Capítulo 14

416 38 17
                                    

|Semanas después|

Las cosas en casa iban bastante bien, Christopher y yo apenas cruzamos palabras cuando estamos juntos, digo, por educación nos saludamos, pero ninguno de los dos se encuentra en casa mucho tiempo, y eso sin duda me tiene tranquila, solo tenemos que fingir cuando estamos afuera, a la mira de todos, están convencidos de que somos un feliz matrimonio que se ama y que puede trabajar libremente porque todo es perfecto, y vaya estupideces, disfruto más cuando hablamos de trabajo que cuando tenemos que poner cara de idiotas frente a socios o incluso Alison, que de verdad me odia con el alma entera, y no es para menos, Christopher ni siquiera se portaba con ella como lo hace conmigo en público, y eso me asusta, porque me encantaría que fuera menos expresivo y más el estilo que usaba con mi hermana.
Mi mamá apenas y me dirigía la mirada, o está muy enojada conmigo o no estaba de acuerdo con lo que pasó, como sea estoy segura de que no quiere hablar conmigo y no lo hará, así que como siempre me queda aguantarme y callarme.
Me muero de hambre, y la verdad es que de vez en cuando me gusta romper la dieta, así que mientras esperaba pacientemente mi pizza, decidí acomodar mi ropa y algunas otras cosas que no me dio tiempo de arreglar en la mañana.
Cuando por fin escuché que había llegado el repartidor, salí de mi habitación rápidamente, pero no contaba con que me iba a encontrar y chocar con un torso desnudo, un torso que jamás me imaginé tocar o incluso llegar a ver, estaba en completo shock, me fue inevitable no mirar lo que tenía enfrente, ¿Qué carajo?

- ¿Estás bien? - Preguntó Christopher mirándome a los ojos.
- Mm, yo, eh, sí, estoy bien - Dije nerviosa quitando las manos de su pecho.

Que tonta soy, ni siquiera escuché que estaba en casa.

- ¿Ibas a abrir la puerta? - Cuestionó.
- Sí, creo que es mi pizza - Dije bajito.

Es que hasta la voz se me fue, no sé porque no puedo soportar verlo así.

- ¿Pizza? ¿En serio has pedido pizza? - Preguntó con cierto deje de emoción.

Bueno, creo que la comida puede llegar a entusiasmarlo más que otra cosa, y eso sin duda me hizo salir de mi transe, al fin.

- ¿Quieres acompañarme a comer? Hay suficiente para los dos - Dije.
- Espero que no me odies después de que sepas que puedo comer una pizza entera - Mencionó divertido.
- Oh vaya, tendrás que abstenerte esta vez, mi humor no suele ser el mejor cuando roban mi comida - Respondí del mismo modo.
- Siempre podemos pedir más - Comentó.
- Pero esta vez te tocará invitar -.
- Bien, no voy a objetar a eso -.
- De acuerdo, así no creo odiarte entonces - Aseguré - ¿Te molestaría usar una playera? - Inquirí encogiendo los hombros.
- Es verdad, en un momento te alcanzo - Dijo.
- Te espero abajo - Avisé.

Gracias al cielo, su torso desnudo me distrae mucho.
Bajé las escaleras y abrí la puerta para poder recibir la caja de pizza y pagar, ahora me tocaría comer en el living con Christopher, así que fui a la cocina por platos y vasos, después de todo espero que no sea una mala noche.

- Mm, eso se ve delicioso - Dijo dejándose caer en el sofá.

Son pocas las veces que lo he visto en pijama, y la verdad es que resulta raro verlo sin esos trajes que le dan mucho estilo y porte, no digo que con pijama se vea mal, pero honestamente es extraño todo esto.

- ¿Te parece muy horrible mi pijama? - Preguntó sacándome de mis pensamientos.

Su mirada estaba clavada en mí, oh no, notó que lo miraba.

- En realidad te miro porque es raro que no traigas puesto un traje y que decidas comer pizza y beber soda en lugar de un buen vino - Dije sincera, entonces él rió levemente.
- Estoy en casa, con mi esposa, digamos que también es extraño para mí verte así vestida y tan relajada comiendo pizza, no me mal entiendas, como sea creo que eres una mujer muy bella e impones con lo que sea que traigas puesto, pero ni en mi sano juicio podría imaginar ver a la reconocida modista sentada junto a mí en pijama -.

Me alegra mucho que tenga sentido del humor, porque me gusta reírme sin tener que pensarlo mucho.

- Creo que ahora es muy evidente que vivir juntos no significa que sepamos todo del otro, ¿Crees qué llevamos un horrible matrimonio? - Pregunté.
- Creo que nos hace falta mucho para llegar a serlo, pero podemos ser amigos que pueden desayunar, comer o cenar juntos cuando estén en la comodidad de su casa - Sugirió.
- Claro, porque afuera somos marido y mujer -.
- Exacto, así que yo no tengo problema con pasar más de estas noches si sé que no eres tan seria como lo imagino - Aseguró.
- Oye, también me sorprende que tengas sentido del humor, tienes lindos dientes, rara vez los he visto - Dije graciosa para después comer un pedazo de pizza.
- Eso sí me ofende, no pretendo que años de tratamiento de ortodoncia se vayan a la basura por no sonreír - Comentó.
- Así que usabas brackets - Mencioné con una sonrisa.
- Es un secreto que ya sabes, no se lo digas a nadie - Pidió.
- Pues ya somos dos, guarda mi secreto que no es algo que me haga muy feliz -.
- ¿Y por qué no? Ahora gozas de una sonrisa bonita -.
- Bueno sí, pero ese proceso tan largo llegó a no gustarme en algún momento - Dije.
- Te comprendo bien, será un secreto de ambos bien guardado - Afirmó.
- Y por supuesto no desperdiciado -.
- ¿Tendré que vivir contando chistes para reír sin límite? - Inquirió.
- Seguramente sí - Dije riendo - ¿No puedes pensar en algo que te haga feliz? -.
- Mm, veamos - Dijo fingiendo pensar - La comida me hace feliz -.
- Podrías pensar en ella - Propuse.
- Pero me dará hambre, y mucha - Aseguró.
- Y tendrás que comer -.
- Y voy a ponerme obeso, y no creo que eso me haga feliz a la larga - Comentó haciendo una mueca que me hizo reír.
- Claro, el magnate hombre de negocios Christopher Vélez necesita estar en espectacular forma - Mencioné burlona sin dejar de mirarlo.
- Pues claro, no por nada me gusta hacer ejercicio -.
- ¿Entonces estás rompiendo la dieta? - Pregunté fingiendo sorpresa.
- Es algo que debo hacer para ser feliz, ¿Te imaginas vivir sometido a una dieta rigurosa? Seguro viviría amargado, por eso hago ejercicio - Me hizo saber.
- ¿Y cómo le haces para comer y no engordar? Yo siento que ya subí dos kilos con esta rebanada - Dije fingiendo pesar.
- Veamos -.

Él tomó mi mano y me hizo poner de pie, entonces sentí su mirada recorrer mi cuerpo entero, pero no una mirada pesada o morbosa, era diferente nada más.

- Estoy seguro de que esa rebanada no te hizo nada, además, no tienes que sentir culpa, la comida es un manjar que tienes que disfrutar - Afirmó.
- Y lo hago, a veces de más - Admití.
- Pues la verdad es que no se te nota, así que bendita tu suerte - Dijo riendo para después hacerme sentar de nuevo sutilmente.
- Vaya, viniendo de ti comienzo a creermelo - Dije divertida.
- No habría razón para no hacerlo, suelo decir siempre la verdad, ojo con eso - Mencionó para después guiñarme un ojo.

|Mitad mentira, mitad verdad| Christopher Vélez Where stories live. Discover now