Capítulo 26: Sabor amargo

158 22 0
                                    

Aylen

Cameron frunce su ceño cuando en una de las mesas vacías Max toma asiento.

—¿Qué...? —parece confuso. Max no pisaba un pie en la cafetería desde nuestra ruptura.

—Yo lo invité —lo tranquilizo poniendo una mano en su hombro, él se mantiene viendo en la dirección de mi ex-novio.

—¿Y él aceptó? —bufa y luego voltea a verme — No lo puedo creer, después de meses evadiéndonos sin querer estar en el mismo lugar que nosotros.

Hago una mueca.

—Lo sé. A mí también me pareció extraño cuando lo llamé para hablar y sugirió venir cuando terminara mi turno.

Eso capta su atención.

—¿Y tú qué vas a hablar con él?

—Es sobre Ana —alza sus cejas para que continúe —. Está más arisca de lo normal y quiero saber qué le pasa.

—¿Y por qué no se lo preguntas a ella misma?

Le doy una mirada de obviedad y asiente varias veces al comprender.

—Bueno, tienes razón. Pero no veo en qué Max te puede ayudar.

Le doy una ojeada al mencionado, quien mantiene sus ojos puesto en nosotros.

—Es el más cercano a ella. Puede ayudarme a entenderla.

Suspira.

—Bien. No me parece una buena idea, pero tampoco puedo obligarte a no hacer esto.

Chasqueo la lengua.

Touché.

Le doy la espalda y comienzo a dirigirme hacia Max y en el camino empiezo a detallarlo.

Lleva una camiseta gris que se aferra de maravilla a su cuerpo. Max es de contextura delgada, alto y un gran atractivo que no lo puedo negar. Sus enigmáticos ojos negros observan cada uno de mis pasos a medida que me acerco, el cabello negro levemente despeinado y una diminuta sonrisa en sus labios.

Creo que fue casi imposible que no me gustara cuando éramos amigos. Siempre estábamos juntos después que Ana nos presentó, compartiendo, saliendo de vez en cuando y ayudándonos en las clases.

Nuestro primer beso fue una noche después de un partido importante. Acababa de salir de las duchas y él esperaba por mí afuera de los vestidores, en ese entonces ya empezaba a gustarme y fue para mí el mejor día de mi vida cuando sentí sus labios sobre los míos. Suaves y delicados, tomándose el tiempo de saborearme.

Poco a poco las cosas entre nosotros surgieron hasta que... hasta que eso pasó.

No le guardo rencor, al menos ya no. Fue una persona muy importante en mi vida y me ayudó a comprender muchas cosas, Max sin dudas fue mi primera vez en casi todo.

—Hola —le digo tomando asiento frente a él.

—Hola, Aylen.

—Gracias por venir, en serio —le sonrío.

Se encoge de hombros.

—No es nada para mí —su ceño se frunce un momento —. Sonabas preocupada por teléfono. ¿Estás bien?

Me rasco la nuca con incomodidad.

—Yo sí pero... es sobre Ana —revelo y veo su manzana de Adán moverse cuando traga.

—¿Qué pasa con ella?

Si Ana se entera de que ando preguntando sobre su vida a sus espaldas, se enojará. Pero en este punto ya ni me importa, quiero buscar una solución para ayudarla, pero eso no lo podré hacer si no sé qué le pasa y ella no me lo dirá.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora