Capitulo XXXIV ― Hasta siempre

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― ¡Gwen, no preparaste el maíz y ya casi son las 12! No cenaremos nunca si eres así de lenta, amor. ― Gritaba Karla desde el otro extremo de la cocina, y tu saltaste en tu lugar, lo habías olvidado por completo.

― ¡Voy! ― Soltaste tu celular, habías estado mensajeando desde temprano a Victoria pero fue inútil, no había rastro de ella ni de Miguel, y eso te preocupa.― ¿Has avanzado mucho? Dime en qué puedo ayudarte, lo siento mucho.

― Tengo todo listo, necesito solamente que ordenes la mesa. ― Te miraba algo molesta pero de inmediato notó algo extraño en ti, por lo que dejó de lado todos los productos de cocina y limpió sus manos con agua, apresurarse en tomar tu mano y mirarte con preocupación. ― ¿Y esa cara? ¿Pasó algo? Cuéntame.

― Nada malo, sólo que Victoria no me contesta los mensajes y la última vez que ocurrió esto, todo terminó muy mal. ― Suspiraste sin poder disimular tu preocupación.

Era común que Victoria desapareciera cada cierto tiempo, era una mujer que lidiaba ella sola con sus problemas y tendía a tomar distancia hasta resolver sus asuntos, le gustaba aislarse para poder procesar sus sentimientos y pensamientos pero en teoría eso había cambiado desde que estaba con Miguel, estaba mucho más presente y era más abierta con sus sentimientos, pero no podías dejar de recordar cuando desapareció por días y por poco la pierdes, ese temor e inseguridad de ella yéndose era algo que jamás se iba a ir, no querías perderla de nuevo.

Amor, recuerda que hoy es navidad, quizás han estado ocupados con los regalos y la cena, si hubiese sucedido algo malo, ya lo sabríamos. ― Besó tu mejilla y tomó la bandeja con la cena ya lista, y con cuidado fue saliendo de la cocina hasta dejarla sobre la mesa, seguido a ella tú estabas atrás llevando una botella de vino. ― Necesito que te relajes, comeremos esto y te ayudaré a contactarla.

― ¿Qué haría sin mi linda novia mexicana? Mi morrita ― Suspiraste dramáticamente mientras te ponías una mano en el pecho, y en respuesta recibiste un golpe con el paño de cocina.

― Primero, no vuelvas a llamarme así porque pronunciar la "r" te sale horrible, y segundo, nada, llegué a tu vida a solucionarlo todo. ― Se encogió de hombros con aires de grandeza. ― Pensé que iba a salir con una sexy chica independiente, rompecorazones y ruda, pero terminé saliendo con una pequeña niña desordenada que necesitaba una mujer como yo.

― Y sexy.

― Sí, sexy. ― Puso los ojos blancos.

― Decidí que vas a ser la madre de mis hijos, así que debes prepararte. ― Tomaste asiento y tu novia imitó tu acto.

― Un poco complicado. ― Sacó un cucharón y comenzó a servir la comida.

― Nada es complicado si se trata de mi, soy literalmente una Spider Woman. ― La ayudaste elevando tu plato y luego acercaste a ti la comida, olía delicioso.

― Eres una super heroína, lanzas telas de arañas y puedes trepar paredes, pero nada de lo anterior mencionado hace algún énfasis en que alguna pueda tener varita mágica para embarazar, tonta. ― Reías pero no despegar la vista de tu celular en ningún momento, por si recibes alguna notificación. ― Te preocupas mucho por ella.

― Claro, es mi mejor amiga y es alguien por el cual uno debería preocuparse. ― Suspiraste algo triste.

― ¿Por qué?

― La pregunta sería por qué no, a Vicky le ha tocado una vida difícil y no estuve presente en el inicio de su desgracia, pero si lo estuve en sus secuelas, ha pasado por mucha gente mala y me costó demasiado que confiara en mí, ella simplemente se cierra y no deja que nadie pueda ver lo débil que es, pero la realidad es que es una mujer demasiado fuerte, no todos son capaces de seguir adelante luego de todo lo que le ocurrió, me alegra mucho que esté haciendo su vida nuevamente, ¿Recuerdas a Miles? Mi ex pareja.

Yes, Sr. O'hara ─ 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 𝑂'ℎ𝑎𝑟𝑎Where stories live. Discover now