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¿ Y si no fuera la misma mujer?
Sole estaba acostumbrada a despertar a primera hora de la mañana, pero aquella mañana era distinta a las que había tenido en mucho tiempo, no había una niña llamándola de manera incesante y tampoco había responsabilidades, solo estaban Marcelo y ella.

Oli junto a Marissa se harían cargo del hotel aquel día y Sonia se ocuparía de lo más preciado para la pareja, la pequeña Alba, claro que todo eso no lo sabía Sole así que despertó a la misma hora que todos los días.

Marcelo dormía profundamente podía sentir su respiración en su cuello y su piel desnuda pegada a su espalda, Sole cerró los ojos de manera perezosa deseando disfrutar de ese pequeño pedazo de cielo un poco más, pero había un negocio que cuidar, así que sin ganas se levantó, varios minutos después salió del baño sintiéndose limpia y renovada, aunque su buen humor cambió al ver su vestido roto en el suelo, rápidamente una sonrisa boba reemplazo su mal genio.

- ¿Y ahora con que me voy a vestir?- se preguntó a ella misma.

- Tengo un regalo para ti...- la voz somnolienta de Marcelo la asustó haciéndola caer sobre su trasero.

Sole rompió a reír por lo tonto de la situación y dejó de hacerlo al ver la mirada de amor que le dedicaba su prometido desde la cama.

- Deja de verme así, me pones nerviosa...-

- No puedo evitarlo, sigues tan bonita como la primera vez que te vi.-

- Y tu aún más guapo.-

Marcelo se levantó y camino hasta ella, Sole siguió sus movimientos con lentitud guardándolos en su memoria y reemplazando los años que el no había estado, su desnudez era hermosa, la intimidad que podía tener con el era algo que nunca había logrado con alguien más, podía ser ella sin ningún tipo de filtro, era amada y aceptada con todo y sus defectos, Marcelo era un hogar uno que por fin había vuelto a ella.

- Vamos Sole, tenemos mucho que hacer hoy.-

- Es verdad debemos volver al hotel, Alba ya debe estar despierta y preguntando por ti seguramente.-

-¿Por qué detecto celos en tu voz?- Preguntó Marcelo divertido.

Sole lo miró igual de divertida, sabía que era algo ridículo sentirse así pero nunca había tenido que compartir a la niña y desde su regreso solo existía el ante los ojos de su hija.

- Alba se ha olvidado de mi, solo existe el príncipe para ella.-

- Y para mi solo existe mi reina y mi princesa.- dijo el con naturalidad.

- Estoy tratando de molestarme, no me ayudas hablándome así.-

Marcelo soltó una carcajada y abrazó a su mujer con fuerza.- Bendita sea la vida por tenerte Sole mio.-

Por la noche luego de haber pasado todo el día con Marcelo ambos volvieron a casa y mientras ella charlaba alegremente con sus hermanas en la playa, Gabriel la veía embelesado a lo lejos.

Era constante su presencia, solía viajar a México durante semanas y siempre volvía a Italia donde había abierto un par de galerías, se había acostumbrado a ser su fiel compañero, para todos era solo una amistad que se había vuelto a forjar con el paso del tiempo, pero no para el y para Sole, Tenían una unidad que nadie comprendía, solo sabían que estaban unidos por un sentimiento casi tan fuerte como el que la mantenía unida al padre de su hija y ahora que Marcelo había vuelto debían aclarar todo y terminar con los sentimientos que por años los habían acompañado.

Gabriel había estado ausente en los días que Marcelo había vuelto a la vida, seguía sin creer como luego de tantos años aquello había pasado. Muchas veces había querido convencer a Sole de desconectarlo y ella siempre se había rehusado , aún postrado en una cama el se interponía entre ellos y ahora le arrebataba de nuevo al amor de su vida.

Sole sintió su presencia a su espalda y giró sonriendo, pero el rostro de Gabriel no sonreía y poco a poco su sonrisa también se desvaneció, sabía que había llegado la hora de terminar todo aquello para poder continuar, comenzó a caminar hacia el y algo en su corazón le provocó ganas de llorar, era la consciencia de lo que ellos eran, era la claridad de haber compartido su alma con dos hombres todos esos años, no sabía si podía seguir adelante después de ellos, era injusto tener que lastimar a uno para poder seguir con su vida.

- Hola...-

Gabriel acarició su mejilla con ternura. -Hola. Te ves radiante.-

- Gracias...-

-Supe que el despertó...-

- Si. Aún contra todo pronostico el despertó...-

- ¿Cómo te sientes con eso?-

- Estoy inmensamente feliz, creí que nunca lo tendría conmigo de nuevo y ya ves... el volvió.-

-Asumo que reanudaron su vida juntos.-

Sole asintió.- Yo lo amo Gabriel.-

-Sin embargo yo estuve junto a ti todo este tiempo.-

-Eso yo lo se Gabriel y se que es injusto apartarte de mi de nuevo pero ambos sabíamos que esto iba a pasar...-

- Yo esperaba que no.- Gabriel se moría de ganas por abrazarla y arrebatarla de ese lugar.

-¿Le dirás lo que ocurrió?-

Ambos compartían un secreto que habían guardado celosamente para todos, tantas noches que se habían entregado el uno al otro en la ausencia de Marcelo, Gabriel había sido su apoyo y su ancla para soportar esa soledad que la había marcado por tanto tiempo, de no ser por el se habría derrumbado ante las adversidades, criar sola a una niña, sacar adelante ese negocio, la escuela, tantas cosas que había tenido sobre sus hombros, solo en el había podido dejar esa carga tan pesada.

- No es justo Gabriel... el recién volvió a mi y me ama igual que cuando lo perdí... solo quiero mi vida de regreso.-

-¿Que hay de nosotros? Todo eso fue real Sole, tu me amas también, tu cuerpo me lo dijo tantas veces, no puedes negar un amor como el nuestro...-

- Eso no estuvo bien, tu y yo nunca debimos ser nada. Gabriel por favor vete...-

- Si así lo quieres me iré, pero ten por seguro una cosa. Puede que el sea el mismo al que perdiste hace tanto, pero tu no. Tu creciste y te convertiste en mujer junto a mi, tu no eres la misma y será cuestión de tiempo para que el lo sepa. No puedes estar sin mi Sole...-

Sole lo vio partir y se llevó las manos a la cabeza sintiéndose tan culpable, tan dividida.

Solo ella sabía lo que había sido los últimos años sin Marcelo y como había creado una vida paralela junto a Gabriel, nadie más entendería aquello ni siquiera el mismo Marcelo, Gabriel tenía razón ella no era la misma mujer y de saberse la verdad volvería a perder a Marcelo, debía pensar muchas cosas, debía tomar decisiones.



Amor bajo llave.Where stories live. Discover now