Capitulo XVI - Está caliente la pizza

11.8K 801 623
                                    

Miguel y tu habían decidido pasar a tu departamento, ya era frecuente ver al chico pasar las noches ahí para luego ir juntos al trabajo o verlo caminar tan cómodo con toalla, como si estuviesen viviendo juntos.

─ Miguel, ¿Luego podrías bajar la canasta con ropa sucia? Yo estaré preparando algo para que comamos. ─ El contrario asintió y tomó la canasta que estaba dentro del baño, también había ropa sucia de el ahí.

─ Mejor pidamos algo, te veo muy cómoda en la cama cómo para levantarte a cocinar. ─ Reíste, había atinado.

─ Sí, es verdad, entonces ve tu a dejar eso y yo pediré unas pizzas, ¿Te gustaría eso? ─ Sacaste tu teléfono y te metiste a la aplicación que tenía delivery de distintos puntos de comida cerca tuyo.

─ Me gustaría estar entre tus piernas ahora mismo, en fin, una pizza estaría bien. ─ Te cubriste con las mantas para tapar tu cuerpo mientras lo mirabas ofendida. ─ No digas cosas así de la nada, vete, vete.

El chico asintió y el sonido de tu puerta abrir para después cerrarse fue suficiente para darte a entender que se había ido, no te complicaste mucho en elegir una opción y optaste por lo que tuviese mas estrellas, pediste una con extra-queso como le gustaba a Miguel. En 45 minutos estaría el delivery y te levantaste para ordenar un poco la cama.

Pusiste un canal aleatorio donde estaban pasando un programa de reposteria y te quedaste recostada viendo esto, eras un poco adicta a ese tipo de shows, estabas tranquila porque sabrías que tendrían toda la noche de nuevo para estar juntos porque ambos decidieron pedir un día libre.
Te sentaste y te quedaste pegada viendo la pantalla del televisor, de fondo escuchaste un sonido de llaves, era Miguel. Lo miraste con una sonrisa, hasta le habías dado una copia para cuando quisiera pasar por ahí, sin duda iban en serio.

─ ¿Todo bien? Hay una señora ahí bastante malhumorada supervisando la sala de limpieza. ─ El chico se fue acercando a ti, hasta sentarse a tu lado en el sofá.

─ ¿En serio? La verdad había una señora, pero fue bastante amorosa conmigo, halagó mis músculos. ─ Pusiste los ojos en blanco, claro que una señora así haría algo con un hombre tan apuesto.

─ Que se espere en la fila, que este hombre es mío. ─ Bromeaste y tocaste los músculos de sus brazos y sacando la lengua, en forma de burla.

─ Que no te preocupe una señora mayor, yo debería ser el preocupado al saber que tienes tantos pretendientes. ─ El chico era tan exagerado y reíste por sus palabras. ─ Miguel, deja de imaginar cosas.

El chico se vió claramente ofendido por tus palabras y te abrazó muy fuerte, haciendo que te quejaras y sacaras una que otra risa. ─ Estoy viendo mi programa, suelta un poco, en serio me preocupa lo infantil que estas actuando conmigo últimamente. ─ Seguido a esas palabras besaste su mejilla, hasta que el chico fue aliviando el agarre.

─ ¿No te gusta? Si quieres puedo actuar un poco más adulto. ─ Una mano fue irrumpiendo en tu short de pijama, con la punta de los dedos fue tocando el interior de tus muslos hasta llegar al borde de tu ropa interior, jugueteando con la tela de este también. ─ Siempre encuentras la manera de poner tus manos encima mio, es como si no hubieses tenido sexo en años.

Bromeaste hasta que se te borró la sonrisa, Miguel te miraba totalmente serio por tus palabras. ─ Miguel... No me digas. ─ La mano fue entrando más dentro de tus prendas y gemiste un poco. ─ Claro que no he tenido sexo en años, ¿Acaso tú sí?

Responder la pregunta del castaño era peligrosa, más aún considerando lo celoso que él era, pero tampoco querías mentirle, qué difícil era pensar en algo si alguien estaba tocando entre tus piernas. ─ Mh, si... pero hace ¿Un año? Quizás un poco más, no recuerdo bien. ─ Esa simple oración fue suficiente para despertar a la bestia.

Yes, Sr. O'hara ─ 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 𝑂'ℎ𝑎𝑟𝑎Onde histórias criam vida. Descubra agora