Capítulo 9: Conóceme

259 30 1
                                    

Aylen

Adrien camina a mi lado con las manos metidas en sus vaqueros, con la mirada fija hacia el frente.

Cuando me dijo que iríamos a un paseo creí que iba a ser en su auto, pero me sorprendió cuando lo vi empezar a caminar muy tranquilo, dejándome a mí un poco desconcertada.

Yo lo sigo dos pasos detrás, debido a que sus piernas son muy largas y un paso mío equivale a tres para él.

—¿A dónde vamos? —le pregunto tratando de alcanzarlo.

Me mira sobre su hombro.

—No conozco muy bien el pueblo, esperaba que tú me guiaras.

Bufo y me cruzo de brazos, no me puedo creer que esté haciendo esto con este idiota.

—Te guiaría si no caminaras tan rápido —me quejo apartando un mechón de mi rostro de la coleta que supuestamente me hice. A veces me pregunto porqué me lo corté, es un fastidio tenerlo recogido.

—No estoy caminando rápido —me responde frunciendo el ceño —. Es que tú tienes piernas muy cortitas.

Abro la boca, indignada por su comentario.

—No tengo piernas cortitas como tú dices —refuto y troto para llegar a su lado —. No te pases.

Se detiene y se gira hacia mí, da un paso atrás cuando ve la cercanía entre los dos.

Una sonrisa burlona, como las que siempre me regala, aparece nuevamente en su boca.

—¿Ah, no? ¿Cuánto mides? —lleva una mano a mi cabeza y la parto de un manotazo, a lo que él se carcajea — No debes llegar ni a uno setenta, ¿verdad?

Miro a otro lado, mordiéndome el labio con vergüenza.

—En realidad, mido uno sesenta y nueve. Casi cerca.

Adrien se muerde el labio inferior para no destornillarse de la risa que se está aguantando por dentro.

—Ya, venga, prometo caminar más... a tu ritmo.

Golpeo su brazo por su estúpida broma y empiezo a caminar dejándolo atrás, o intentándolo porque logra alcanzarme en menos de un segundo. No dice nada en el corto trayecto, el sol ya está bajando y alrededor de la calle se encuentran varios niños jugando entre ellos, algunos agitan su pequeña mano en mi dirección al verme, cosa que les correspondo con una sonrisa.

Mi acompañante observa el intercambio con interés.

—Hice de niñera de algunos de ellos como favor a sus padres —le cuento, más al frente veo la heladería en la que nos detendremos —. Y los otros... bueno, no es por presumir pero fui o sigo siendo su crush imposible —me mira con una mueca divertida y yo me rio —. Es en serio, algunos fingían que se les había ido la pelota u otro juguete al jardín de mi casa, siempre terminaban encontrando la manera de quedarse un rato más al lograr entrar. No sé, supongo que mi encanto atrapa hasta a los niños —bromeo y me rio de mi propio chiste.

Adrien sacude la cabeza con una sonrisa divertida.

—"Ich bezweifle es nicht" «No lo dudo»

—¿Qué dices?

—Nada. Mira, ahí hay una heladería, detengámonos.

Pasa por mi lado para ir hacia allá y no me queda de otra que seguirle.

Un chico nos atiende y Adrien me sugiere que pida el que quiera, así que eso hago. Cuando tengo mi pequeño tarrito de helado de chocolate con chispitas, él se ofrece a pagar. No refuto, así que cruzamos la calle luego de que terminamos.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Where stories live. Discover now