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-Ten toma a la niña

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-Ten toma a la niña.

Taehyung agarró de forma instintiva a su sobrina cuando su hermano se la dejó de sopetón en brazos, tras lo cual salto pitando. Típico. Ya había presenciado antes esa sutil treta de pasarle a quien tuviera al lado y se negaba a ser el pardillo en esa ocasión. Normalmente lo hacía cuando su sobrina acababa de...

-¡Uf, que ascó!

El asqueroso olor lo envolvió de golpe. Su sobrina sonreía orgullosa, mientras las babas le caían por la barbilla y le manchaban a Taehyung los pantalones de seda. El pañal de JiYoon estaba hasta arriba, y los tres pelos de la niña estaban de punta, como si hubiera salido de una película de terror.

-Lo siento, JiYoon, el tío Tae no cambia pañales. Cuando seas mayor, te enseñaré a montar una moto, ligarse a alguien guapo para el baile de fin de curso y a comprarte tu primer carnet falso. Hasta entonces no cuentes conmigo.

La pequeña se metió un puño en la boca desdentada y se lo chupo con gusto.

Taehyung contuvo una carcajada. Echó un rápido vistazo a su alrededor por sí había algún familiar cerca al que colocarle la niña, pero la mayoría de los invitados se encontraba en la cocina y en el salón, cerca del bufet. Suspiró, se levantó del sofá, se colocó a su sobrina en la cadera y casi se dio de bruces con el hombre que más lo irritaba en el mundo.

Jeon JungKook.

Él lo sujeto con firmeza antes de que pudiera tambalearse siquiera. El calor del contacto chisporreó como el aceite al tocar una sartén hirviendo, pero Tae mantuvo una expresión impasible, ya que estaba decidido a no dejarle saber cuánto lo afectaba. Casi le había robado a su amigo del alma, y se había metido en la familia de JiMin con una simpatía y una facilidad que lo fastidiaban. Dado que su hermano había diseñado el proyecto de recuperación de la zona del río, Jungkook recibía invitaciones a las reuniones en las que se mezclaban los negocios y le placer. Se topaba con él en todas partes, y eso la obligaba a recordar su desastrosa cita a ciegas y le provocaba una constante humillación.

-¿Estas bien, cara?

Su voz aterciopelada le acarició las entrañas como un gigante de seda. JiYoon esbozó una sonrisa babeante y soltó una especie de suspiro. ¿Quién no lo haría? Jungkook era guapísimo, era innegable.

Analizó su aspecto físico con ojo crítico. Llevaba la melena negra recogida en una coleta baja, en la nuca. Su cara era una extraña combinación de elegancia y de fuerza, con las cejas enarcadas, los pómulos prominentes y la mandíbula fuerte. Y la piel levemente morena, lo que delataba su ascendencia italiana.

Sin embargo, eran sus ojos los que lo mataban.

Oscuros e insolubles, almendrados, y enmarcados, por espesas pestañas. Esos ojos siempre siempre tenían un brillo travieso, estaban llenos de buen humor e irradiaba una pasión ardiente que burbujeaba bajo la elegante superficie.

𝙇𝙖 𝙏𝙧𝙖𝙢𝙥𝙖 | 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙑Where stories live. Discover now