Yes, Sr. O'hara ─ 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 𝑂'ℎ𝑎𝑟𝑎

Capitulo XX - ¿Con quién te acostaste, Miguel?

Llevaban más de una hora desempacando todas tus cosas, ambos se habían puesto pijama y en cuánto terminaran de ordenar todo iban a pedir comida por delivery.

─ Pensé que eras una chica más minimalista. ─ Miguel estaba cansado de sacar tus cosas e ir acomodando estas en la habitación que iban a compartir ahora los dos.

─ Que en el trabajo me muestre así no quiere decir que lo sea fuera. ─ Sacaste una de tus últimas prendas de una prenda y las acomodaste en el closet, que ahora estaba dividido en dos secciones, en uno estaban las ropas de Miguel y en el otro estaban las tuyas. ─ Tenemos que dividirnos las cosas del hogar y ponernos horarios para ciertas cosas. ─ Fuiste cerrando la maleta.

─ Vicky, este será nuestro hogar, no es el trabajo. ─ El chico se acercó a ti y te abrazó por la espalda, besando tu hombro. ─ Dejemos que todo fluya y disfrutemos conviviendo, ya en el futuro iremos viendo como se dan esas cosas ¿Te parece?

Asentiste y suspiraste, eras bastante estricta en cada rasgo tuyo pero eso tenía que cambiar de ahora en adelante si estabas dando inicio a tu vida amorosa. ─ ¿Vamos a ir a la playa? ─ Volteaste a ver a Miguel con una sonrisa algo tímida.

─ Claro, podríamos ir mañana ya que hemos terminado de desempacar tus cosas pero tenemos que ir a dormir ahora mismo para poder levantarnos temprano y disfrutar el día. ─ Besó tu mejilla y tu cuello, volviste a asentir mientras dabas pasos lentos al baño para lavar tus dientes, pero en ningún momento el chico se separó de ti.

─ ¿Crees que debamos irnos en horarios distintos para no llegar juntos al trabajo? Quizás no sea bueno que el resto note eso. ─ Sacaste tu cepillo y le echaste un poco de pasta de dientes, e introdujiste este en tu boca para ir limpiando todos tus dientes.

─ Lleguemos juntos, y sí alguien dice algo, me haré cargo yo. ─ El chico acomodaba tu cabello hacía atrás para darte mejor comodidad para lavarte los dientes y enjuagarte estos, al finalizar se puso a tu lado para el lavarse los dientes y tu te quedaste algo pensativa mientras te apoyabas en la gran espalda del que ahora era tu novio. ─ No quiero darte problemas.
Miguel se enjuagó la boca y se volteó a verte, puso ambas manos en tu cintura y te miró directamente a los ojos. ─ Siempre que se trate de ti, jamás va a ser un problema. ─ Besó tu frente y tu asentiste con una gran sonrisa, te abalanzaste en el para abrazarlo por los hombros y el te levantó levemente por la cintura para llevarte en brazos hasta la habitación.

─ Esta será nuestra noche siendo novios. ─ Dijo el mientras te dejaba caer con cuidado sobre la cama familiar, se metió a la cama junto a ti y los tapó a ambos antes de apagar la luz. ─ Ven aquí. ─ Extendió uno de sus brazos y tu te apoyaste encima de este con rapidez, fuiste rodeada por sus dos brazos y te sumergiste en el pecho de el disfrutando de su exquisito aroma.

─ ¿Realmente podremos dormir así todos los días? ─ Susurraste y el cuerpo del contrario vibró en muestra de que se estaba riendo. ─ Claro, ahora vivimos juntos y pasaremos nuestras noches juntos. ─ Te encogiste entre sus brazos y cerraste los ojos conforme con la respuesta, un sentimiento de paz se fue expandiendo en tu pecho y tus párpados se iban haciendo pesados cada vez más.

Los latidos de los corazones de los dos se comenzaron a sincronizar y los dos cayeron en un profundo sueño, compartiendo una dulce noche donde hasta la luna fue testigo de lo armonioso que había sido haber caído en los brazos de Morfeo ahora que había algo que los unía mucho más que antes, sus corazones habían sido abiertos y ahora estaban conectados con un precioso lazo que se iba a hacer más fuerte a medida que el tiempo pasara, y los dos permanecieran juntos.

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─ ¡Miguel! Te dije que guardaras el bloqueador, fue lo único que te pedí. ─ Estabas con el ceño fruncido mientras abrías el bolso notando como el producto no estaba, tenías una piel demasiado sensible.