Capítulo 10

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Zelda y Link se encontraban cerca de la posada, donde el héroe le estaba cocinando para la princesa. Habían estado hablando con el rey Dorphan, quien había aceptado en ayudar a los hylianos a reconstruir el reino. Habían acordado en que compartirían materiales y provisiones, y mandaría a sus mejores arquitectos y constructores para ayudar en lo que pudieran. Algunos ancianos no habían estado de acuerdo, pero por suerte el monarca era un zora amable y bondadoso y la decisión era suya.

La princesa se quedaría aquella noche en la región antes de partir de nuevo de viaje. Link quería aprovechar el tiempo para pasar un rato con su mejor amiga, aunque por una parte también ansiaba estar con Sidon para hablar de lo que no pudieron.

—Echaba de menos tus platos —dijo Zelda con aquella voz amistosa y dulce que la caracterizaba.

El espadachín soltó una pequeña risa mientras le servía a Zelda un plato de aquel arroz con carne. Le encantaba cocinar para ella, pues era también una forma que tenía de mostrar su afecto a los demás.

—¿Entonces estás visitando todas las regiones? —preguntó él mientas se servía también un plato. Empezó a comer casi enseguida, aunque quemase aún la comida.

—¡Sí! Ya hablé con los goron, y también nos prestarán su ayuda. Yunobo es el que está más dispuesto a colaborar, se veía muy decidido —mencionó ella. Link apenas la miraba pues estaba pendiente de la comida—. Mi intención ahora es ir a ver al poblado orni... Link, ¿vendrías conmigo? Estoy segura de que a Teba le encantará verte otra vez.

Aquello hizo que el rubio dejase de comer y mirase directamente a su amiga. Un rayo de tristeza cruzó por sus ojos, pero no dejó que la chica lo notase demasiado.

—¿Quieres que vaya...? —preguntó en un hilo de voz.

—Sé que es muy repentino, pero sí. Es un viaje largo y creo que nos lo pasaríamos bien en el camino. Pero no es solo por eso. —La princesa se acercó un poco más a su amigo y le tocó el brazo amistosamente—. Link, me encantaría que estuvieras ahí para la reconstrucción del reino. Creo que tener al héroe de Hyrule cerca puede animar más al pueblo. Eres una figura importante y... yo necesito a mi mejor amigo a mi lado.

Link miró a Zelda, sin saber muy bien qué contestar. ¿Otra vez tendría que ser una figura en la que todos se apoyasen? No estaba seguro si estaba mentalmente estable para eso. Estaba agotado todavía, las pesadillas eran recurrentes y sentía como todo se le venía abajo. Además, ver algunos lugares derrumbados le hacía revivir ciertas escenas dolorosas. Aquellos días en la región zora habían significado una pequeña luz en la oscuridad, y no quería irse. Sobre todo por Sidon, con quien tenía un asunto pendiente aún.

Pero Zelda confiaba en él. No quería dejar a la princesa sola, no después de haber perdido a su padre, su castillo y su vida anterior. Lo menos que podía hacer por ella era acompañarla hasta el final en esa misión de recuperar Hyrule... ¿no?

El espadachín se sentía contra la espada y la pared. Por una parte estaba Sidon, a quien le debía una respuesta a su declaración; por otra estaba Zelda, a quien tampoco quería defraudar.

Las siguientes palabras las dijo con cierto peso en sus hombros. Volvía a sentir que tenía una responsabilidad como elegido, un nuevo deber que debía anteponerse a sus sentimientos. El reino no se iba a reconstruir solo.

—Si me necesitas... iré contigo.

En ese momento oyó a Sidon llegar, y no le hizo falta mirarlo para saber que lo había escuchado. Se giró hasta mirarle, y en sus ojos ámbar pudo ver un vestigio de tristeza que fue apagado rápidamente por una sonrisa.

—Princesa Zelda, Link... Venía a ver si estaba todo bien. ¿Necesitáis alguna cosa? Pedid lo que sea sin problema.

—Todo bien, muchas gracias —contestó ella—. ¿Cenas con nosotros?

Lo que nunca dijimos (Sidlink)Where stories live. Discover now