Capítulo 42: Feliz cumpleaños, Hübsch

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Aylen

Dos semanas después

La puerta de mi habitación se abre justo en el momento que me despierto y por ella entran las personas más importantes en mi vida.

Es inevitable que mi sonrisa salga al ver el pastel en las manos de Vero con el número 18 en medio.

—¡Feliz cumpleaños, piojosa!

Los primeros en abalanzarse sobre mí son Aidan y Ellie, abrazándome a la vez mientras me desean buenos momentos y más años a su lado.

—Bienvenida a la mayoría de edad —mi pelirroja me guiña el ojo sonriéndome con amor —. Ya estás vieja.

Me rio.

—Pues tú tienes diecinueve, entonces ya eres una ancianita a punto de irse al más allá.

Me empuja suavemente por el hombro y deja que Vero sea la siguiente en abrazarme y desearme cosas lindas que me hacen apretarla más contra mí.

Los siguientes son mis padres. Mi madre me envuelve en un abrazo lleno de amor que me hace temblar los labios.

—Feliz cumpleaños, mi cielo —besa mis mejillas sonrojadas —. No puedo creer que ya mi bebé más pequeña es toda una mujer —aplana los labios con los ojos llenos de vida —. Te amo.

—Y yo a ti mamá. Mucho.

Cuando mi padre me abraza me termina levantando con mucha facilidad de la cama haciéndonos reír a todos.

—Estoy muy orgulloso de ti y tus hermanos, Aylen —murmura contra mi cabello aún sin soltarme —. Eres muy valiente, hija, lo demostrarte desde antes de nacer cuando el doctor dijo que era un peligro que tu madre estuviera embarazada. Pero aquí estás.

—Te amo mucho, papá —digo con mis ojos lagrimosos.

Han sido siempre mi apoyo, no hay vida en la que no esté agradecida de tenerlos.

—Sabes que yo más, princesa.

Besa mi frente y me deja en el suelo cuando Vero enciende las velas y pide que las sople después de pedir un deseo. En realidad, no lo hago, no creo que nada de eso pase, pero aún así les doy el gusto.

Me dejan a solas para que pueda darme una ducha y prepararme. No tendré una fiesta, quiero algo tranquilo. Además, no es que mi humor ande por los aires.

De Max no he sabido nada. Mucho menos de Ana. Mis amigos han sido de mucho apoyo junto a mi familia. Esa tarde cuando salí de esa casa lo único que quiera era alejarme y correr lejos, mi único pensamiento era llegar a la colina, mientras subía me caí y terminé lastimándome la rodilla y una hora y media después Adrien me encontró. No me tomó por sorpresa. Algo me decía que sería él quien me encontraría.

Cuando me dormí sobre su regazo y desperté ya estaba en mi habitación y era de noche, Ellie dormía junto a mí y al darse cuenta que estaba despierta me abrazó hasta que pude dormir otra vez. Estaba cansada. Los próximos días el resto de mis amigos venían a casa y no me dejaban sola, sus presencias no me molestaban, al contrario, me sentía feliz de tenerlos a mi lado.

Adrien por otro lado me daba mi espacio, se aparecía por las noches en mi habitación y me distraía con cualquier cosa hasta que terminaba dormida.

No me dejé caer en un pozo de agua por la traición de quienes creía que eran mis amigos. Lloré, sí, solo dos días. Ya luego me hice entender a mí misma que quienes te aman no te traicionan, Ana nunca fue mi amiga y, recordando todo lo que dijo, puede que ella tuviera un poco de envidia hacia mí, cosa que no me hace sentir bien en lo absoluto.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Where stories live. Discover now