20.

45 6 1
                                    

Una cosa a la vez.

Sole llevaba en Villa Nascosta una semana exactamente, era increíble lo tranquila que se encontraba, aunque por las noches los recuerdos regresaran y no le permitieran dormir, caminar por la playa todas las mañanas lograba ahuyentar sus pesadillas.

Las personas del lugar desde trabajadores, hasta huéspedes se habían acostumbrado a su presencia, solía tener la misma rutina todos los días, despertar, caminar horas o simplemente sentarse a ver a la nada, comía cualquier cosa que le sirvieran eso sí con nada de carne incluída , por las noches paseaba en los lugares cercanos y después regresaba a dormir o a intentarlo.

Habían sido ya tres meses desde su partida de México, desde aquella noche que seguía atormentado su mente y su corazón.

Pasaba el tiempo reflexionando, no comprendía que había hecho mal, había amado con toda su alma, había sido real de su parte.

Pero Gabriel , pensar en el le dolía, no solo esa traición, le dolían los momentos felices, los momentos que ni siquiera llegaron a vivir, su mente la convertía en la villana , le hacía creer que habían tenido razón en culparla, justo como se sentía ahora Gala debió de haberse sentido, ella la había lastimado y ahora pagaba las consecuencias, estaba recibiendo su merecido, no era alguien bueno.

Le gustaba observar a Marcelo, nunca paraba de trabajar, atendía el hotel con una dedicación increíble, se notaba el amor que le tenía y eso convencía a Sole de vender su parte, solo estaba esperando el momento adecuado para hablarlo con él aunque eso significaba irse de ese bonito lugar.

Una de las cosas que se habían convertido en rutina los últimos días eran sus largas charlas por las tardes, solían sentarse sobre la arena ,  él hablaba sin parar contándole como había empezado ese sueño, eran  como dos viejos amigos, podían hablar de cualquier cosa exepto el pasado de Sole o el cáncer eso era un tema que Marcelo ya estaba aprendiendo a no tocar, al menos el cáncer era uno que no abandonaba quería convencerla de operarse estaba dejando pasar un tiempo que podría ser crucial, pero Sole tenía miedo, estaba aterrada, paralizada.

Aquella tarde había decidido pasar una semana más en el hotel y por eso debía pagar su estancia, días atrás se había comunicado con el banco que tenía el dinero de su madre y para su tranquilidad ya podía disponer de él.

Olimpia charlaba alegremente con Marcelo, revisaban algunos papeles y reían de vez en cuando, Sole notó como se formaban arrugas en los ojos de Marcelo cada que sonreía,era un hombre guapísimo y de un corazón de oro.

- Hola...- ambos levantaron la vista hacia ella.

- Que podemos hacer por ti Sole?- Marcelo la miraba sonriente y Olimpia había pasado a ser invisible prácticamente.

- Quiero liquidar mi cuenta e iniciar otra, tal vez pase otra semana aquí...-

- De ningúna manera, tú no tienes que pagar nada, este lugar es tan tuyo como mío.-

- Marcelo no me ofendas... déjame pagar de otra manera será mejor que busque un lugar donde me traten como un cliente.- Marcelo no esperaba esa respuesta, no quería que se fuera y no estaba seguro del porque.

- De verdad que no es necesario...-

- Bueno entonces al menos déjame trabajar de esa manera cubrire mi estancia aquí.- Esa idea le agrado bastante a Sole y se felicitó por ella.

- No hay nada que puedas hacer...- Marcelo se sintió culpable por el gesto de decepción en el rostro de ella, pero sabía que necesitaba descansar.

- Marcelo una de las meseras no llegó y la gente empieza a impacientarse...- a Sole le brillaron los ojos , muchos años atrás había sido mesera en Monterrey.

Amor bajo llave.Where stories live. Discover now