Capítulo 29: No recordaba que esto fuera tan difícil

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Aylen

Asomo la cabeza y toco varias veces la puerta entreabierta del despacho de mi padre. Lo encuentro viendo por la ventana mientras tiene el teléfono pegado a su oreja.

Al verme sobre su hombro, me regala una sonrisa y asiente para que pase y continúa hablando pidiéndome un momento.

Entro, yéndome directo a la silla en la que siempre se sienta con su computadora a trabajar algunas noches. Él, al verme un par de segundos, sonríe negando con la cabeza.

Desde pequeña siempre tuve esta costumbre de venir aquí, sentarme y hacer como si este fuera mi espacio.

No solo eso, sino que siempre quería hacer todo lo que él hacía; creer que era una empresaria cada vez que nos llevaba a la compañía. Si me dejaba en su oficina, me sentaba también en su silla giratoria y jugaba a que era mayor y daba órdenes y asustaba solo con la mirada como suele hacer mi padre. No lo voy a negar, siempre he sido la pequeña consentida de mi papá, y todo el tiempo buscaba ser como él.

—Encárgate tú mientras tanto. Yo viajaré junto a mi esposa en tres días, tengo algo que resolver por aquí primero —dice mi padre por teléfono.

Tomo algunos papeles esparcidos en la mesa, son sobre la empresa y algunas hojas solo son imágenes de las armas que fabricamos.

Una de las hojas llama mi atención, son algunos nombres de los cuales desconozco a quienes pertenecen, pero, al ver que todos están en rojo, sé que son las personas que han tratado de quitar a mi padre del puesto que tiene hoy en día.

Leo solo algunos, pero al final dejo todo en su lugar y le presto atención a mi padre cuando cuelga la llamada y me enfoca.

—¿Qué pasa, princesa?

Sonrío ante el apodo y recibo el beso en la sima de mi cabeza.

—¿Viajarás a la empresa?

Afirma, guardando el teléfono en su pantalón.

—Sí, tengo algunos problemas que resolver —dice, luciendo cansado y hastiado.

—¿Muy graves?

—No...

Ruedo los ojos.

—Papá, sé todo lo que pasa en la empresa —revelo y él alza sus cejas, un poco sorprendido. ¿En serio se creía que nunca me iba a dar cuenta? —. ¿Cuándo pensabas contármelo?

Se pasa los dedos por la mandíbula cubierta de barba.

—No lo iba a hacer porque creí que no era algo tan grave. Que lo resolvería pronto.

—¿Qué pasó ahora?

Suspira y sacude la cabeza, haciendo que un par de mechones caigan sobre su frente.

—Pensé que solo había una sola persona infiltrada.

—Hay más —deduzco y afirma.

—Exacto. Por eso voy me iré de viaje con tu madre ahora que ustedes no estarán aquí.

Sí, con los chicos ya tenemos todo preparado para partir en dos días. Mis padres no objetaron en dejarnos ir, saben que los momentos como estos se nos agotan.

Cameron tiene todo cubierto en la cafetería. Es un alivio que sus padres hayan decidido viajar para ayudarlo, por eso su madre se queda al mando en la cafetería mientras que su padre se hace cargo de Chloe y la hermana menor de mi amigo.

—¿Le dijiste a Camilo? Sabes que él también podría ayudarte.

—Le dije. Nos veremos allá cuando viaje, por el momento aún no puedo hacerlo, pero tan solo vaya y sepa quiénes me están jodiendo el negocio... —sisea con la mandíbula apretada.

Me pongo de pie, sin poder evitar imaginarme el destino de esas pobres personas.

—Me huele a que varias cabezas van a rodar.

Rodeo su cuerpo y apoyo mi cabeza en su pecho. Mi padre me rodea con sus enormes brazos y besa la cima de mi cabeza, soltando una corta risa.

—Esos tiempos pasaron. Cambié —dice convencido.

—Porque mi madre te tiene bien domado.

Bufa, tratando de alejarme de su cuerpo pero yo solo me carcajeo y lo abrazo más fuerte, aunque con un solo movimiento él fácilmente podría deshacerse de mí.

—Quisiera negarlo, pero sí.

Sacudo la cabeza y me pongo de puntillas para besar su mejilla y dar un paso atrás.

—Me iré a dormir, solo vine a decirte que no te quedes despierto hasta muy tarde o mamá se enojará contigo después.

Blanquea los ojos.

—¿En qué momento se me ocurrió tener una niña? Con tu madre me bastaba —pregunta viendo el techo.

Lo señalo con mi dedo.

—Soy quien le da color a tu vida, papá.

Besa mi frente, sonriendo.

—Descansa, princesa.

—Te amo, tú igual.

Salgo de su oficina y voy directo a mi habitación para encerrarme en ella. Hablar con alguno de mis padres siempre me hace bien, me olvido de cualquier cosa que me moleste. Ellos me tranquilizan.

Recojo a Blau del suelo y lo acuesto conmigo en mi cama.

Mi lado masoquista me exige tomar mi celular y torturarme leyendo los últimos mensajes entre Adrien y yo antes de que nos alejáramos, o más bien, él me alejara a mí.

Lo he visto varias veces salir con los chicos y mi hermano, pero él a mí no. Por más que me muera de volver a hablar con él, hacerle preguntas y seguir conociéndolo, no soy capaz de insistirle, no soy capaz de verlo a los ojos y que mi conciencia me recuerde la última vez que hablamos frente a su casa, la manera en cómo me miró y habló conmigo.

No quiero que mi conciencia vuelva a susurrarme cuánto me duele su indiferencia hacia mí, porque aunque se lo niegue a Ellie cada vez que lo pregunta, algo en mí se retuerce y me enoja eso.

Me enoja que en tan poco tiempo Adrien sea capaz de afectarme de esta manera hasta el punto de verlo a escondidas cuando está en el jardín de su casa o cuando se monta en su auto.

No recordaba que esto fuera tan difícil.

«Ni siquiera con Max te sentías así»

Y eso es lo que me aterra de sobre manera.














Capítulo cortito, pero ajá 🥲

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Where stories live. Discover now