Capitulo XXIV - La verdad.

3.8K 459 886
                                    

─ Noir, has programado mal esto. ─ Te pusiste en frente de el y te hiciste cargo de una de las pantallas, arreglando el pequeño error.

─ Lo siento, no me regañes más por favor, creo que podría llorar. ─ Puso una mano en su pecho con clara exageración y tu rodaste los ojos para después reírte, y el hizo lo mismo.

Llevaban ya cuatro días trabajando juntos, habían sido días muy buenos y era un hecho que Peter iba a cometer uno que otro error pero nada que no pudieses corregir, quizás si eras un poco ruda para hacerlo pero debía entender, fue Miguel quien te enseñó, hablando de Miguel, no habías podido contactarte con el esos últimos 4 días pero según lo que Gwen te dijo, estaban llenos de trabajo allá y que todo esta muy difícil, así que no te quejaste aunque lo extrañaras mucho.

─ ¿Vas a almorzar en la oficina hoy? ─ Preguntó Noir mientras volteaba en su silla con su famoso cubo Rubik, tu mientras ordenaste un poco el escritorio del chico porque te desesperaba lo mal acomodadas que estaban las cosas.

─ No puedo, no traje comida y no tengo tiempo para ir a comer a casa, ¿Y tú? ─ Tomaste una torre de papeles y comenzaste a dividirla según su orden alfabético, eras rápida y lo hacías casi como si te hubiesen programado para ello.

─ Iré al casino a comer algo, ven conmigo en ese caso, no puedes no comer. ─ El chico se quitó su máscara para ahora verte con preocupación, tu suspiraste y te acomodaste el cabello hacía atrás, ya que algunos mechones molestaban en tu rostro.

─ No puedo ir ahí, me comerían viva, más si me ven contigo entrando ahí. ─ Bajaste de la plataforma con cuidado y tomaste algunos papeles entre tus manos, los apoyaste en la mesa de reuniones para que estos se pudiesen ordenar.─ Sé que no dejarán de pensar que soy una ramera, pero no quiero intensificar los rumores.

─ ¿No has pensado de donde provienen esos rumores? ─ Te volteaste a verlo luego de su pregunta, en teoría todo comenzó en cuánto fuiste asignada como secretaria de un momento a otro, tuviste privilegios sin esforzarte y por ende, todos supusieron que te acostabas con tu jefe, pero la mayoría de los rumores hablaban de que te acostabas con otros hombres más que específicamente acostarte con Miguel, ahora la duda invadió tu cabeza.

─ Si quieres solucionar eso, primero parte desde el comienzo del problema. ─ Había solucionado el cubo Rubik y lo dejó en su escritorio, ahora viéndote completamente serio. ─ Si quieres puedo ayudarte con eso, no me gusta que estes escondida en tu propio lugar de trabajo.

─ No debes molestarte, estoy bastante acostumbrada a esto y dudo que si descubro de dónde inició vaya a cambiar algo. ─ Te encogiste de hombros algo triste de tus propias palabras.

─ No mereces esto. ─ El chico se bajó de la plataforma para caminar y quedarse en frente tuyo. ─ Eres una chica demasiado dulce, estos días he visto como te matas trabajando y no creo que sea justo que eso se desmerezca sólo por rumores que no son ciertos, tuviste un ataque de ansiedad en frente mio y no quiero ni imaginar cuántos más te han dado aquí, debe ser horrible.

Tus ojos se aguaron un poco y tus manos temblaron, pero no ibas a llorar, no se nuevo. ─ Gracias por decirme todo eso, pero he trabajado así todos estos años y puedo sobrellevarlo.

Peter levantó su mano y la puso sobre tu cabeza, palmeo esta como si fueses una niña chiquita y sonreiste un poco por esto, despeinó todo tu flequillo. ─ Eres igual de testaruda que mi esposa, no entiendo a las mujeres pero está bien, supongo. ─ Suspiró con los ojos cerrados.

─ ¿Ha podido hablar con su esposa estos días? Yo no he podido hablar con Miguel. ─ En cuanto Noir dejó de acariciar tu cabeza, comenzaste a peinar tu flequillo y cabello en general.

Yes, Sr. O'hara ─ 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 𝑂'ℎ𝑎𝑟𝑎Where stories live. Discover now