Capítulo 34: Verdad o castigo

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Aylen

Me sorprende encontrar a Emery en la habitación una vez yo salgo del baño envuelta en un albornoz con mi cabello planchado y el maquillaje que Ellie me hizo hace una hora.

Está sentada en la cama con las piernas cruzadas. Una bonita falda de cuero pegada a su cuerpo junto a un top de encaje negro. El cabello rizado callando en cascada sobre su espalda. Se ve hermosa.

Pero lo que me hace dudar es ver la expresión de frialdad en sus ojos azules.

—¿Necesitas algo? —le pregunto, cruzándome de brazos. Ella no es de mi agrado total.

En estos días he conversado un poco más con Zack y ya no me resulta tan gruñón como antes. Es una persona callada, habla solo cuando es necesario y mis amigos lo han aceptado sin ningún problema.

En cambio su prima es otra historia. Siempre sonriente y tratando de tener la atención de todos a como de lugar. Incluida la de Adrien.

—Antes de irnos a la fiesta necesitaba preguntarte algo —me dice, poniéndose de pie. Es alta, más que yo con los tacones puestos.

—Soy todo oídos —le digo caminando hacia el tocador y destapando el labial mate de color rojo.

—Cuando te pregunté si Adrien tenía novia respondiste que no.

Afirmo con un sonido en la garganta.

—Eso dije.

Observo su disgusto hacia mi persona a través del espejo. ¿Ya no sonríe?

—Sé que ustedes tienen algo, Aylen. Lo noté en la tensión de cada uno todo este tiempo y hoy lo confirmé —sus labios se fruncen —. Tú estabas con él dentro del auto y hace unas horas desaparecieron juntos.

Dejo el labial en su lugar y me doy la vuelta para enfrentarla. Recuesto mi cadera en el tocador y alzo mis cejas.

—¿A dónde quieres llegar con eso, Emery? —inquiero despacio. Tampoco me pienso negar.

Sus ojos se entrecierran con oído en mí.

—Créeme, Aylen, yo no desisto fácilmente y mi objetivo con Adrien no es la excepción. No voy a retroceder ahora así que no me importa lo que ustedes tengan —sonríe de forma arrogante, acomodando el escote en su pecho —. Pretendo que esta noche caiga rendido por mí y más te vale que no seas un estorbo.

Arqueo una de mis cejas. ¿Me esta amenazando? Suelto una risa divertida.

—Adelante, Emery. Tienes el camino libre —levanto mi dedo —. Pero algo más. ¿Cómo lo lograrás? Será difícil teniendo en cuenta de que rechaza cualquier contacto tuyo. Dime, ¿siquiera te ha dado señales de que le gustas?

Su mandíbula se aprieta con violencia y un crudo odio se instala en sus ojos. ¿Creyó que me intimidaría viniendo aquí? Mi madre me enseñó mucho, ella más que nadie trató con mujeres como ella que intentaban buscar algo con mi padre a toda costa, me enseñó a defenderme pero sin llegar al punto de rebajarme a la altura de nadie. No voy a hacer caso omiso ahora.

—Mira...

La interrumpo, acercándome a ella.

—Escucha, Emery. Lo que hagas esta noche me importa un carajo, adelante, saca a relucir tus encantos. Si lo logras tienes mi respeto. Pero solo te advierto una cosa: aléjate de mí, a diferencia de los demás yo no me creo tu patética actuación de chica buena y sonriente. En tus ojos se nota la malicia y la codicia y sinceramente no te quiero cerca de mí.

—Tienes demasiada seguridad —reprocha con un bufido.

Sonrío y chasqueo mi lengua.

—Soy Aylen Smith. La seguridad va de la mano conmigo.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora