Capítulo 3: Casualidad

345 35 2
                                    

Aylen

No puede ser, esto en realidad solo me pasa a mí por metiche y curiosa.

—¿Estás loca?

—¿Que si yo estoy loca? ¡Tú fuiste el que se me apareció de la nada asustándome, idiota!

Miro sus ojos cafés, gracias a que mi celular aún tiene la linterna encendida y está tirado en el suelo.

—No fue mi intención —replica.

—¿Y tirarme al suelo sí?

Parece que se da cuenta del pequeño detalle de que su cuerpo está sobre el mío, me suelta y se queda sentado en el suelo.

—Lo siento.

—El dolor en mi culo sí que lo siente, para tu información —refunfuño y me pongo de pie sacudiendo la arena en mi cuerpo. Lo oigo soltar una risita baja y lo miro furiosa antes de tomar mi celular —. ¿Qué haces aquí, para empezar?

Ladea la cabeza para mirarme y luego de un salto se pone de pie, no puedo evitar detallarlo, tiene una camiseta blanca que ahora me deja ver todos sus tatuajes. Y como tengo una increíble memoria me doy cuenta que los que tiene en su brazo izquierdo ya los había visto antes.

—Un momento, eras tú el chico que vi hace unos meses cuando Cecile y su hija se mudaron, ¿no? El de los tatuajes en el brazo.

—Que inteligente eres, no lo sabía —suelta con sarcasmo y ahora, al tenerlo más cerca y frente a mí, noto que es súper alto, tal vez me lleva una cabeza y media, tengo levantar la mía para poder verlo.

—¿Naciste siendo estúpido o solo te pasa algunas veces?

Echo mi cabeza hacia atrás cuando se aproxima a mí.

—¿Y tú naciste siendo tan molesta y curiosa a solo te pasa algunas veces?

—Ja, ja. No me dio risa —luego lo señalo con mi dedo —. Y para tu información, solo quería saber quién estaba andando por aquí a estas horas.

—Vine a pensar —es lo que responde dando un paso atrás y tomando asiento en una roca.

—¿Sobre qué? —y aquí va mi curiosidad.

Me echa una mirada, mis nervios saliendo a flote cuando sus hermosos ojos me repasan de arriba abajo con lentitud.

—No te interesa.

—Grandísimos idiota.

—Tengo nombre, deja de insultarme.

—Pues mira, imbécil e idiota son dos nombres que pegan perfecto con tu actitud malhumorada —me cruzo de brazos y alzo las cejas en su dirección.

Se queda observándome unos segundos que se me hacen eternos, luego, deja salir el aire y se pone de pie, esta vez no me alejo cuando se acerca a mí.

—No me voy a quedar a escuchar como una desconocida me insulta —sonríe con burla. Que bonita sonrisa.

No, eso no. Es un Idiota malhumorado.

—Nadie te detiene —le respondo viéndolo directo a los ojos, me quedo embobada de más con ellos.

Termina por sacudir la cabeza y se aleja en dirección a su casa.

—Buenas noches, Hübsch.

—¿Qué?

Pero él ya se ha alejado cuando me doy la vuelta.

🍃

Me despierto gracias a que las ventanas de mi habitación son abiertas de repente y la voz de mi madre llamándome.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora