Capítulo 32: Ahora soy yo la que no quiere

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Adrien

Aidan sacude la cabeza, confundido por las palabras torpes de su hermana y continúa bajando las escaleras conmigo al lado.

—¿Tú sabes qué le pasa? —me pregunta, para mi sorpresa.

—¿Por qué debería de saberlo?

Me observa un breve segundo.

—Porque últimamente, a excepción de Ellie, eres tú quien pasa más tiempo con ella —se encoge de hombros —. Ha estado un poco distraída últimamente.

¿Distraída cómo?

A mi mente regresan las palabras que Ellie me dijo ayer. Aylen esperaba un mensaje mío todos estos días apartados. ¿Será que estaba distraída por mí?

Mierda. Eso haría sentir bien a otra persona pero no a mí, imaginarme que mi estúpida indiferencia la ha hecho sentir mal y que otros lo noten hace que quiera golpearme la cabeza por imbécil.

Si mi hermana, Anya, supiera de esto, seguramente me golpearía la cabeza con su cuaderno de tapa dura de dibujar y luego me regañaría como si ella fuera la mayor y no yo.

Y joder, tal vez lo necesite porque rememorar esos ojos grises apartándose de los míos cada vez que chocan me tiene mal. Es como si evitara tener cualquier contacto conmigo.

Solo tuve dos novias en mi vida; una cuando tenía trece y otra a los dieciséis. Al entrar a la universidad conocí un par de chicas, pasaba tiempo con ellas sin ningún problemas mientras me enfocaba en mis estudios, todo sin mentirles porque tenía las cosas claras, no me iba a desconcentrar de lo que realmente quería.

Nunca me comporté como un patán con ellas, aunque hubieron algunas que esperaban más de mí de lo que podía ofrecerles. Sé cómo tratar a un chica, las tres mujeres más importantes en mi vida me lo han enseñado, incluso mi padre a pesar de que nunca tuvo mucha suerte con ellas.

Entonces, ¿por qué simplemente no voy y trato de arreglar las cosas con Aylen? Ese es mi plan, incluso antes de que Ellie viniera a mí.

Pero la forma en la que ella me evita me da a entender de que no será fácil, menos si Emery está cerca. Noté los ojos de Aylen cada vez que ella se me acercaba o buscaba cualquier tipo contacto conmigo, sé que no le agrada mucho que esté cerca de mí y cómo le dije una vez, no me gusta hacerla sentir insegura. Necesito hacerla saber que no podría ponerme mis ojos en otra chica que no sea ella, no a esta altura del juego.

Tengo que buscar la forma de hablar con ella, me empieza a hartar esto de estar distanciados. Pero me lo merezco por idiota, ¿no?

—No sé nada, amigo —termino por responderle a Aidan. Llegamos al jardín de atrás.

Suspira.

—Ya pronto descubriré qué le sucede, no me gusta verla así.

Otra razón más para odiarme a mí mismo.

Tomo asiento en una de las tumbonas cerca de la piscina enorme, tiene tres jacuzzi con uno en medio.

Pronto los demás salen para hacer lo mismo que yo, Nick y este chico llamado Zack traen las cervezas y tomo una botella cuando me la tienden.

—¿Y las chicas? —pregunta Cameron.

Se suponía que Aylen estaría aquí.

A su lado, Max toma asiento tranquilamente. Ni idea de qué hace aquí, tampoco de cuáles son sus intenciones con Aylen. Lo vi el día que la dejó frente a su casa, solo espero y que no intente nada con ella. Veo el anhelo en sus ojos cada que la mira. Lástima, no pienso soltar a esa bonita rubia de ojos grises.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Where stories live. Discover now