capacidad de analizar de alguna manera esa parte de las personas, pero puedes tomarlo como un simple gesto de seguridad ante la economía de mi empresa - Dijo.

Así que además de todo, un egocéntrico en toda la extensión de la palabra, ay mi querido cuñadito.

- Vaya, tus habilidades deben ser sobrenaturales entonces, pero me siento halagada, al menos esos grandes dotes de sabiduría saben reconocer mi potencial - Le dije con una sonrisa ladina y divertida.
- Es imposible negar algo que es evidente, siéntete orgullosa de eso - Comentó.
- Lo estoy, muy orgullosa a decir verdad - Aseguré.
- Bien, me ha quedado claro -.
- Menos mal, ahora bien, ¿Por qué no me cuentas un poco más acerca de lo que haces en tu empresa y como pretendes que tú y yo nos asociemos para lograr algo grande? - Propuse.

No quería desafiarlo mucho, y aunque la verdad no sabía demasiado de su empresa, no entendía de que forma quería relacionar su trabajo con el mío.

|Mitad mentira, mitad verdad| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora