Capítulo 38

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Cuando Itrea tuvo un momento libre y ya no había ningún cliente, les preparó a los tres un poco de té con algo para comer, pues no habían desayunado. Link apenas probó bocado, pues estaba con el corazón lleno de emociones que no sabía explicar.

—¿Entonces quieres que te cuente más cosas sobre Aryll?

—Por favor. Y sobre mi padre —pidió Link. Estaba sentado con las manos en los muslos, entre Sidon y Zelda.

—Oh, cielo. Te contaré lo que quieras. —Itrea sonrió y dio un sorbo de té antes de hablar—. Aryll y yo nos conocimos un día después de que los sheikah la trajesen aquí. Ella estaba asustada, tu padre estaba muy enfermo y ella se sentía muy sola. Yo tendría seis años entonces...

    »A pesar de la miseria que sufría Hyrule ambas nos hicimos muy amigas. Tanto que fue como una hermana mayor para mí. Ella nos ayudó a mi familia y a mí a cuidar de los cucos y con el tiempo se sintió como en casa. A medida que fuimos creciendo, la situación con los monstruos fue calmándose y la aldea fue más segura. Tu padre mejoró gracias a la medicina sheikah, pero su enfermedad le dejó secuelas de las que no se recuperó del todo. Aryll cuidó de él lo mejor que pudo, con nuestra ayuda.

    »Conoció a su futuro marido cuando cumplió dieciséis y él diecisiete. Se habían visto varias veces por la aldea desde la infancia pero nunca habían hablado. Oh, ambos hacían una pareja hermosa. Eran tan dulces el uno con el otro que todos nos derretíamos al verles. Ella, un día, le pidió que la entrenara porque quería ser tan fuerte y valiente como tú para poder ayudar a proteger la aldea si hiciese falta. Como la espada jamás le gustó, prefirió convertirse en arquera. Aunque, que yo recuerde, jamás usó una flecha para matar a nada ni nadie. Era tan talentosa con el arco, siempre daba en el blanco y no fallaba ni una. Ah, decía que quería convertirse en una aventurera, así que a los veintidós, él y su novio hicieron pequeños viajes por Hyrule para traer provisiones a Kakariko. Cielos, él la protegía tanto... No le quitaba los ojos de encima.

    »Tras varios años ella quiso sentar cabeza así que se casaron. Tuvieron una boda preciosa en la aldea una primavera, bajo los cerezos en flor... Estaban tan sonrientes, tan alegres, que recuerdo que lloré de emoción. Aquel fue uno de los días más felices de tu hermana, y lo recuerdo perfectamente. Yo misma le ayudé a ponerse el vestido y a prepararse, estaba tan nerviosa y a la vez tan entusiasmada...

    »Tras mudarse juntos, ella quiso empezar a trabajar así que me ayudó a la re-inauguración de la tienda de alimentos que había sido remodelada, y ambas trabajamos juntas en ella. Aún recuerdo el día en el que vino tarde al trabajo, con la noticia de que estaba embarazada. Las dos nos pusimos tan eufóricas por la emoción que llamamos la atención de todos los clientes. Ah, que tiempos. Cuando nacieron los mellizos, Aryll fue la persona más maternal y cariñosa que conocí en mi vida... No paraba de decirme que ojalá estuvieras allí para verles crecer. Oh, estuve presente siempre que ella le contaba a sus hijos sobre ti... Lo hacía con tanta ilusión en sus ojos, que se me saltaban las lágrimas. Fue una gran madre, tan cariñosa, comprensiva y valiente... Decía que no quería que a sus hijos les faltase nunca una figura maternal como a ella le pasó.

Link se obligó a respirar después de estar conteniendo el aire en sus pulmones. Quería ser fuerte y escuchar toda aquella historia, aunque doliese. Quería sentir ese dolor, comprenderlo y superarlo.

Sidon y Zelda le cogieron cada uno una mano, dándole valor y ánimos.

—Tu padre murió cuando ella llegó a los treinta... Él siempre preguntaba por ti y no paraba de decirnos lo orgulloso que estaba y cuánto te extrañaba. Aryll me contó que cada noche miraba un cuadro tuyo y que solía hablarte, pidiéndote perdón por haberte mandado a seguir sus pasos. Cuando se fue, Aryll se mantuvo fuerte. Lo lloró lo que tuvo que llorarle y tras el luto volvió a sonreír como antes. Se levantó como siempre había hecho. Sus amigos y familia estuvimos allí para ella en cada momento de su vida.

Lo que nunca dijimos (Sidlink)Where stories live. Discover now