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Taehyung miró al cura si estuviera allí para practicar un exorcismo

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Taehyung miró al cura si estuviera allí para practicar un exorcismo. En la habitación reinaba el silencio y Jinyoung los miraba muy nervioso por su falta de reacción. De hecho, en cualquier otro momento y lugar, habría sido tremendamente gracioso. Casi como una de esas comedias que le gustaba ver sentada en la comodidad de su salón, en las que se sucedían las situaciones ridículas.

Ni de coña. No se iba a casar con Jeon Jungkook.

Se le escapó una carcajada histérica. Esa era la gota que colmaba el vaso. Esperó a que Jungkook contase la verdad. Jamás lo llevaría a cabo. Joder, él era su peor pesadilla hecha realidad, aunque en la cama fueran muy compatibles y él le hubiera murmurado tonterías. A plena luz del día Jungkook perdería el interés y seguiría buscando a su esposo ideal. Uno que fuera más apropiado para su familia y para él. Alguien como JiMin. 

Jinyoung dijo por fin;

–Esto... ¿chicos? ¿No están felices? Vamos a celebrar una boda.

Dado que su falso esposo parecía petrificado y totalmente aturullado, decidió mostrar sentido común. Inspiró hondo.

–Veran, tenemos que decirles algo importante. La cosa es que Jungkook y yo...

–¡Espera!– rugio Jungkook ahogando sus palabras.

Los ojos casi se le salieron de las órbitas cuando el Alfa se acercó a él, lo tomó de la mano y se volvió hacia su familia.

–Lo que Taehyung quiere decir es que no esperábamos que la ceremonia se pudiera celebrar tan pronto. Taehyung quería invitar a todos nuestros primos y tíos a la celebración –su carcajada sonó hueca y falsa–  ¿Como lo consiguieron el permiso tan rápido? Padre Richard, lo que quiero decir es que Supuse que querría que Taehyung y yo asistieramos a los cursos prematrimoniales antes de bendecir nuestra unión.

El padre Richard, con su presencia celestial, no se percató se maldades ni de mentiras, de modo que esbozó una sonrisa afable.

–Por supuesto, por supuesto, es lo habitual, Jungkook. Sabes que la iglesia tarda en aprobar la celebración de un matrimonio, pero tú has estado a mi cargo desde pequeño. En cuanto tu madre se entero de que volvías a casa, se puso en contacto conmigo y empezamos con los tramites. Además, eres un Conde, y la aristocracia tiene sus privilegios.

Mamá Jeon se incorporó con mucho trabajo. Bebió unos sorbos de agua y le dio el vaso al padre Richard. Cuando habló, su voz sonó muy débil. Cosa rara, porque incluso cuando estaba cansada su madre escupía las palabras con una fuerza que se contradecía con la frágil visión que tenía delante. Por la Diosa, tal vez estuviera muy enferma.

–Lo entiendo, hijo mío. Y no quiero pasar por encima de sus deseos, pero me temo que no estoy en condiciones de soportar una gran fiesta. Me siento muy débil. El médico va a volver mañana y dice que, si sigo así, puede que me traslade al hospital para hacerme unas pruebas –Sus ojos castaños tenían un brillo decidido.– Les pido que lo hagan por mi. Quiero verlos pronunciar sus votos en la terraza trasera para que pueda asegurarme de que su unión está casi completa. Por lo que veo aún les falta la marca, pero con que se casen es suficiente para mi.

𝙇𝙖 𝙏𝙧𝙖𝙢𝙥𝙖 | 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora