Capítulo 20: Desahogo

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Adrien

Estoy sentado en mi escritorio trabajando desde mi laptop cuando el timbre de la casa suena.

Frunzo el ceño, ni mi abuela ni Nere se encuentran aquí, ellas tiene sus propias llaves por lo que me pregunto quién es la persona que me hace distraerme. Me pongo una camiseta blanca  y bajo las escaleras. Esta vez el timbre suena repetidas veces y solo me preparo para mandar a la mierda a quien sea que esté afuera.

—¿Se puede saber por qué cara...? —paro en seco al abrir la puerta y ver a Aylen frente a mí.

—¿Puedo pasar?

Confuso, me hago a un lado lado al verla mirar sobre su hombro, como si se asegurara de que nadie la sigue. Y no solo por eso, sino también al ver su rostro casi con lágrimas derramándose y sus manos temblando.

—¿Dónde está Cecile y tu tía?

—No están, así que no te preocupes por eso.

Asiente y lo único que se me ocurre es dejarla ahí unos segundos para luego volver y tenderle un vaso de agua.

—Tómatela, estás muy nerviosa.

Lo hace pero no es capaz de darle más de un sorbo, se sienta en el sofá y entonces empieza a mover su pierna derecha de arriba abajo.

—Yo... siento mucho haber venido así sin avisar... es que...

—Hey —la interrumpo cuando empieza a divagar —. No tengo ningún problema con que estés aquí, ¿entiendes? ¿Quieres contarme qué te tiene así? Me estás preocupando, Aylen.

Suspira y esconde el rostro entre sus manos. Hago una mueca porque en verdad no me gusta para nada verla así, mucho menos con los ojos cristalizados por las lágrimas que por alguna razón no deja salir.

—Mi hermano acaba de llegar.

—¿Aidan? —frunzo el ceño.

Sacude la cabeza varias veces.

—Camilo. Es el mayor.

—¿No tienes buena relación con él?

—Al contrario, desde que nací él, Aidan y yo siempre estuvimos juntos.

De acuerdo, no entiendo.

—¿Y...? —la aliento a seguir mientras me cruzo de brazos aún de pie.

—Llevaba meses sin saber de él, a eso sumémosle los que no lo había visto ya que es un agente muy bueno del FBI —revela y deja caer su cabeza en el espaldar del sofá —. Entonces hoy llega de sorpresa y adivina qué, ¡llega con una mujer completamente desconocida a la casa diciéndome que es su novia!

—¿Es bueno o malo?

Refunfuña.

—No lo sé, ¿vale? No tuve tiempo de reaccionar bien porque simplemente los dejé con la palabra en la boca y salí corriendo de mi casa hasta llegar aquí. Ni siquiera puedo distinguir qué es lo que siento realmente.

Me quedo en silencio por unos segundos, analizando bien lo que me acaba de decir. Al final, decido sentarme en la mesita de madera de café frente a ella.

Esos bonitos ojos grises me observan de inmediato. Son de un tono tan oscuro que me impresionaron el primer día que los vi bien de cerca, nunca vi unos iguales. Su cabello está atado en dos trenzas pero aún así varios mechones se escapan ya que es muy corto.

Carraspeo cuando me doy cuenta de que me quedé segundos de más observándola y entonces hablo.

—¿Crees que tu hermano no pudo hablar contigo por... por pasar tiempo con su novia? —le pregunto despacio.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Where stories live. Discover now