Capítulo 27

453 34 23
                                    

- ¿Me das unos minutos? Llamaré a Santi - Pregunté.
- Claro bonita, adelante - Respondió.

Dejó un último beso en mis labios y entró al baño para arreglarse la ropa.
Tomé mi celular y marqué a su número.

- Al fin mujer, ¿Por qué tardaste tanto? - Cuestionó del otro lado del teléfono.
- Lo que pasa es que me dolía la cabeza, le puse seguro porque me recosté en el sofá un momento y me estaba quedando dormida - Mentí.
- Mm, ¿Segura? Tú quieres verme la cara - Afirmó.
- ¿Por qué dices eso? Te estoy diciendo la verdad - Dije.
- Bueno, dos bellas mensajeras dijeron que Christopher Vélez había entrado a tu oficina, ¿Es ese tu dolor de cabeza? - Preguntó.

Carajo, la última persona a la que puedo engañar con dolores de cabeza es a Santi.

- Me trajo medicina - Dije rápidamente.
- Y yo nací ayer, pero está bien, ya me imagino porque el tamaño de tus mentiras - Comentó.

Y aunque él no pudiera verme yo estaba más sonrojada que nada.

- Está bien cariño, ya quiero yo una relación así de atrevida - Mencionó.

De pronto reí ante lo que dijo.

- ¿Por qué querías verme? - Inquirí.
- Te quería mostrar como se ven los diseños que acaban de subirse a la página, pero lo haré mañana, no quiero ver cosas que no - Aseguró.
- Ay Santi - Dije apenada.
- Disfruta a ese Dios griego, nos vemos mañana belleza, cuidate preciosa -.
- Hasta mañana Santi -.

Corté la llamada y solte un suspiro, ¿Cómo voy a verlo a la cara? Que vergüenza de verdad.

- ¿Todo bien? - Preguntó Chris a mis espaldas en cuanto salió del baño.
- Sí, creo que sí, Santi ya se fue - Le avise.
- Bien, ¿Nos vamos también? - Inquirió.
- Claro, vámonos -.

|Semanas después|

Christopher's POV.
La tranquilidad de mi oficina me ayuda a pensar en el siguiente paso que voy a dar, y estaba tan enfocado en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Andrea, mi secretaria, entró ya que no respondí cuando tocó la puerta.

- ¿Qué pasa Andrea? Te pedí que no hubiera interrupciones - Le dije serio.
- Lo sé señor, discúlpeme de verdad, intenté llamarlo pero desconectó la línea, y la señorita que está afuera no quiere irse hasta verlo, intenté de todo pero se aferra a entrar - Dijo con total preocupación.
- ¿La señorita? ¿Quién es? - Cuestione.
- Solo me dijo que su nombre es Elena Kennedy -.

Estoy seguro de que en un segundo, escuchar su nombre logró cambiarme el rostro, ¿Qué hace aquí? ¿Por qué volvió?

- Está bien Andrea, no te preocupes, dile que pase - Mencioné.
- Claro señor, con permiso -.

Andrea salió y minutos después la silueta de Elena apareció en mi oficina, se veía tan fresca, tan relajada, como si nada hubiera pasado.

- Hola Christopher - Dijo coqueta con una sonrisa.
- Elena, ¿Qué haces aquí? - Pregunté completamente serio.
- Quise venir a saludar, volví a Miami y lo primero que quise hacer fue verte, ¿Acaso es eso malo? - Cuestionó con esa mirada de inocente que muchas veces la ayudo a salirse con la suya conmigo.
- Bien, ya me has visto, puedes irte ahora porque estoy muy ocupado - Sentencie.
- Vaya, sigues siendo ese sexy empresario serio del que me enamoré - Aseguró.

Caminó hasta que se colocó delante de mi escritorio y entonces se sentó.

- ¿Qué quieres Elena? - Pregunté.
- Christopher tenemos que hablar, no terminamos de la mejor manera y ahora que he vuelto estoy dispuesta a recuperar lo que dejamos en el pasado - Mencionó.

Lo decía tan segura de sus palabras, como si nada malo hubiera sucedido y ella tuviera todo el derecho de pararse y decir esta sarta de estupideces.

- ¿Recuperar qué? ¿Acaso estás escuchando lo que dices? - Comenté enfadado.
- Christopher, por favor, ¿Tan rápido olvidaste lo que sentíamos? Dijiste que me amabas, y el amor no se acaba nunca, solo lo guardas hasta que puedas estar con esa persona otra vez - Dijo.
- Que fácil es para ti decirlo, que ridículo se escucha cuando tú lo dices, cuando amas no se hace lo que tú me hiciste, cuando amas piensas en las dos personas, tú no sabes que es el amor, no tienes ni la más mínima idea de lo que estás diciendo porque no tiene sentido - Afirmé.
- No tienes porque juzgarme de esa manera, claro que te amé, te amo y te amare por siempre, pero tienes que entenderme, tenía sueños que cumplir, y ahora estoy aquí porque quiero estar contigo, porque quiero recuperar lo que un día hubo entre nosotros -.

Ella se puso de pie y se acercó a mí, de manera que pude sentir su olor, ese olor tan peculiar del que estaba enamorado, completamente enamorado.

- Yo sé que aún sientes algo por mí, sé que podemos intentarlo de nuevo y esta vez lograr lo que siempre soñamos juntos, no me niegues tu cercanía Chris, yo no puedo sacarte de mi corazón - Mencionó.

Sus manos se colocaron en mi cuello, ella se acercaba cada vez más a mí, y cuando estuve a punto de caer rendido, su imagen, el rostro de ___ se hizo presente en mis pensamientos.

- Pues tendrás que hacerlo justo como lo hice yo, ya no te amo, ya no siento nada por ti, entiendelo de una vez - Dije haciéndome para atrás y tomando sus manos con las mías para separarlas de mi cuerpo.

Antes de que Elena pudiera decir algo el teléfono de la oficina, al que ya le había devuelto la línea, comenzó a sonar.

- Andrea - Dije cuando respondí la llamada.
- Señor Vélez, su esposa ya llegó - Me informó.

Perfecto, justo a tiempo.

- Muy bien, dile que pase por favor - Pedí.
- Enseguida señor -.

Colgué el teléfono y me puse de pie.

- Claro que no has dejado de amarme, estabas a punto de recordar lo mucho que te puedo hacer sentir, no rompas el momento Chris - Dijo Elena tratando de acercarse y tomarme nuevamente.

Sin embargo se detuvo cuando esa bella silueta se hizo presente en la oficina.

- Hola cariño - Dijo ___ con una sonrisa mirándome.
- Hola mi amor - Respondí.
- ¿Mi amor? - Preguntó Elena incrédula, entonces logró capturar la atención de ___.
- Oh, ¿Qué tal? Buenas tardes - Dijo amable dirigiéndose a Elena.
- ¿Mi amor Christopher? ¿Qué está pasando? ¿Por qué llamas a esta mujer así? - Cuestionó Elena com furia.
- Vaya - Dijo ___ arqueando una ceja y mirando, primero a Elena, y después a mí.
- Elena, te presento a mi esposa, ___ Libson - Dije tomando la mano de ___ y acercándola a mí.
- ¿Tu esposa? ¿Estás casado? ¿Es en serio? - Preguntó.

La sorpresa en su rostro era imposible de ocultar, pero honestamente me alegra verla así, después de todo merecía sufrir un poco.

- Así es, oíste bien, ___ es mi esposa, y ahora que tienes más claras las cosas, voy a pedirte que te vayas, es hora de que vuelva a casa con mi mujer - Mencioné firme incitandola a irse.

No quiero verla más, no quiero tenerla cerca ni tampoco escuchar todas esas tonterías que sola se planteó, porque claro, cuando tú no eres el que resultó lastimado, ¿Qué te puede importar? Cree que puede venir a cambiar mi vida y entrar como si nada, tan equivocada está.

- Ésto no va a quedarse así, tienes que explicarmelo - Dijo seria y amenazante.
- ¿Explicártelo? ¿Quién eres para merecer explicaciones de mi parte? - Cuestione.
- Christopher, no me trates así, no me lo merezco - Aseguró.
- Si sabes lo que te mereces entonces vete de aquí y no regreses, no quiero volver a verte Elena, no tienes nada más que hacer aquí - Afirmé.

|Mitad mentira, mitad verdad| Christopher Vélez Where stories live. Discover now