Capitulo XII - Una caliente reunión

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(‼️ Capítulo con agresión, quedan advertidos ‼️)

― Suéltame, no puedo cocinar si estas así, necesito apresurarme o llegaremos tarde al trabajo. ― Intentabas preparar un huevo revuelto pero Miguel no paraba de meter las manos bajo tu camisa de dormir y tocar tus pechos.

― No seas gruñona, estoy cargando energías. ― Reíste y con mucha dificultad pudiste terminar el desayuno, sacando algunas tostadas y llevando estas a la mesa mientras caminabas torpemente, porque Miguel se negaba a sacarte las manos de encima y caminaba encima tuyo. ― Está servido, jefe. ― Miguel suspiró y se sentó a comer, tu le seguiste y ambos compartieron un dulce desayuno. Después de aquella charla decidieron ir a tu departamento y pasar la noche juntos e irse juntos al trabajo.

― Necesito pedirte algo, por ahora quiero mantenerme lejos de Hobie y necesito que me informes si va a estar en la empresa o en tu oficina, en el peor de los casos, te explicaré luego. ― Miguel obviamente asintió y no preguntó nada, el te podía cumplir ese favor más que gustoso. ― Lo que tu digas. ― Y así concluyó el desayuno, cada uno se dio una ducha por su lado, estaban atrasados y no tenían tiempo de caer en provocaciones, porque sabían que terminarían haciendo cosas indebidas y la responsabilidad iba por encima de todo.
― Toma, un cepillo de dientes, déjalo ahí por si vienes de nuevo. ― Dejaste el cepillo dentro del baño mientras Miguel se secaba y tu terminabas de alistarte dejando unos brillosos pendientes en tus orejas, tomaste un moño y antes de poder hacerte una cola una mano se interpuso, quitándote el cole.

― Ve al trabajo con el cabello suelto, me gusta como se ve, es muy largo. ― Dijo y pasó su mano por tu cabello, tomandolo entre sus manos y dejando un beso en este. ― Bueno galán, pero apresúrate porque en menos de una hora estarán los representantes de los Vengadores.

Miguel asintió y se vistió, y así fue como ambos tomaron rumbo a la oficina, recibieron un millón de miradas y una pequeña angustia se instaló en tu pecho y viste a Miguel quien se mantenía neutro, el no sabía ni tenía como saber los rumores porque nadie jamás se atrevería a insinuar algo así en frente de el porque estaban todos consientes de las consecuencias, a veces dudabas en contarle todo a Miguel pero el hecho de saber que el no tendría piedad en castigar a quien este esparciendo rumores maliciosos te detenía, tampoco querías aprovecharte.

― ¿Por qué estás pálida, te sientes bien? ― Miguel tomó tu mano cuando ya estaban dentro del ascensor y acarició tu rostro.

― Oh, sí, debe ser porque estoy nerviosa por la reunión de ahora, esto es bastante importante. ― Mentiste y el lo sabía, pero lo dejó pasar y subieron hasta el piso donde estaban las oficinas, el castaño fue directo a preparar los documentos y tu fuiste directo a ordenar toda la sala, decorando la gran mesa de la sala de reuniones con alguna que otra planta y después dejaste algunas tazas acompañadas con té, café y azúcar, también dejaste algunos platos con galletas y acomodaste las sillas hasta que estuviesen perfectamente alineadas. Pusiste tus manos en tus caderas y resoplaste, ya estaba todo listo.

― Mi secretaria es muy buena en su trabajo, soy un jefe muy afortunado. ― Unas manos te rodearon desde atrás y posaste las manos en las de el tirando la cabeza hacía atrás hasta dejarla sobre su pecho. ― Tienes razón, no sé que sería de ti sin mi, serías un desastre. ― Te volteaste y diste un pequeño beso en sus labios, tenías labial y no te ibas a arriesgar a que se corriera o dejar a Miguel con los labios pintados. ― Aún quedan 10 minutos, ¿Quieres un café?

― No quiero café, y 10 minutos para mi es suficiente. ― ¿Suficiente para qué? Oh, claro, qué más podría ser.
Miguel tomó asiento en la gran silla que estaba en la punta de la mesa, y te atrajó hacia ti, quedando entre tus piernas, sus pies empujaron tus talones hasta abrir las piernas y subió tu falda con descaro.― Miguel, no hay tiempo y sabes que en cualquier momento podrían llegar, podemos hacer esto luego de terminar la reunión. ― Miguel parecía no escucharte y lejos de detenerse, se vió mucho mas inmerso en lo que hacía y sacó tu ropa interior, guardando esta en su bolsillo, ya más tarde entenderías por qué esto.

Yes, Sr. O'hara ─ 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 𝑂'ℎ𝑎𝑟𝑎Where stories live. Discover now