En este segundo volumen, Klein asume la identidad de Sherlock Moriarty, un detective privado en Backlund. Se ve envuelto en un caso que involucra a dos naciones y, para protegerse, contrata a una guardaespaldas llamada Sharron.
Con la ayuda de Sharr...
Sharron tomó el sedante que estaba almacenado en un tubo de vidrio, miró el líquido que parecía puro y asintió levemente.
"Está bien."
Como se esperaba de alguien que no pierde el aliento... Klein sonrió y dijo: "Señorita Sharron, ¿puede decirme las ubicaciones candidatas para el campo de batalla que ha decidido? Deseo familiarizarme con el entorno en los próximos días. De esta manera, no importa dónde elijas en última instancia, mis preparativos serán más que suficientes".
Y dado que tienen derecho a elegir la ubicación de la batalla final, no se preocuparán por la posibilidad de que yo informe a las autoridades o cualquier otro Beyonder que pueda intentar aprovecharse de la situación... Por supuesto, si ella realmente no lo hace. No confíes en mí, podría intentar otra "certificación notarial"... pensó Klein en voz baja.
Sharron lo miró fijamente durante unos segundos con sus ojos azules antes de decir: "Prepara un mapa de Backlund cuando regreses".
"Déjalo en la mesa de café".
"Ningún problema. Espero que esta cooperación no solo se desarrolle sin problemas, sino que también sea agradable". Klein habitualmente se inclinaba hacia adelante para estrechar la mano.
Sharron bajó la cabeza para echar un vistazo y su figura se desvaneció gradualmente en el aire.
Klein continuó su movimiento y levantó su mano derecha para alisar su cabello negro, riendo secamente en el proceso.
Había pedido la ubicación del campo de batalla con anticipación, no solo para prepararse para la misión, sino también para estar en guardia contra Sharron y Maric.
Aunque su filosofía era reprimir y restringir sus deseos, y era poco probable que no patearan a alguien cuando ya no fueran útiles. Klein no podía estar seguro de que el Epectro Steve, Zombie Jason y Hombre Lobo Tyre no tuvieran lo que habían deseado anormalmente. Si realmente había un tesoro que haría que cualquier Beyonder común tuviera una fuerte intención maliciosa, Klein realmente no podía garantizar que los dos mutantes pudieran controlarse a sí mismos.
Por lo tanto, tuvo que averiguar el entorno con anticipación y preparar una ruta de escape en caso de que quisieran silenciarlo.
No era que Klein no confiara en Sharron, con quien había pasado por la vida o la muerte, pero era la forma más básica de autoprotección.
Uno no debe tener el corazón para dañar a otros, pero debe estar alerta para no ser dañado... Klein giró la cabeza para mirar por la ventana y suspiró para sus adentros en chino.
Una lámpara de gas tras otra seguía siendo dejada atrás a medida que el carruaje avanzaba. Las calles se volvieron más espaciosas y limpias, y tardó más de media hora en volver a la calle Minsk.
Es muy caro tomar un carruaje en este momento... Klein miró hacia el cielo casi negro y la luna roja que apenas parecía atravesar las nubes.
Caminó un rato y de repente vio que la casa del abogado Jurgen estaba a oscuras.
Sacando su reloj de bolsillo de oro, lo abrió y lo miró. Con una risita, Klein se desvió hacia la puerta de Jurgen y usó la llave que le habían dado para abrirla.
En ese momento, Brody, el gato negro, ya estaba sentado en silencio detrás de la puerta, mirando al visitante con su par de ojos verdes oscuros y redondos. La habitación estaba oscura y silenciosa, sombría y solitaria.
Klein se agachó y trató de tocar la cabeza de Brody, pero Brody retrocedió rápidamente y apartó la mano con disgusto.
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