Capitulo VIII - Una tarde de películas

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Este capítulo será narrado por Miguel. <3


Las náuseas no habían abandonado tu cuerpo en toda la mañana y la culpa te comía por dentro, era evidente que Victoria podría salir herida, no entendías cómo había pasado por tu cabeza exponerla ante tal peligro y te sentías aún peor porque aún cuando ella estaba en peligro, hizo caso a tus palabras y cumplió con tu deber a la perfección y los registros de las anomalías de esa especie a la perfección facilitando el estudio de este. La habías mandado a casa por el día a descansar y la pelinegra se negaba rotundamente a faltar al trabajo, de hecho, aún en casa te estaba mandando constantes mensajes para ver si podía hacer algo desde casa, no podías quejarte porque tu le enseñaste a ser así en el trabajo aún cuando sólo eran Secretaria— Jefe, bueno tampoco sabías que eran ahora.

Desde el primer día te molestó la pequeña existencia de ella, normalmente tiendes a regañar de manera exagerada pero con ella no fue así, era tan obediente y seguía tus órdenes al pie de la letra, algo que te sorprendía porque en su ficha no había registro de ningún trabajo formal, no podías imaginarte de donde había aprendido a cumplir tan bien, era bastante responsable y limpia, algo que exiges en el trabajo.
La chica tenía unos 4 años menos que tu, pero tu juraste que eran muchos más debido al físico de ella. No eras mucho de hablar, te limitaste a comunicar lo justo y necesario pero ella al parecer también, eso era algo que te hacía sentir bastante cómoda con ella.
Era una chica simple y común, no te referías a que fuera una humana solamente, si no que su personalidad era fácil de tratar y nunca mostró alguna emoción en el trabajo más allá del enojo que sabía disimular muy bien pero tu ya sabías esa manía que tenía de arrugar la nariz para contener sus emociones, lo hacía seguido cuando tu estabas malhumorado en el trabajo.

Muchas veces pusiste a prueba su confianza, pero jamás pudiste notar algo sospechoso en ella, era increíblemente honesta y leal al momento de trabajar, mantenía silencio cuando se lo pedías y te hacía favores sin rechistar, en otro contexto hubieses podido decir que era la esposa perfecta pero jamás la viste con otros ojos, o eso duró al menos por los primeros 4 años que trabajaste con ella.

A veces escuchabas su risa desde tu oficina pero jamás la habías visto hacerlo en frente tuyo, hasta que un frío día de invierno bajaste a la despensa a buscar los cafés para prepararte uno, hasta que una familiar risa captó tu atención y caminaste al lugar de donde provenía, era Victoria junto a Hobie Brown riendo de manera exagerada, la chica se retorcía mientras Hobie picoteaba sus costillas y luego cargaba las cajas que ella estaba cargando, eso te llegó como una patada en el estómago e hiciste una mueca de disgusto ¿Era posible que después de todos esos años era la primera vez que la veías reír? No entendías si te molestaba eso o el hecho que fuera ese ruidoso spider quien se había dado ese lujo.

La manera en la que sus ojos formaban dos medialunas mirando hacia abajo y que sus mejillas se abultaran, tornándose algo rojas te estaba haciendo sentir raro, jurabas nunca haberte fijado en el delicado contraste que hacía su cabello negro acompañada de su blanca piel, ¿Esas pecas siempre estuvieron ahí? Tu estómago estaba revuelto y tu corazón se detuvo en cuanto ambos chicos notaron tu presencia. Victoria volvió a su semblante serio y le quitó de las manos las cajas a Hobie, el cual mantuvo su sonrisa burlona hacía ti, cómo lo detestaban.

— Jefe, noté que no quedaba café en su oficina así que bajé a buscarlos, no iba a tardar mucho. — Tan acertada y al pendiente como siempre, la miraste con falsa molestia y volviste a tu papel, antes te había tomado por sorpresa al verla así pero no volvería a pasar.— Bien, había tenido que bajar yo a buscarlos, para la próxima avísame para no tener que darme la molestia de bajar hasta acá, y tu Hobie, deberías hacer algo productivo porque te he visto muy seguido aquí. — Alzaste una ceja mientras bajabas la comisura de tu labio, mirando con desdén y antes de recibir respuesta, te fuiste de vuelta a tu oficina.

Yes, Sr. O'hara ─ 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 𝑂'ℎ𝑎𝑟𝑎Where stories live. Discover now