Capítulo 19

546 64 36
                                    

Sidon salió de su habitación con una sonrisa en la cara. Había llegado un nuevo día y estaba lleno de energía. Estaba lloviendo levemente, lo que era muy apreciado por los zora. Le encantaba sentir el agua cayendo sobre su piel, llenándolo de vida y de una alegría que no sabía explicar.

Hoy quería pasar el día entero con Link, pues no habían podido hacer nada el anterior. Aunque estuviera lluvioso quería llevarlo a pescar, pues siempre se divertía mucho por las maneras tan extrañas que tenía el espadachín de atrapar los peces.

Sin embargo, él no se encontraba en ningún sitio. Lo buscó cerca de la posada, frente a la estatua de Mipha, y hasta en su habitación, en la cual aún todavía estaban sus cosas. Se recorrió el palacio entero, sin prestar demasiada atención en todos los zora que lo estaban saludando.

Link había desaparecido completamente.

—Príncipe, el rey te está esperando en la sala del trono —dijo Rivan, con una sonrisa leve que transmitía un poco de preocupación.

—¿No puede esperar? Estoy buscando a...

—Me dijo que quería hablar contigo urgentemente.

El príncipe suspiró, perdiendo los nervios un poco. No es que no quisiese hablar con su padre, pero en aquellos momentos estaba preocupado por Link. Sin embargo, no tuvo más remedio.

Asintió y acompañó a su amigo hasta la sala del trono. Allí, Sidon se detuvo frente a su padre, saludándolo con una sonrisa radiante a pesar de que estuviese inquieto.

—Buenos días, padre. ¿Qué ocurre?

—Buenos días, hijo mío. Verás, Muzun está un poco preocupado por ti. Me ha dicho que no estás rindiendo como normalmente y que estás muy distraído. ¿Estás entrenando siquiera?

Sidon abrió mucho los ojos de repente. ¿Cuánto hacía que no entrenaba con las lanzas? Puede que desde que Link llegó al dominio zora, y eso fue hace ya... ¿cuánto? ¿Un mes, quizá? Ni siquiera se había acordado de hacerlo, pues había querido ser un buen anfitrión y prestar atención en su invitado.

Y en cuanto a sus tareas, las estaba llevando a cabo aunque a un ritmo más lento. Conocía cuál era su cometido y estaba intentando seguirlo. Siempre había sabido ser un buen príncipe.

—Culpa mía. Retomaré el entrenamiento con Bazz lo más pronto posible. Pero el resto de mis tareas las estoy haciendo en cuanto me es posible. Por favor, dile a Muzun que no se preocupe.

—Espero que así sea, hijo. Ya sabes que tienes que prepararte para cuando asciendas al trono —le contestó, y Sidon asintió, con seriedad. Cuando creyó que su padre no diría nada más, éste volvió a hablar—. Y en cuanto a tus escapadas nocturnas...

El príncipe se quedó congelado en el sitio durante unos instantes.

—¿Escapadas nocturnas? —repitió Sidon, alzando más la voz de lo que habría querido—. Oh... ¿te lo ha dicho Muzun, verdad?

Le estaba empezando a dar muy mala espina todo aquello. Entre la desaparición de Link y esa mención de las escapadas nocturnas empezaba a sentirse muy nervioso. ¿Qué sabía Muzun y qué le había contado al rey?

—Me contó que te estabas yendo cada noche con Link al exterior. Sidon, ¿estás descansando bien? Se te ve más cansado que de costumbre. Creo que no deberías trasnochar ni irte de aventuras nocturnas. Sé que Link es tu amigo, pero...

—¡Pero, padre! Link necesita mi ayuda... —dijo, mirando con seriedad y decisión al rey—. No me corresponde a mí hablar en su lugar, pero él no ha estado del todo bien este tiempo. No quiero dejarle solo frente a todo lo que está atravesando.

Lo que nunca dijimos (Sidlink)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon