26. No es tu culpa

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Varios días después:

--No puedo ayudarte si no me dejas

--Es que no puedo, me siento ridícula con esto. Lo siento Katherine, pero esto no funcionará-- salgo de vestidor con las cuatrocientos atuendos que me dio Katherine para probarlos

--Esto también es nuevo para mí, eres la primera a quién le haré un cambio de look. Y al parecer Katia tenía razón, soy un fiasco

--No te sientas mal Katherine, el problema soy yo. Simplemente no puedo salir de está ropa, me siento segura así

--Escucha, mañana nos veremos nuevamente. Se acabaron los centros comerciales por estos días, organizare una nueva sesión para mañana en mi casa. Durante este trayecto solo seremos tu y yo ¿te parece?

--Si-- sonrió por amabilidad

Salimos juntas del centro comercial, me lleva a casa en su automóvil, un hermoso y lujoso Maserati Quattroporte de color blanco.

Katherine es una hermosa mujer de veinticuatro años, es alta, tiene la misma contextura física de Katia, su forma de vestir es divina, tiene un corte de cabello bob que le queda perfecto, tiene los ojos de un color celeste ceniza y su manera de vestir es exquisita.
En lo que respecta a su actitud, es una persona muy amable y dulce, la primera impresión que me lleve de ella fue que era una presumida que no toleraba a los demás. Por eso siempre me dije que no hay que juzgar un libro por su portada. Excepto con Jack, ¡estúpido Jack!

Estaciona enfrente a casa de Adelaida desciendo de su auto

--Tómate un baño, descansa y pon la mente en blanco. Mañana será un nuevo día, vendré por ti por la tarde ¿okay?

--Okay

--Cuídate Ali-- se despide y la veo marcharse

Hace ya cuatro días que acepté la propuesta de Katia, creí que esto sería sencillo pero es mucho más complejo que la conjetura de Hodge.

Katia cambió mucho desde aquella tarde que vino a casa a dar su idea, no vino a clases dos días, no respondía los mensajes y ha estado muy distante con nosotras, su tristeza es cada vez más notable y no sé que hacer para ayudarla. No habla mucho, está cada vez más delgada y apagada.

Entro a casa y bebo un vaso con jugo de melón, estoy más tranquila de que el degenerado vecino de Sam se mudó del vecindario hace dos días, eso me deja más aliviada. Subo las escaleras y me dirijo a la habitación de Della para pasar un rato con ella, para mi sorpresa ella no está ¿¡dónde pudo haber ido!? Y más en ese estado. La busco por el resto de la casa, sin éxito alguno. Salgo al jardín, por último quizá esté en la cafetería; salgo alarmada fuera de casa y encuentro a Dafne quien llega muy animada

--¿Por qué traes esa cara?-- me interroga, desconcertada

--No encuentro a Della por ningún lado-- le informo preocupada

--¿¡Qué!? ¿¡buscaste bien!?

--Si Dafne, la busqué por todo lado. Iba a la cafetería para ver si ella está ahí

--Vayamos juntas, entonces

Nos apresuramos a entrar a la cafetería y para nuestra desgracia está Natalie aquí ¿a qué vino?

--¿Qué haces?-- interroga Dafne de mala manera

--Te dije que destruiría tu vida social ¿recuerdas?-- le pregunta Natalie con ironía-- eso es lo que hago, así que tu abuela es una panadera ¿he?

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