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Mío de nuevo.

Varias semanas habían pasado desde el regreso de Marcelo y con el la vida se había llenado de alegría en Villa Nascosta , Alba era una niña mucho más consentida que antes, todos los días a primera hora del día salía con su padre a recorrer las playas y construir castillos de arena, mientras ellos se desaparecían por largas horas Sole se dedicaba a trabajar arduamente en administrar el lugar, por las tardes Marcelo recibía fisioterapias, a pesar de la gran movilidad con la que ya contaba Sole había notado como sus piernas y brazos se adormecían constantemente y mientras el recibía terapias ella se dedicaba a jugar con su cangrejito, quien la había abandonado mucho desde la llegada de su padre, eso le daba celos a Sole aunque se esfumaban al verlos juntos, era mágico y hermoso como se conectaban, tan iguales y ella los amaba más si era posible.

Aquella tarde el sol ya comenzaba a marcharse, Sole recorría la playa con Alba dormida en sus brazos su pequeña había caído rendida luego de jugar con Marcelo y después con ella, como una madre orgullosa admiraba la belleza de su bebé y en momentos como esos no podía evitar preguntarse si su madre la habría amado tanto como ella amaba a su hija o si su padre alguna vez en su remoto pasado se habría sentido tan orgulloso de ser su padre, porque Marcelo era un padre excepcional, en su mirada había orgullo y completa felicidad cada vez que veía a esa pequeña pecosa , con una tristeza profunda abrazó y acerco más a su hija.

- Haré mi mayor esfuerzo porque seas una niña muy feliz Alba, te lo prometo.-

Marcelo había terminado con su terapia desde hace un buen tiempo y se había dedicado a revisar papeles , además de participar en las nuevas actividades que tenían en el hotel, desde hace días había notado que muchos jóvenes llegaban a Villa Nascosta para perderse del mundo y practicar algo de surf, eso le agradó, aunque había tenido sus dudas sobre el manejo de Sole, ella lo estaba sorprendiendo, le estaba demostrando ser muy capaz, como gerente, como madre y como compañera de vida.

Ahora admiraba absorto a la mujer de su vida, llevaba un buen rato caminando de un lado a otro con la hija de ambos, el había decidido no interrumpirla, sabía que para ella los momentos a solas con su hija eran muy preciados y reconfortantes, Sole necesitaba de Alba como si fuera el aire que respiraba y la niña sentía lo mismo por su madre, a pesar de haberse perdido tanto de ellas estaba convencido de que el amor que los unía a los tres lo había hecho en todo ese tiempo.

El habría mantenido su postura de no interrumpirlas, pero el ver a Sole limpiarse lagrimas lo puso alerta y con cautela caminó hasta donde ella se encontraba.

- Sole, ¿ todo bien?- ella giró sonriendo como siempre y eso estaba comenzando a cansarlo, ella solía ocultarle lo que realmente sentía para no preocuparlo.

- Si, todo esta bien. Estaba a punto de ir a acostar a la niña pero me distraje un poco...-

- Deja que te ayude Alba es algo pesada para ti.- Sole le entregó a la niña divertida.

- No soy tan débil Marcelo.- el le sonrió divertido.

- No quise que sonara así.-

Ambos entraron a su casa y dejaron a la pequeña en la cama, como solía ocurrirles muy seguido se quedaron admirando completamente enamorados a su bebé.

- Ella es tan hermosa...-dijo Marcelo orgulloso.

- Lo es.- coincidió ella sin ver a la niña, estaba muy concentrada en el.

El notó como lo miraba y se acercó a ella como un animal a su presa, Sole fue mas rápida enredó sus manos en su cuello y lo pegó a ella, con ansias se besaron y se acariciaron el calor en el que ardían como si fueran un fuego inagotable no tardó en aparecer, llevaban días tratando de estar juntos y no habían podido, apenas se separaban de Alba y ella despertaba, pero aquella noche iba a ser diferente, Marcelo ya lo había planeado.

Amor bajo llave.Where stories live. Discover now