9. Lágrimas y sonrisas

63 17 58
                                    


Días después:

Después de vestir el uniforme me apresuro y bajo a desayunar con Dafne.

—Buenos días Ali.

—Hola Dafne —sonrió y me siento con ella.

—Hoy tendremos mucho tiempo para hablar —sonríe de manera extraña.

—Si, por cierto no sabía que Ethan y tú...

—Fue hace tiempo —me interrumpe —, ya es cosa del pasado, algo sin interés.

Sonrió por amabilidad, me incomodaba su tonos de voz. Ella sabe mucho de mí pero yo no sé nada de ella, excepto lo que Della me contó.

Salimos para abordar el autobús, ya en el me hace una pregunta que me deja abochornada:

—¿Se besaron ya?

—No —respondo de inmediato.

—Ah, en nuestra primera cita él y yo si nos besamos. Él es muy apasionado —su tono de voz se torna arrogante.

—Yo no quise —respondo —, saldremos de nuevo este fin de semana.

—¿A dónde? —no abandona su tono anterior.

—A una cita al aire libre, haremos un picnic.

—Fabuloso ¿quién llevará la comida?

—Me ofrecí yo —su pregunta se me hace rara.

—Entonces llevale algo que tenga almendras. Él las ama —su sonrisa extraña no desaparece.

—Gracias Dafne, ¿no te molesta qué este saliendo con él?

—Para nada Ali, él no me interesa, nunca me interesó.

—Si tú lo dices, Dafne tengo una pregunta desde hace algún tiempo ¿por qué tratas mal a Jhonatan?

—Sólo me gusta molestarlo, además es un igualado —su comentario me molesta muchísimo.

—¿Por qué crees eso? Él es un gran chico, es respetuoso y trabajador.

—Es tu amigo no el mío.

El resto del camino no dijimos más, me disgustaba su actitud con Jhonatan. Ella tenía otra forma de ser, era cruel, calculadora y mala. Deseaba no tenerla de enemiga nunca.

Minutos después ya estamos en la preparatoria, ella se aleja y yo voy a mi salón.

—Hola —saludo a Katia y a Gina.

—Hola Ali —responde Katia.

Gina parece no haberme oído y decido volver a saludarla.

—Hola Gina —me acerco más a ella.

—Disculpa, estoy algo distraída —sus labios se curvan en una sonrisa débil.

—¿Le pasa algo? —miro a Katia para que me de una explicación.

—Ha estado así desde...ya sabes —contesta y entiendo inmediatamente.

—¿No te gustó?—la interrogo.

—No es eso.

—¿Entonces qué tienes? Estás así desde que pasó eso aquella noche —dice Katia con notable preocupación —. Es más, ni siquiera nos has contado como te ha ido ¿nos contarás?

—Si, lo haré ahora.

—Pero tenemos clase —digo.

—No, el maestro Walsh no vendrá esta semana. ¿No sabías que le dio varicela?—explica Gina y deja escapar una risa suave.

Sin Salida Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum