E P Í L O G O

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Dos meses atrás

Adrien

Me despierto con la maldita cabeza taladrándome de dolor.

Por eso evito que mis emociones me controlen, porque luego mi mejor amigo se vuelve el alcohol.

Como puedo me siento en la cama y trato de orientarme un poco en donde estoy, cierro y abro mis ojos y cuando por fin logro enfocar me doy cuenta de que estoy en mi habitación. Hay ropa mía regada en el suelo y en la esquina una que definitivamente no es mía ya que es de mujer.

Sam.

Me tambaleo al ponerme de pie y me meto a la ducha, dejando que el agua fría me despierte por completo. Me quedo ahí al menos quince minutos y cuado siento que mi piel comienza a arrugarse, salgo y me cepillo los dientes antes de cambiarme.

Mientras bajo las escaleras recuerdo lo que pasó anoche como para terminar en este estado tan deplorable.

Increíble que a mi edad aún quieran controlarme la vida como si fuese un maldito niñato.

Como me lo esperaba, Samantha está en mi departamento, lo que me enoja es verla con mi ropa puesta.

—Buenos días, querido —dice cantarina al verme llegar. Intenta besar mi mejilla, pero la aparto yéndome a la cocina por una aspirina y un vaso de agua —. Veo que no estás de humor.

—¿Por qué tienes mi ropa? —le pregunto con la garganta rasposa aún.

Se encoge de hombros.

—Estabas borracho, te traje y me pediste que me quedara y no iba a dormir incómoda.

—Yo no te pedí que te quedaras.

Bufa y rueda los ojos celestes.

—Es cierto. Pero quería ser una buena persona y ayudarte.

—Eres todo, menos buena. Pero gracias de todas formas.

Camino de regreso por donde vine, pero ella se me atraviesa y me detengo. Tiene el cabello azabache cayendo por su espalda, las pecas que tanto odia tapadas por capas de maquillaje.

—Sabes que no tienes huida aquí, Adrien.

—No soy marioneta de nadie, mucho menos de Grace —le digo harto de todo. De ella, de mi familia, de todo el maldito mundo.

—¿No quieres ser el dueño de la compañía de tu padre cuando él se retire? Sabes que ese día se acerca, y si no eres tú, quien tomará el puesto, será Markos.

—Sobre mi cadaver.

—Entonces, ¿qué más da cumplirle el tonto capricho a tu madre y fingir que somos novios? —sonríe burlesca y se cruza de brazos mientras acorta la distancia entre los dos — Nos conviene a ambos, querido.

—Mi respuesta sigue siendo la misma —asevero y sus ojos brillan como si fuera un reto.

—Tendré que hacerte cambiar de idea —dice antes de intentar besarme.

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Actualidad

Conozco a Samantha desde que me mudé a Londres, hija de padres adinerados y cercanos a mi familia. Tenemos la misma edad, solo que ella es menor por unos dos meses.

¿Qué tiene ella que ver en mi vida?

Ludwig Company no es solo de mi padre, sí, es cierto que esta no existía desde hace ya muchos años luego de que mi abuelo haya perdido todo por un mal contrato. Pero cuando papá conoció a Grace ella lo ayudó a levantarla la de las cenizas y ser lo que es hoy en día. Pero con la meta siempre puesta en el dinero.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Where stories live. Discover now