49. Sin retorno

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Alice:

Después de aquella extraña y corta conversación con la señora Elisa todos regresamos a casa de Chris. Mi novio se encuentra conmocionado y aterrado ante la posibilidad de que Sam no sea su hermana sino su media hermana.

--Jones, necesito decirte algo que me oprime el pecho.

--Dime, sabes que puedes confiar en mí.

Suspira y estaciona fuera de su casa, toma aire y se arma de valor.

--No sé cómo me siento al ver a mi madre otra vez. Sé que dije que la odio pero...-- su voz se quiebra -- no es verdad, nunca pensé en lo mucho que la extrañaba.

Tomo su rostro y lo acaricio con ternura mientras lo veo llorar.

--No sé cómo debo sentirme al respecto...

--Es tu madre, Chris, inevitablemente sentirás amor por ella. Y está bien, no puedes controlar tus emociones.

--Hubiera querido abrazarla, pero le dije cosas horribles. Soy una persona horrible...

--No lo eres, solo estás experimentando emociones fuertes y confusas. Ella es la adulta, sé que no se lo tomó a mal.

Se recuesta en mi regazo y acaricio sus cabellos para darle consuelo.

--Gracias por escucharme.-- se enjuaga las lágrimas.

--Gracias a ti por contarme.-- dejo un beso en su cabeza.

Retoma la calma, se limpia los ojos y me pide entrar a su casa nuevamente. Bajamos del auto e ingresamos a su casa tomados de la mano, veo que conversan de algo muy diferente al juicio.

--Jones, iré a ver a mi padre a su habitación, ya regreso.-- besa mi frente y se va.

Me siento en una de las sillas, la incomodidad se apodera de mí al notar la mirada de la señora Julissa. Trato de distraer mi mente, pero es inevitable oír la conversación.

--Hace muchos años que no había vuelto a escuchar de usted, que casualidad que conocía ya a nuestros nietos.-- le dice el abuelo de Chris al doctor Mark.

--Que loco-- comenta Mark. --Pero así es la vida, llena de casualidades.

--¿Cómo está su madre Meredith? La última vez que los vimos fue hace varios meses atrás.-- comenta la señora Julissa.-- Saludala de mi parte.

--Mi madre se encuentra bien, ha estado algo enferma pero nada grave. Y desde luego Julissa, le haré llegar sus saludos.

--¿Y su esposa como ha estado? La preciosa Michelle.

--Mich está muy contenta, ha sido un buen matrimonio.

--¿Ve qué los padres no se equivocan? Y usted qué estaba renuente en casarse con ella o con la loca que quiso matarlo.

--Julissa no seas imprudente por favor.-- le pide su esposo.

--Usted tiene razón Julissa, no debí involucrarme con aquella otra mujer, estaba desquiciada.

--Es lo que digo, vea usted en lo que estamos metidos porque mi hijo no nos oyó cuando le dijimos que esa era una mala mujer.-- suelta un suspiro.-- Pero aún tenemos a mi nieto para que haga las cosas bien, es joven aún y pronto se aburrirá de su noviecita.

No evito observarla tras lo que acaba de decir, me dirijo a la cocina. No planeo escuchar cómo habla de mí tan descaradamente, como si yo no estuviera presente. Voy a la cocina a beber un vaso de agua, ¿será que la señora Elisa tenía razón? Julissa era una verdadera serpiente al igual que las amigas de Della.

Sin Salida Where stories live. Discover now