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Secuelas.

Un mes había pasado de aquel milagro medico, Marcelo avanzaba con su recuperación a pasos agigantados, cada vez podía mover mas su cuerpo y se acostumbraba al presente, adaptándose rápidamente a los cambios que esos años en coma habían dejado.

Sole por otro lado se sentía algo cansada, ser madre y novia a tiempo completo la estaba agotando, claro que debía agregarse el trabajo que el hotel generaba, la administración y promoción del lugar eran responsabilidad de ella en su totalidad y tenía tantos compromisos en puerta, todo era un peso sobre su espalda que ya comenzaba a hacerse notar.

Marcelo la notaba algo cansada, levemente ojerosa y sin energía y cuando ella lo descubría analizándola cubría todo eso con una máscara de energía interminable y una sonrisa radiante. Alba por su parte no le daba tregua a su madre, exigía su atención todo el tiempo y Sole no podía negarle nada a su "cangrejito" como solía llamarla, Marcelo sabía que era hora de hacerse cargo de sus mujeres, de aligerar la carga que Sole había llevado a cuestas todos esos años y rogaba internamente en que eso no afectara su relación, no quería regresar a un mundo donde no tuviera a esa niña de ojos grandes que lo había enamorado años atrás.

-Bien, todo esta listo... ya puedes irte a casa Marcelo.- los aplausos resonaron fuertemente en la habitación, toda la familia y amigos cercanos de el estaban ahí para celebrar que por fin se marcharía a su hogar.

- Gracias por todo Federico, enfermeras gracias por cuidar de mi tanto tiempo estoy muy agradecido con ustedes...- las enfermeras sonreían con adoración, Marcelo era un hombre muy querido.

- ¡Vamos príncipe!- Alba tiraba de la mano de su padre y el le sonrió enamorado, aún no podía creer que esa pequeña fuera suya.

- Hay que irnos cuñado...- Gala le sonrió con amabilidad, de su mano iba otra pequeña pelirroja que lo miraba tímida era increíble que esa niña fuera la bebé que el había conocido, todo era sorprendente y nuevo para el.

- ¡Hay tantas cosas que quiero que veas Marcelo! - Oli hablaba entusiasmada y esa alegría era casi palpable.

El resto de su familia le dedico mas palabras de aliento para irse, pero algo llamo su atención, su rubia miraba con nostalgia esa cama que había sido su compañera en aquel sueño que lo mantuvo cautivo. Con una mirada les indico que salieran sin el, todos comprendieron al instante y abandonaron el lugar dejando a la pareja y a su hija a solas en la habitación.

Sole lucía hermosa con aquel vestido color gris que se adhería a su cuerpo como una segunda piel, dejaba al descubierto sus hombros y cuello y agregando el peinado de coleta alta que llevaba era toda una visión, ¿Dónde había quedado aquella muchacha que usaba vestidos de flores y tenis converse?

Los brazos de Marcelo la abrazaron desde atrás, un escalofrío la recorrió entera como cada vez que la tocaba, suspiró con alivio y se recargo en el, Alba cansada de que sus padres la ignoraran se subió a la cama y fijo su penetrante mirada azul en ambos, ellos sonrieron divertidos por los pucheros que hacía su pequeña.

- ¿Estás lista para ir a casa mi amor?- Sole negó con miedo.

-Me da pavor salir de aquí y darme cuenta que todo ha sido un sueño o algo parecido...- Marcelo comprendió su temor, el estaría peor si ella hubiera sido la que ocupara esa cama y no el.

- Ya terminó, estoy aquí...-

Sole ignoró el hecho de que su hija estuviera frente a ella, giro hasta estar frente a el y tuvo que elevar la vista para poder enfocarlo, con manos temblorosas tomó su rostro y lo examinó varias veces para terminar sonriendo y besándolo, Marcelo devolvió el gesto con ternura y con el deseo de poder estar a solas en su antigua habitación, pero, su hija alzando la voz les hizo saber que no tendrían mucha intimidad en los días siguientes.

Amor bajo llave.Where stories live. Discover now