52. La llave

17 2 5
                                    


Unos días después

Alice:

Finalmente había llegado el fin de semana, no me sentía bien desde que fui al psiquiatra y dijo que mis alucinaciones auditivas se debían a una psicosis breve a causa del estrés al que estaba expuesta, puede que el estar frente a tantas mentiras me hacen enloquecer. El psiquiatra dijo que en menos de un mes y con la medicación todo volvería a la normalidad y es lo que más espero.
Della había estado algo triste por mi situación, pero ella trata de fingir que esta bien. No entiendo mucho a la abuela, antes de vivir con ella tenia un concepto distinto. Ahora se que Della es bastante frágil, temerosa y sobreprotectora de quienes ama.

Finalmente decido levantarme de la cama para poder desayunar, hago tostadas y leche caliente para después sentarme a la mesa y comer.

-Hola Ali, quería agradecerte- veo a Dafne sonriente- Adelaida dejó que regrese a la preparatoria, será poco a poco pero me aliviada saber que mi ultimo año no la pasaré encerrada.

-Esa es una muy buena noticia, me alegro mucho por ti Daf.

-De verdad muchas gracias, eres muy linda después de todas las cosas que te hice...

-Es mejor olvidar el pasado, no importa.- le dedico una sonrisa.

Ella se marcha de la cocina, Dafne había cambiado mucho. La terapia le estaba sentando de maravilla, después de largos meses de depresión, sesiones con su psicóloga, recaídas y abstinencia a comer estaba comenzando a ser una nueva versión de ella misma.

Veo la hora en el reloj de pared y ya era muy tarde para estar en pijama, después del desayuno lavo lo que usé porque a Della le desquicia el desorden y ¿a quién no?

Me doy una ducha rápida y al abrir el closet veo con frustración la caja que descubrí escondida dentro del piso que intenté abrir sin éxito. Tomo una blusa con cuello de tortuga que no tenía mangas pero podía cubrir los hematomas causados por Anthony.

Me recuesto en la cama a empezar con la tarea para el lunes, pongo música y abro la ventana para que entre la brisa mañanera.

"Eres un fiasco, encuentras algo tan raro y eres una inútil para poder abrir y ver lo que hay dentro."

No, la voz otra vez. Aún no es hora de la medicación, los pitidos en los oídos martillaban mi cabeza. Siempre estaban presentes junto a las voces que empezaban a enloquecerme.

"Madre estaría decepcionada de tener por hija a una tonta."

"Encontraremos la manera de ver lo que hay dentro, no intentamos lo suficiente."

Odiaba lo que me estaba pasando, aquellas voces. Una tan cruel conmigo, pero tenían en común algo y es que carecían de sonido o un tono específico. Era como escuchar susurros que iban de un tímpano al otro.

Tomo mi cabeza y empiezo a masajear mis sienes, me acerco a la radio y le subo al volumen. El psiquiatra dijo que debía encontrar algo que me ayudara a distraerme cuando esto pasaba, ya fuera pintar, dibujar, leer, oír música o alguna actividad física.

"Chris no ha escrito desde anoche, ¿será qué salió con una chica mucho más bonita? ¿Será que amaneció en otras sábanas?"

Sin Salida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora