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¿Cuando le había dado ordenes una mujer mayor? Jamás

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¿Cuando le había dado ordenes una mujer mayor? Jamás. A menos que contará a la madre de JiMin, y sólo cuando iba de pequeño a casa de su amigo. Poco a poco fue midiendo los ingredientes y echandolos a un cuenco grande. En fin, si iban a torturarlo, bien podían hablar un rato, pensó.

–Jungkook me ha dicho que le enseñaste a cocinar cuando era pequeño. ¿Siempre deseo hacerse cargo de La Dolce Famiglia?

–Jungkook no quiso ni oír hablar del negocio familiar durante mucho tiempo –respondió mamá Jeon– Era un apasionado de las carreras de coches

El omega menor se quedó boquiabierto.

–¿Como?

–Sí. Se le daba muy bien, aunque yo lo pasaba fatal cada vez que participaba en una. Por más que su padre y yo intentábamos disuadirlo, el siempre encontraba la manera de volver a los circuitos. En aquel entonces, la pastelería iba muy bien y habíamos abierto una segunda tienda en Milán. Su padre lo sermoneaba sobre la responsabilidad que suponían la familia y el negocio.

–No me había contado nunca lo de las carreras– murmuró Taehyung sin suerte consciente de que lo había dicho en vos alta. ¡Mierda! ¿Por qué no iba a estar enterado del pasado de su marido? –Mmm, quiero decir hasta ese extremo.

–No me extraña. Apenas habla de esa época de su vida. No, Taehyung, los huevos se cascan así.

Tras cascar con pericia un huevo con una sola mano, lo dejo caer en el cuenco. Taehyung trato de imitarla, pero hizo trizas la cáscara. Dio un respingo, pero la madre de Jungkook le acercó más huevos y le ordenó que siguiera. Aunque el omega intento concentrarse en la tarea, no dejaba de imaginarse a un Jeon Jungkook más joven que desafiaba a sus padres para pilotar coches.

–¿Qué pasó?

Mamá Jeon suspiro.

–Las cosas se pusieron difíciles. Un amigo de Kook resultó herido, y eso nos inquieto todavía más. Por aquel entonces ya sabíamos que JiHyo no queria saber nada del negocio y el sueño de una empresa familiar empezó a irse al traste. Claro que también se nos presentaban otra opciones. Mi marido quería crecer. A mi me gustaba cocinar y quería seguir con las dos pastelerías. Quien sabe qué camino habríamos tomado. Sin embargo, La Diosa Intervino y Jungkook eligió su camino.

El omega cascó un huevo golpeándolo con el borde del cuenco. La clara y la yema se deslizaron hasta el interior sin que cayera un solo trozo de cáscara, lo que le provocó una extraña satisfacción. El siete debía de ser su número de la suerte.

–¿Jungkook decidió dejar las carreras?

Mamá Jeon negó con la cabeza y su expresión se tornó arrepentida.

–No. Jungkook se marchó de casa porque quería ser piloto profesional.

El rubio contuvo el aliento.

𝙇𝙖 𝙏𝙧𝙖𝙢𝙥𝙖 | 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora