Amor bajo llave.

50.

Pedazos de una mujer .

Los primeros días los había pasado en la casa que compartió con su madre y su hermana en Roma , había llegado a  ese lugar buscando paz pero contrario a eso los fantasmas de su pasado la internaron en esa profunda culpa que se aferraba a ella como una segunda piel.

No podía seguir soportando aquello.

Se sentía como si se ahogara en un mar profundo que la arrastraba a su interior sin que pudiera defenderse, quería huir de si misma, de su propia piel, quería dejar de ser Sole por unos instantes y ser alguien nuevo, alguien que no estuviera manchada por la vergüenza de haberle sido infiel al hombre que solo le había dado amor y lealtad desde que la conoció.

En su tercer amanecer en la casa de su madre decidió que su huida tenía que ir mucho más lejos, un lugar en el que nadie la conociera, donde no hubiera ni un alma que pudiera juzgarla. Fue entonces cuando recordó las raíces de la familia de su madre, sus abuelos eran escoceses , tal vez en ese país podría por fin encontrar algo de calma para su afligido corazón.

Tal vez las tres horas y media que duraba el traslado de Roma a Edimburgo no parecieran mucho con respecto al deseo de ella por huir a lo más recóndito del planeta, pero al caminar entre calles escocesas realmente pudo sentir que se había alejado de su vida en Italia, por fin pudo respirar.

Sin preocuparse por las maletas que había dejado en el hotel minutos atrás comenzó a recorrer las calles del país que a pesar de haber albergado parte de su familia ni ella ni su hermana llegaron a conocer , supo que su madre había nacido en el lugar pero toda su vida había estado hecha en Italia motivo por el cual nunca lo visitó.

El escuchar a las personas hablar en un idioma que no conocía , los lugares tan diferentes a la playa que la había rodeado los últimos años, el sonido de la vida urbana, todo aquello se sintió como una brisa de aire fresco que la ayudó a respirar de nuevo.

Victoria Street era bastante pintoresca contrario a lo que esperaría de Escocia, tenía muchas tiendas de souvenirs cuyas fachadas estaban pintadas de colores vibrantes , Sole recordó como alguna vez había leído que la autora de Harry Potter se había inspirado en esa calle para el famoso callejón Diagon , era simplemente mágico. Un vendedor ambulante reunía a varios turistas que como ella no sabían por donde empezar su recorrido en aquel antiguo país. A pesar de contar con el ingles como uno de los idiomas que Sole dominaba la manera de hablar de los escoceses era tan diferente y se encontró preguntando varias veces las mismas cosas debido a que no comprendía lo que el vendedor de boletos de aquel tour quería decir. Algunos turistas rieron al verla teniendo dificultades para expresarse con aquel enorme pelirrojo. Una vez que logró entenderse con el hombre se hizo de un boleto para visitar algunos castillos de la ciudad, las horas pasaron lentas y entretenidas , escuchando junto a aquellas personas como el hombre contaba las historias que formaban parte de esos imponentes lugares , como pasado y presente se mezclaban , debía reconocer el talento de ese joven realmente lograba nacer en las personas la sensación de estar en ambas épocas al mismo tiempo, era simplemente cautivador.

Una vez que el tour terminó la rubia le agradeció al hombre la experiencia tan agradable que había vivido, había logrado ahuyentar las memorias que la habían hecho huir a ese lugar en primer lugar, Sole entró a una de las tantas tiendas de souvenirs que había cerca del hotel y compró varios regalos para su familia pero en especial para su pequeña pelirroja, una sonrisa sincera y divertida apareció en su rostro al recordar a su hija , había visto tantos pelirrojos como nunca antes y le resultaba divertido el hecho de pensar que tanto su hija, como su sobrina encajarían perfecto en aquel país, después de todo de ahí venían esas raíces pelirrojas que ambas niñas compartían.

Cuando entró a la habitación del hotel se encontró con su maleta aún hecha justo como la había dejado al llegar y una profunda soledad que le caló hasta los huesos la abrazó sin poder evitarlo. Estaba sola, completamente sola como nunca lo había estado... la peor parte es que se lo merecía.